Después del... baloncesto: Nino Buscató, entre la canasta y la panadería
Con 1,78 metros de estatura, fue considerado uno de los mejores bases de Europa de su época. Alternaba el horno de pan con el juego y cuando se retiró fue profesor de Educación Física
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![Nino Buscató posa con una hogaza y con un balón](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/11/20/collagebasket-RdgpfkjuAJ81i6xLgxmopqO-1200x840@abc.jpg)
Francesc 'Nino' Buscató (Pineda de Mar, 1940) ha sido uno de los mejores jugadores de la historia del baloncesto español. Base de 1,78 con espíritu de escolta y una facilidad pasmosa para lanzar desde el exterior cuando todos los tiros valían dos puntos porque ... la línea de tres aún no existía y que le dio por imitar a un americano llamado Jerry West, que lanzaba en suspensión y que posteriormente inspiraría el logotipo de la NBA. Empezó a jugar en su pueblo, el Pineda de Mar, y en 1957, con 17 años le reclutó el Barça para disputar una Liga que estaba en pañales.
Lo de Nino le viene por la panadería que tenían sus padres y en la que trabajó hasta los 29 años, porque en aquella época el baloncesto no daba para vivir. «Todos trabajaban o estudiaban y los equipos eran amateurs. El segundo año que estuve en el Barcelona me pagaban el tren y me compensaron por las horas que había perdido de trabajo. Cuando viajaba no podía trabajar y tenían que contratar a otra persona que trabajara en el horno por mí y había que pagarle. Me dieron 20.000 pesetas por todo el año», explica.
De hecho, el horno tuvo mucha culpa de que acabara firmando por el Barcelona cuando despertó el interés de varios clubes: «Cuando cumplí los 17 años vinieron el Joventut y el Barcelona a ficharme, pero en casa se decidieron por el Barça porque el presidente de las secciones, Antonio Palés, era fabricante de harinas. Le habíamos comprado harinas y era muy amigo del abuelo. Por eso fui allí, pero con la condición que cada día después de los entrenamientos y los partidos tenía que volver a casa para trabajar».
Lideró los equipos en los que jugó (Barcelona, Aismalíbar de Montcada y Joventut) y es el quinto jugador con más partidos en la selección española (222). Buscató explica el secreto de su éxito: «Le puse muchas horas y mucho interés. Horas y horas en el campo, tirando desde unas posiciones que tenía marcadas con esparadrapo y luego en los partidos tiraba desde ahí. Tenía el tiro mecanizado», recuerda.
Y explica cómo se le ocurrió lanzar en suspensión: «Con los Juegos Olímpicos de Roma hubo un cambio muy importante en Europa porque llegaron los americanos a jugar y nos enseñaron muchas cosas, entre ellas el tiro en suspensión. El gran tirador de aquella época era Jerry West. Yo me fijé e intentamos imitarlo porque vimos que era el futuro». Lástima que no hubiera lanzamientos de tres: «Yo como era bajito tenía que tirar desde lejos. Ahora, muchos de esos tiros hubieran sido triples...».
Ganó dos Ligas y dos Copas con el Joventut y fue plata en el Eurobasket de Barcelona 1973. Constó dos veces en el cinco ideal de Europa y jugó siete veces con la selección europea. Con 34 años decidió poner punto y final a su carrera. «Un par de años estuve entrenando a gente joven pero hubo un momento que el que me desencanté. Entré de profesor en el Instituto Nacional de Educación Física, en Barcelona. Allí estuve 32 años dando clases de baloncesto. Me dediqué a eso y a partir de los años 80 empecé a hacer mis pinitos en transmisiones radiofónicas, colaborando con radios».
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Y ahí sigue, a sus 83 años vive su pasión por el baloncesto desde las ondas: «Me encantaba y me gusta. Es una manera de estar al día en el baloncesto. Siempre me ha gustado mucho y lo sigo haciendo». Y no duda en criticar lo que no le gusta: «Se para mucho el juego, hay muchas interrupciones y eso de cara al espectáculo es perjudicial. Los partidos duran una eternidad. Y a mí, que soy un enamorado del baloncesto me gustaría que hubiera más ritmo. Habría que retocar la normativa».
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