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Descubierto el mapa estelar más antiguo del mundo que podría llevar a identificar un agujero negro

Las marcas de cincel en una piedra descubierta en Rupinpiccolo, al noreste de Italia, es una representación de hace 2.500 años

La teoría de que el universo podría ser como un ser pensante, «el cambio de paradigma más profundo de la ciencia»

Los investigadores responsables del hallazgo, Paolo Molaro a la izquierda y Federico Bernardini, a la derecha inaf
Alexia Columba Jerez

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Lo que parecen dos simples piedras descubiertas en Rupinpiccolo, al noreste de Italia, sin más atractivo que unas marcas, supuestamente al azar, en realidad esconden una historia astronómica más compleja y fascinante. La razón es que representan el cielo nocturno de la región. Lo que la convertiría en el mapa estelar más antiguo que existe en el mundo. Esa es la conclusión a la que han llegado dos investigadores italianos, Paolo Molaro, del Instituto Nacional de Astrofísica de Trieste y Federico Bernardini, el arqueólogo de la Universidad Ca' Foscari de Venecia, que han publicado sus resultados en la revista especializada Journal Astronomische Nachrichten.

Disco celeste de Nebra cc

Este descubrimiento, además, desbanca al disco alemán de Nebra que hasta el momento ostentaba el título del mapa estelar más antiguo nunca existente. Una pieza de bronce y con oro datada hacia el 1600 a.C. que representa el Sol, las Pléyades y la Luna. Pero que para los científicos no tiene comparación con el hallado en Italia.

Cara frontal del disco de piedra de Rupinpiccolo a simple vista Bernardini et al.

Y la razón de ello es que las piedras italianas, de 50 centímetros de diámetro, y 30 cm de grosor, tienen 2.500 años. Halladas en la puerta de un castelliere en Rupinpiccolo, una representa al Sol, y la otra es un mapa estelar. Las 29 marcas identificadas están repartidas de tal manera que 24 aparecen por una cara, y las otras cinco en su reverso. 28 signos se corresponden con las estrellas de Escorpio, las Pléyades, Orión y,la del reverso con Casiopea. Esta exactitud les llevó a confirmar que nada en esta piedra era fruto del puro azar. No solo eso, destacan que hubo un cuidado considerable en la ejecución.

Mapa del disco con la posición de las marcas de cincel indicadas con círculos negros y numeradas Bernardini et al.

Todas las marcas parecen grabadas por la misma persona, y la constancia en el tamaño de las marcas implica que la piedra fue tallada utilizando un cincel de punta metálica con una punta de unos 6 a 7 milímetros de ancho.

Porción de la piedra superpuesta al mapa celeste de las Pléyades

Al principio, uno de los investigadores confesó en una nota de prensa del INAF- (Instituto Nacional Italiano de Astrofísica)- que reinó el escepticismo. Molaro relataba que Federico Bernardini lo contactó porque decía haber identificado la constelación de Escorpio en una piedra. Pero Molaro señalaba que al principio consideró que la parte meridional de Escorpio está justo por encima del horizonte en nuestras latitudes.

Sin embargo, «la precesión de los equinoccios alrededor del año 1800 a. C. sitúa a Escorpio 13 grados más alto y a Orión 12 grados más bajo que en la actualidad. Esto habría permitido que la cola de Escorpio fuera completamente visible desde el sitio de Rupinpiccolo», apuntan en el estudio. Y al seguir investigando consiguieron identificar Orión, las Pléyades y Casiopea.

Cabos sueltos y la opción de una supernova 'fallida'

Sin embargo, mientras avanzaban quedaban dos cabos sueltos, el primero es la identidad de quién pudo tallarlo; el segundo, para el que sí cuentan con una hipótesis, es en torno al misterio del signo 29, y aquí es cuando entramos en un terreno aún más interesante.

En su estudio indican que una posibilidad intrigante sugerida por el astrónomo Alessandro Bressan es que esta marca de cincel podría indicar una estrella en el cúmulo de Orión que estaba presente en el momento en que se talló la piedra, pero que luego explotó como una supernova. «El remanente podría ser una estrella de neutrones o un agujero negro que hoy no es visible, pero que podría detectarse mediante observaciones astronómicas modernas. Por lo tanto, podría valer la pena intentar localizar sus huellas«, señalan.

Algo como lo descubierto en Rupinpiccolo, en su conjunto, según la historia astronómica no podemos encontrarlo hasta el catálogo de estrellas de Hipparcos, del 135 a.C. De modo que seguir indagando en este hallazgo nos daría un conocimiento más completo del pasado de nuestro universo. Al tiempo que es toda una lección de nuestros antepasados y una modesta guía, en un momento en que disponemos de la tecnología más avanzada para observar el cielo nocturno.

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