Órdago al arzobispo de Colonia: organizan una bendición de parejas homosexuales a las puertas de la catedral
Un grupo de sacerdotes alemanes convoca el acto en represalia a la sanción que el cardenal Woelki había impuesto a un cura por realizar la misma ceremonia
Tras la finalización del «Camino Sinodal», unos obispos siguen las instrucciones del Vaticano y prohíben las bendiciones, mientras que otros miran para otro lado cuando se producen
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Un momento de la ceremonia de bendición de parejas gays a las puertas de la catedral de Colonia
Un grupo de sacerdotes católicos celebró este miércoles una ceremonia de bendición a varias parejas homosexuales y de casados en segundas nupcias, ante la catedral de Colonia como represalia a la sanción que el arzobispo de la diócesis, el cardenal Reiner Maria Woelki había impuesto a un sacerdote que no había respetado la prohibición de realizar estos actos.
Tras finalizar el Camino Sinodal alemán -que en su asamblea final aprobaba un documento que pedía la bendición de parejas del mismo sexo, mientras que desde el Vaticano se les recordaba que era contrario a la moral católica- lo que está ocurriendo en la práctica en este país es que algunos obispos prohíben expresamente estas ceremonias y otros miran hacia otro lado, de manera que tienen lugar con relativa frecuencia, aunque generalmente mayor discreción que en este caso.
Mientras que el cardenal Reinhard Marx reconocía hace unos días en una entrevista que él realizaría estas bendiciones si se las pidieran, el arzobispo de Colonia, el cardenal Reiner Maria Woelki, por el contrario, no solamente las prohíbe -siguiendo las indicaciones del Dicasterio para la Doctrina de la Fe- sino que ha sido el único en sancionar a un sacerdote que no observaba la prohibición.
Herbert Ullmann de Mettmann fue reprendido en julio por llevar a cabo este tipo de bendiciones y el miércoles estuvo presente, aunque no participó activamente en la ceremonia, que tenía como objetivo respaldarle frente al obispo. Después de aquella sanción, el «AG Rainbow» de las parroquias católicas de San Lambertus en Mettmann y San Maximin en Wülfrath ya habían celebrado ceremonias de bendición el 10 de septiembre, pero ésta tenía como peculiaridad el haber sido convocada ante la catedral y en la fecha 20 de septiembre, exactamente el día en que se cumplían nueve años de la llegada de Woelki a la archidiócesis, toda una dedicatoria.
El iniciador del evento, el sacerdote católico Wolfgang F. Rothe, de la asociación parroquial de Perlach en Múnich, dice que la idea surgió tras enterarse de la reprimenda de Ullmann. «Me quedé estupefacto y horrorizado. En primavera, la mayoría del Camino Sinodal votó a favor de la recomendación de estas bendiciones y para mí es incomprensible que la archidiócesis de Colonia se desvíe de esto y tome un camino individual, diferente al de la mayoría de las diócesis alemanas».
«¿Qué tal si celebramos juntos un servicio de bendición en la catedral de Colonia, es decir, justo delante de la catedral?», escribió Rothe en Facebook a principios de agosto. En la organización participaron finalmente algunos párrocos de la región. «Nosotros bendecimos. No me preocupan las consecuencias«, explicaba Markus Boos, sacerdote de Wuppertal, »si las personas que aman piden una bendición, ¿por qué no debería yo concederles su deseo?».
«Sentimos un gran agradecimiento, las dos somos católicas y esta bendición significa mucho para nosotras«, decía, emocionada, Antje, «entendemos que es también una declaración política a favor de la diversidad y contra la exclusión... Si hubiera más sacerdotes así, entonces la Iglesia católica tendría una posición completamente diferente».
A pocos metros de la ceremonia de bendición, varias decenas de católicos participaban en una contramanifestación silenciosa. Algunos de ellos rezaban. «Dios ama a los homosexuales. La Iglesia también ama a los homosexuales, pero eso no tiene nada que ver con bendecir las parejas homosexuales«, defendía Luisa, aferrada a su rosario. «Sigamos siendo católicos», se leía en una de sus pancartas.
Los grupos de oración en línea también convocaron a los fieles a orar por el arzobispo Rainer Maria y por la archidiócesis en la misa vespertina de la catedral. Una convocatoria que tuvo tanta asistencia que se trasladó desde la Capilla de Nuestra Señora, donde estaba planeada, a la nave central. El vicario general, monseñor Guido Assmann, ha reconocido que la situación le produce «dolor de estómago». «Una bendición nunca debería ser un objetivo, ni una protesta ni un gesto político. Puedo comprender la incomprensión pública ante el hecho que la Iglesia bendice coches, animales o vallas de construcción y no las relaciones homosexuales, pero esa es una tensión que tenemos que soportar».
Assmann deja claro que toda persona puede ser bendecida, independientemente de su orientación sexual, pero no las relaciones homosexuales «porque entonces se equipararían con el matrimonio», que según el Vaticano en 2021, «no pueden ser reconocidas como objetivamente alineadas con los planes revelados de Dios».
La archidiócesis de Colonia ha aclarado en un comunicado que «hasta el día de hoy se puede declarar el consentimiento a algo dando la bendición. En este sentido, una bendición de la Iglesia expresaría la intención, (...) una decisión, aprobar y promover prácticas de vida que, según las enseñanzas de la Iglesia, no corresponden a la voluntad creativa de Dios».
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«La voluntad de Dios se resume en el amor», respondía a eso el sacerdote Klaus Koltermann, que bendijo varias parejas en Colonia con el mismo rito que practica en su comunidad de Dormagen, sin que haya habido nunca problemas con la dirección de su diócesis, «la Iglesia está en marcha, en proceso, y debemos actuar de forma responsable y coherente: en Roma se va a debatir esto en octubre y queremos aportar signos», el referencia al sínodo sobre la Sinodalidad que comenzará el mes que viene y que, entre sus temas, también tratará esta cuestión.
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