DESPUÉS DEL TENIS DE MESA... Josep María Palés
Un español leyenda del ping pong
Entre su padre y él dominaron el tenis de mesa en España entre los años 60 y los 80. Pep Palés aún juega con los veteranos, se dedica a la compraventa de coches y enseña en la escuela que lleva su nombre
Emmanuel Amunike, nadie grita ya lo del padre de Luis Enrique
![Palés, ahora, y en su época de jugador](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/10/23/collagepales-RWLjdh6PjO3qcr82MoxSxzH-1200x840@abc.jpg)
Considerado el mejor jugador español de historia del tenis de mesa, Josep Maria Palés (Barcelona, 1963) atesora 9 campeonatos de España en individual, dobles, dobles mixtos y por equipos, además de firmar dos temporadas perfectas consiguiendo los cuatro títulos estatales en 1983 y ... 1985. De casta le viene al galgo, aseguran, y en el caso de Palés, es así. Aprendió viendo jugar a su padre Jordi, que fue ocho veces campeón de España. «Empecé con 7 u 8 años. De pequeño hacía mucho tipo de deportes pero todos los fines de semana iba a ver a mi padre jugar y me acabé enganchando», rememora.
La casualidad quiso que la retirada de su progenitor coincidiera con su explosión. Mencionar el tenis de mesa era hablar de los Palés. «Coincidí con él cuando yo tenía 12 años y jugamos los dobles en un campeonato de España. Pasamos dos o tres rondas. Al año siguiente, él se retiró y yo quedé campeón de España. Fue una gran casualidad porque yo no debía ser campeón por el nivel que tenía. Solo tenía 13 años», explica. Una exitosa carrera desde mediados de los años 70 hasta los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. «Mi evolución fue muy rápida. Con 13 años, que era infantil, fui campeón absoluto de España y subcampeón de Europa cadete. A principio de los 90 ya estaba cansado de jugar campeonatos del Mundo y Europa y los Juegos Olímpicos fueron el fin de fiesta. Estaba claro que me retiraba», apunta.
Palés, que paralelamente a su carrera profesional se dedicaba al negocio familiar de compraventa de coches, siguió esta vía comercial. «Tras los Juegos aparqué la alta competición y la selección, aunque seguí jugando un par de años por diversión. Mi familia tenía un negocio de compraventa de coches. Yo compaginaba este trabajo mientras jugaba y luego me dediqué en cuerpo y alma», explica. Hoy en día aún sigue al pie del cañón y «sigo colaborando en este negocio, dirigiendo las compras y las actividades comerciales».
También regenta una escuela que lleva su nombre, ubicada en la Estació Nord. «Cuando yo jugaba, si no tenías nivel no te aceptaban en las escuelas de Tenis de mesa y eso se me grabó. Se me metió en la cabeza montar una escuela pública con niños pequeños que comenzasen hasta gente que ya hubiera jugado. Ya hace 25 años que la monté. Si hay algún niño que destaca, mi misión es colocarlo en un club pero si no… es una escuela de primer paso. Es un servicio que doy que a lo mejor los clubes no pueden dar», explica.
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También sigue compitiendo con los amigos y como que el que tuvo, retuvo, ha ganado 11 veces el Campeonato de España de Veteranos formando equipo con Ramón Fonollà (Titus de Badalona), Fede Sardà (Luz de Gas) y el expalista Li Qi. Palés asegura que en España hay cantera, aunque es prácticamente imposible alcanzar el nivel de China. Sonríe cuando explica el secreto del país asiático: «Los chinos son muy buenos porque hay mucho chino en China. Es más difícil quedar campeón de China que campeón del mundo. Es el deporte nacional. Tienen muchos jugadores y muy buenos».
Al final de la conversación surge la duda de si una leyenda de este deporte en España puede vivir de ello. «Los que estábamos arriba del todo teníamos un buen sueldo de un buen trabajo pero no te daba para retirarte. Hoy en día, los que están entre los diez primeros sí que se ganan muy bien la vida porque hay muchos torneos», explica. A sus 60 años solo lamenta que ninguno de sus dos hijos se haya dedicado al tenis de mesa. «No han seguido con la saga Palés...», concluye.
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