Afantasía, 'la mente ciega', la condición que te impide tener imaginación o soñar, ¿puedes imaginar lo que no es imaginar?
Guillermo Acevedo, médico en Donosti, nos relata en primera persona qué significa ser un afantasioso absoluto
La teoría de que el universo podría ser como un ser pensante, «el cambio de paradigma más profundo de la ciencia»
![La ceguera mantal que provoca la afantasía supone otra forma de entender el mundo](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/01/12/ojo_20240112150604-RDijcjJV3gqoRyea4Em2EgM-1200x840@abc.jpg)
Imagina contemplar mientras conduces un amanecer. El sol abriéndose paso en el horizonte bajo un refulgente cielo azul cuando una nubes negras irrumpen en el paisaje y el color plomizo avisa de una inminente tormenta que al final se convierte en monzón. Y te das cuenta que es de esos momentos en que entras con el coche y piensas que puedes salir al día siguiente en kayak. Sin embargo, este simple ejercicio de imaginación hay personas que no pueden realizarlo porque tienen lo que se conoce como afantasía.
![Afantasía, 'la mente ciega', la condición que te impide tener imaginación o soñar, ¿puedes imaginar lo que no es imaginar?](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/01/12/dddddd-U38783057404afO-624x390@abc.jpg)
En muchos casos los que tienen esta 'ceguera mental' no lo saben porque suele estar infradiagnosticada. Y también supone para algunas personas no tener sueños vívidos o no poder hacer proyecciones a futuro lo que les causa ansiedad. «A mi juicio, esto no es una enfermedad», aclara al The New York Times Adam Zeman, científico cognitivo de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido. «Es en realidad una misteriosa alteración de la experiencia humana» que implica hablar de los neurodivergentes.
![Imagen - «A mi juicio, esto no es una enfermedad»](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/01/12/ccccc_20240112213906-U21483037686FTn-170x170@abc.jpg)
«A mi juicio, esto no es una enfermedad»
Adam Zeman
Científico cognitivo de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido
El doctor Jesús Porta Etessam, Presidente de la Sociedad Española de Neurología, explica a ABC que todos nosotros tenemos la posibilidad de imaginarnos y 'ver en nuestra mente', objetos o personas. «Si yo ahora quiero recordar la cara de mi abuelo, soy capaz de crear en mi mente una imagen. Pero hay un grupo de personas que no tienen esta capacidad cognitiva», afirma. Y aunque es una condición irreversible, no es limitante.
Un ordenador con el monitor apagado
Sin embargo, entender en sí mismo el mundo de los afantasiosos para muchos sigue siendo algo tan intrigante como desafiante. Comprender cómo sienten el dolor, el miedo o cómo se relacionan con los demás son algunos de esos aspectos.
Guillermo Acevedo, médico de familia en el Centro IMQ Zurriola, descubrió a los 31 años que era un afantasioso absoluto. Nos cuenta que para empezar él recuerda de forma distinta. «Si mi novia me preguntara de qué color era el vestido el día que nos conocimos, en mi caso a menos que ese día haya habido algo relevante, como que se le cayera el café sobre el vestido o hayamos hablado específicamente de su color, no lo recordaría. Porque no lo puedo visualizar,», indica.
De igual manera si le pidieran que describiera a su madre, el retrato va a ser muy limitado, con rasgos generales. O la meditación, por ejemplo, es un aburrimiento absoluto para él. «Son 20 minutos de visualizarte en una playa con el sonido relajante de las olas, pero yo no me estoy viendo allí». Y matiza que la explicación más cercana a cómo es su mundo es describirlo como un ordenador que funciona perfectamente, pero tiene el monitor apagado.
El 'ojo de la mente'
Hay científicos que indican que 'el ojo de la mente' está constantemente trabajando cada vez que miramos nuestras simulaciones internas del mundo. «La imaginación visual es el estado predeterminado para la mayoría de las personas», afirma Thomas Ebeyer creador de un sitio web, Aphantasia Network, que se ha convertido en una plataforma de consulta para las personas con esa condición y para los investigadores.
Ebeyer hablando de su historia señala en sus escritos que se encuentra con mucha gente que lucha por imaginar cómo es tener afantasía. «La cuestión es que no hay manera de hacerlo. No puedes imaginar lo que es no imaginarse». Además, aclara que la experiencia de cada persona con afantasía puede ser diferente y con diversos niveles de afantasía.
![Imagen - «No puedes imaginar lo que es no «imaginarse».](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/01/12/234-U61286340468MyP-170x170@abc.jpg)
«No puedes imaginar lo que es no «imaginarse».
Thomas Ebeyer
«En mi caso digamos que estás en un restaurante y ves algo en el menú que te gusta. La mayoría de la gente puede olerlo, saborearlo simplemente con pensar en ello. En cambio, yo solo usando la lógica puedo decirte qué comida me ha gustado en el pasado y basar mis decisiones en la memoria. Utilizo el recuerdo de lo que me gusta o no me gusta para decidir qué pedir, pero no imagino cómo se va a ver o a saber». De igual manera si le pidieran que imaginara su canción favorita, mucha gente puede escuchar la música en su cabeza, él no.
La creatividad: tierra de matices, de Darwin a M.X.
El doctor Etessam nos detalla que generalmente cuando hablamos de la afantasía podemos encontrarnos dos situaciones. Una es la que la tienen de nacimiento, de manera congénita. «Un día de repente alguien les cuenta, oye, pues yo me imaginé la cara de esa persona.., y se dan cuenta siendo ya adultos que a ellos eso no les pasa», indica. Es algo así a lo que ocurre con el daltonismo, si has nacido con esta dolencia, a priori, no tienes la sensación de que tu cerebro funciona de forma diferente a menos que haya un click, una situación que te haga atar cabos.
Otro grupo distinto son aquellas personas que lo tienen adquirido, es decir, que por una lesión cerebral, habitualmente por un ictus o una enfermedad neurodegenerativa. En ese caso ellos mismos nos cuentan que antes podían imaginar los objetos en la mente, y ahora no pueden hacerlo.
Con este perfil encontramos el caso de M. X.-descrito así para mantener el anonimato- estudiado por Zeman, un perito en construcciones jubilado de 65 años que perdió la imagen mental después de una intervención quirúrgica. Tenía un talento excepcional para visualizar las cosas en su mente, «lo que le resultaba muy útil en su trabajo, era como si estuviera viendo una película. Pero eso cambió al entrar en un quirófano, mientras un cardiólogo insertaba un tubo en las arterias y limpiaba las obstrucciones, M.X. sintió una «reverberación» en su cabeza y un hormigueo en el brazo. No pensó en mencionárselo a sus médicos, pero días después se dio cuenta de que cuando cerraba los ojos, todo era oscuridad», describe Zeman.
Acevedo nos cuenta que antes de eso Francis Galton, en 1880, hizo unos estudios sobre cognición y capacidad de visualizar. «Entrevistó incluso a Darwin, del que dijo que tenía una imaginación espectacular. Pero también registró los casos de personas con diferentes capacidades para visualizar. Había gente que no podía visualizar nada, otra solo en blanco y negro o de forma borrosa«, afirma. Pero sus estudios cayeron en el olvido hasta el caso de M.X., y se llegó a calcular que esta condición afectaba del 2% al 4% de la población.
Otro aspecto destacable de las conclusiones sacadas por Zeman tras la realización de numerosos cuestionarios es que las personas con afantasía tenían más probabilidades que la media de tener un trabajo que fuera por la vía de las ciencias o matemáticas. Craig Venter, biólogo que arrancó en 1999 su propio Proyecto Genoma Humano, llegó a afirmar que la afantasía lo había ayudado como científico a eliminar toda distracción. No obstante, como nos aclara Etessam, aunque algunos pacientes tienen dificultades para hacer un boceto eso no implica que tengan problemas de creatividad. Ed Catmull, el expresidente de Pixar y Walt Disney, anunció que tenía afantasía en 2019.
Sueños, terror, duelo o voz interior
Etessam también señala que algunos pacientes con afantasía tienen sueños, pero las imágenes son mucho más pobres. Aunque la sensación emocional está presente. Mientras que Acevedo detalla que en el mundo de los afantasiosos hay gente que al soñar dice ver imágenes en blanco y negro, otros nada y personas que en sus sueños ven imágenes nebulosas.
En otros estudios, también se comenta que algunas personas con afantasía tienen menos miedo. «Sí que es verdad que en algunas circunstancias, cuando escuchas ruidos en casa, la gente se imagina ver cosas y pensar que hay alguien, y entonces se asustan», afirma Etessam. Un estudio publicado en Proceedings of The Royal Society, de 2021, apuntaba que los afantasiosos pasan menos angustia con un relato de terror.
Joel Pearson, un neurocientífico cognitivo de la Universidad de Nueva Gales del Sur que ha estudiado la imaginería mental desde 2005, sugiere que la imagen mental actúa como un amplificador emocional, fortaleciendo tanto los sentimientos positivos como los negativos producidos. Y describe que las personas con afantasía pueden tener esos mismos sentimientos a partir de sus experiencias, pero después no los amplifican a través de imágenes mentales.
![Afantasía, 'la mente ciega', la condición que te impide tener imaginación o soñar, ¿puedes imaginar lo que no es imaginar?](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/01/12/inter5-U32133081658ofc-624x400@abc.jpg)
La parte positiva es que esto también se aplica al dolor, tal como explica Acevedo, no proyectan a futuro cómo será pasar por una experiencia que será dolorosa hasta el momento en que la viven. Y lo mismo ocurre con el estrés postraumático (TEPT), que supone una irrupción desmedida de imágenes mentales a partir de recuerdos traumáticos. Las personas que carecen de una imagen mental no tienen ese peso muerto.
«Como dato anecdótico, no les cuesta mucho trabajo seguir adelante. Cabe preguntarse si es porque no les inquietan tanto los tipos de imágenes que, para muchos de nosotros, llegan a la mente y dan lugar a remordimientos y añoranzas», indica Zeman al The New York Times.
Acevedo nos explica en este sentido que él no es una persona rencorosa, «a mí se me olvidan las cosas. Recuerdo si nos peleábamos o nos odiábamos, pero no soy capaz de revivir esos momentos visualmente. Y de igual forma recuerdo, por ejemplo, cosas que me han pasado, pero no las vivo con ansiedad o angustia«.
Pero su parte negativa, es en el caso del duelo, «lo llevamos de otra manera. Ya que no soy capaz de visualizar a la persona difunta. Y de la misma forma tengo amigos que puedo pasar mucho tiempo sin verlos y a los que no contacto en absoluto. No es porque no les quiera, sino que no tengo capacidad de visualizarlos o tenerlos presentes hasta que los tengo delante», afirma Acevedo. Esa es la parte que encuentra más difícil en su interacción con los demás, y le obliga a hacer un esfuerzo extra, manteniendo el contacto activo con la gente.
Otro aspecto destacable de la afantasía lo señaló un estudio de 2021, titulado 'Anauralia: la mente silenciosa y su asociación con la afantasia', estableció que «la mayoría de los afantasiosos también informaron de imágenes auditivas débiles o completamente ausentes, lo que se traduce en algunos casos en ausencia de una voz interior narradora.
Hiperfantasiosos casados con afantasiosos
De la misma forma que hay afantasiosos, también hay personas con imaginaciones muy vívidas, hipervisualizadores. Etessam comenta que igual que hay en música individuos con un oído absoluto, hay personas con una capacidad brutal para imaginar.
Joel Pearson, un neurocientífico cognitivo de la Universidad de Nueva Gales del Sur que ha estudiado la imaginería mental desde 2005, señaló que la hiperfantasía es como tener un sueño muy vívido y no estar seguro si fue real o no. El lado negativo es que puede producir imágenes tan reales que pueden generar recuerdos falsos o resultar extenuante.
«Es como tener un sueño muy vívido y no estar seguro si fue real o no»
Joel Pearson
Neurocientífico cognitivo de la Universidad de Nueva Gales del Sur
De hecho, la web 'Aphantasia Network' recoge el testimonio de Liana Scott, una mujer con afantasía que relata cómo es estar casada con un marido hiperfantasioso. «Dicen que los opuestos se atraen y, en muchos sentidos, mi esposo durante 40 años y yo lo somos. Es extrovertido. Soy introvertido. Es tolerante, yo más rígida. Pero cuando supe que tenía afantasia y él, hiperfantasía, le dio a la palabra «opuestos» un significado nuevo», explica.
Y confiesa que en algunos aspectos envidia a su marido. Sus recuerdos, desde la primera infancia hasta el día de hoy, son ricos en colores, sonidos, y expresiones vibrantes, dejando los suyos en el polvo. Especialmente porque «puede ver» los rostros de sus nietos cuando quiere. Revivir la sensación de sus cuerpos retorciéndose cuando juega con ellos y escuchar los gritos de alegría cuando les hace cosquillas. Fue una píldora difícil de tragar, podía revivir cualquier experiencia en un sonido envolvente y en tecnicolor». comenta Scott.
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Sin embargo, afantasiosos y pesonas con hiperfantasía resultan esenciales para entender el funcionamiento del cerebro. Y Acevedo insiste en recordar que la afantasía no es ninguna patología, sino una variante de la normalidad. «Uno se acostumbra, e inconscientemente aprende a navegar la vida alrededor de esas cosas».
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