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Lo ecológico está de moda, es saludable y muy necesario
Lo verde está de moda. El consumidor relaciona el color de la hierba con la naturaleza, el respeto al medio ambiente y la ecología, en un momento en el que aumenta la preocupación por estos valores al constatar que el cambio climático ha dejado de ser una amenaza para convertirse en realidad. Si como consumidores apostamos por el ahorro energético, las energías renovables o las casas bioclimáticas, es evidente que en la alimentación -ya que somos lo que comemos- hay cada vez una mayor demanda de productos saludables. En este ámbito, los ecológicos tienen un espacio privilegiado, ya que representan el paradigma de la producción más sana.

Arroz ecológico. Es el obtenido, como éste de Calasparra, sin utilizar métodos químicos para su cultivo.
"Algunas corrientes libertarias proponían, allá por los comienzos del siglo XX, la alimentación ecológica, el nudismo y los baños de sol como la vida más saludable."
Para que un producto pueda ser considerado ecológico debe estar producido conforme a una serie de técnicas que excluyen el uso de productos químicos de síntesis, como fertilizantes, plaguicidas o antibióticos, entre otros. De esta manera, se preserva el medio ambiente, se mantiene la fertilidad del suelo y se obtienen alimentos con todas sus propiedades naturales. A los que, además, no se añaden aromas o conservantes artificiales.
La garantía de que un producto que se define como ecológico realmente lo es proviene de una etiqueta con la leyenda “Agricultura Ecológica”, sello que está numerado e incluye un logotipo con el nombre o el código de la autoridad u organismo de control que lo ha certificado como tal. Esta verificación generalmente corresponde a los consejos o comités de Agricultura Ecológica de las comunidades autónomas, aunque Andalucía, Castilla-La Mancha y Aragón han autorizado a su vez a organismos privados para estas funciones.
A pesar de que los términos “ecológico”, “biológico” y “orgánico” -este último como derivación del término “organic”, que utilizan los países de habla inglesa- se relacionan con este tipo de producción, en España sólo la mención “ecológico” o su diminutivo “eco” son las reservadas por la legislación a este tipo de productos.
De ahí que se hable de los “falsos bios”, en alusión a la utilización del término “bio” en alimentos y bebidas que no cumplen las normas de producción ecológica. No obstante, esta situación cambiará en breve, ya que la regulación comunitaria vigente desde el pasado año avala también el uso del término “biológico” y su diminutivo “bio” para la producción ecológica. De hecho, el Ministerio de Agricultura (MAPA) aprobará un Real Decreto, donde se reservan los términos “ecológico”, “eco”, “biológico”, “bio” y “orgánico” para los alimentos y bebidas producidos bajo prácticas respetuosas con el medio natural.

Producción en crecimiento
Según el estudio “El Mundo de la Agricultura Orgánica, Estadísticas y Tendencias 2005”, presentado por la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM), la agricultura ecológica creció un 8% en todo el mundo el pasado año y alcanzó los 26 millones de hectáreas cultivadas.
Aunque Australia es el país con mayor superficie de producción ecológica, con 11,3 millones de hectáreas, seguido de Argentina (2,8) e Italia (más de un millón), son Austria, Suiza y los países escandinavos los que más terrenos dedican a estas producciones en relación a su superficie total de cultivos. Por ejemplo, en Suiza más de un 10% de la superficie agrícola del país corresponde a producción ecológica.
En España, según los datos del MAPA, este tipo de producción también ha experimentado en los últimos años un auge espectacular, al pasar de las 380.920 hectáreas en el año 2000 a más de 733.180 hectáreas en 2004. Andalucía es la comunidad que más superficie dedica a este método cultivo. Sus 326.670 hectáreas suponen el 45% del total nacional.
La mayor parte de la superficie ecológica nacional corresponde a aceite de oliva y a cereales y leguminosas, y en menor medida también aparecen los frutos secos o la vid. Aunque las hectáreas de árboles frutales, cítricos y hortalizas bajo los parámetros de la agricultura ecológica sólo representan el 2% del total, el hecho de que sea el área con mayor número de industrias dedicadas a su manipulación y transformación da una idea de su importancia.
En el caso de los productos ganaderos, un total de 1.777 explotaciones podían considerarse en 2004 como ecológicas. La mayor parte de la producción correspondió a ganado vacuno, subsector que está más desarrollado y que representa el 43% del global de explotaciones, con casi 53.690 cabezas. En segundo lugar se sitúa el ganado ovino, que no llega al 30% en número de explotaciones y cuenta con cerca de 146.700 cabezas. Las últimas crisis alimentarias, y en especial el llamado ‘mal de las vacas locas’, han podido influir positivamente en el desarrollo de la carne ecológica en España.
En el ámbito nacional, están sometidas a control como productoras de alimentos y bebidas con métodos de agricultura ecológica un total de 1.864 industrias. El 17% del total se dedican al manipulado y envasado de productos hortofrutícolas frescos. Las bodegas y embotelladoras de vinos y cavas representan algo más del 12%, porcentaje similar al de las almazaras y envasadoras de aceite de oliva. Hay un número menor de industrias de producción de conservas o de pastas alimenticias, y muchas menos de lácteos, embutidos o galletas.

Grandes productores, pero pocos consumidores
Estas cifras dan una idea del paulatino desarrollo, pero sobre todo del potencial de España como país productor de alimentos ecológicos, un tipo de cultivo que generó el pasado año 250 millones de euros, un 6% más que un año antes. No obstante, una vez alcanzado el tercer puesto como productor en este ámbito en la Unión Europea, el gran reto está en el desarrollo del mercado interior, ya que el 90% de la producción se exporta. De ahí que tanto el Ministerio de Agricultura como el sector barajen la posibilidad de lanzar un Plan Nacional para la Agricultura Ecológica, que trataría de potenciar esta producción y estructurar el mercado interno para lograr su desarrollo.
Según un estudio del MAPA sobre “Conocimiento, Hábitos de compra y Consumo en España” casi un 84% de los españoles afirma que sí consumiría estos alimentos en un futuro. El informe también refleja las barreras a su consumo, como el hecho de que son alimentos más difíciles de encontrar o más caros.
Aunque la realidad es que hoy en España aún son pocos los consumidores que están dispuestos a pagar un poco más por este valor añadido en la alimentación, lo cierto es que cada vez son más quienes los buscan y que comienza a haber una progresiva demanda en este sentido. Los consumidores de entre 30 y 45 años son los que más los valoran. El mejor reflejo de ello es su introducción en las cadenas de distribución y el lanzamiento en grandes hipermercados de una línea de productos ecológicos con marca propia o la instalación de espacios diferenciados en algunos supermercados.