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PAPAS DEL SIGLO XX, CAMPEONES DE LA LIBERTAD

Madrid. Pedro Sánchez de Cos

Desde León XIII, que comienza su papado en el siglo pasado, hasta nuestros días, nueve Papas han desempeñado el papel de máximo representante de Dios ante los hombres. Cuando ya nos encontramos a las puertas del siglo XX, cabe recapitular y echar la vista atrás para observar cómo han sido las últimas décadas en las más altas instancias de la Iglesia, a través de sus cabezas visibles. Han sido nueve hombres con su propia personalidad y manera de hacer, que han tenido que enfrentarse a unos tiempos difíciles y complejos –incluídas dos guerras mundiales– en los que multitud de acontecimientos han salpicado todos los sectores de la sociedad, incluídos aquellos más próximos a la Iglesia.

LEÓN XIII (1873-1903)

.Su Papado podría quedar resumido con un único verbo: reconciliar. León XIII reconcilió a la Iglesia con el mundo, la fe con la ciencia y el papado con Italia. Fueron muchas las heridas abiertas que comenzaron a cicatrizar durante este período, a pesar de que hubo momentos de gran tensión con el Gobierno del país transalpino al defender la soberanía temporal del papa.León XIII abordó los problemas del mundo obrero con toda su crudeza y realismo, lo que le llevó a publicar en 1.891 la Encíclica «Rerum Novarum» con la que quedaba patente la preocupación del papado por los temas de índole social y, en concreto por una de las mayores dificultades que se presentó durante el siglo XIX: la degradación de los trabajadores. A partir de entonces a León XIII se le pasó a denominar el «Papa de los obreros».Además, su fuerte curiosidad intelectual le movió a estimular decididamente las ciencias, la historia, la astronomía o la arqueología. Para la historia ha quedado como un Papa que consiguió reconciliar a la Iglesia con el mundo moderno.

SAN PÍO X (1903-1914)

.Nacido en 1835 en una familia modesta, su padre era funcionario de correos y su madre costurera, Pío X poseía un espíritu audaz y estaba dotado de una férrea voluntad a la que añadía un notable sentido de organización.Su interés por la política era escaso, por lo que se entregó por completo a los asuntos religiosos con unas prioridades claras: la piedad del clero y del pueblo; la adaptación de los medios de apostolado a las necesidades de los tiempos y la pureza de la doctrina.Sus contemporáneos no siempre fueron conscientes de que tenían ante sí a uno de los mayores reformadores de la historia. Se le acusó de haberse dejado influir, y hasta dominar, por unos consejeros excesivamente conservadores. Mas a lo que nadie podía poner ningún pero era al hecho de que su fama de santidad se había extendido por todo el mundo cuando murió en agosto de 1.914.A su muerte, la prensa mundial, sin distinción de idearios exaltó la grandeza y santidad de su persona. Lo natural es que subiera los altares. Y así fue: Pío XII le canonizó en 1.954.

BENEDICTO XV (1914-1922)

.Tres semanas antes de la muerte de Pío X había estallado la I Guerra Mundial. Todo el pontificado de su sucesor iba a estar marcado por aquella gran catástrofe de la humanidad.Tras organizar la curia, Benedicto XV consagró sus energías al terrible problema de la guerra fijándose tres objetivos: neutralidad, ayuda a las víctimas e iniciativas de paz. El 1 de agosto de 1.917 dirigió a los Gobiernos beligerantes una apremiante llamada para que pusieran fin a «aquella inútil masacre».Cuando la guerra terminó, los vencedores, en cumplimiento de la promesa hecha a los italianos en 1.915 para decidirlos a que combatieran a su lado, excluyeron al Papado de las conferencias de paz. Tan sólo se limitaron a elogiar los servicios prestados por Benedicto XV a la humanidad, pero no le dieron la oportunidad de participar en el diseño del nuevo orden mundial que saldría de Versalles. Los artículos del tratado fueron calificados por el Papa como «artículos de guerra y no de paz». Benedicto XV siempre será recordado como el Papa de la justicia, de la paz y de la caridad.

PÍO XI (1922-1939)

.El primer gran gesto justo después de su elección, fue aparecer ante la multitud en el balcón de la basílica de San Pedro, desde donde se dio la tradicional bendición «urbi et orbi», suprimida desde 1.870. Desde entonces, se aplicó en llevar a la práctica su máxima: «la paz de Cristo en el reino de Cristo».Pío XI se iba a convertir en el Papa de las encíclicas. Escribió cartas sobre el matrimonio cristiano, el problema social, el nazismo, el comunismo y la educación cristiana.Lo más trascendental durante su papado fue la firma del Concordato de 1.929, por el que se ponía fin a la denominada «cuestión romana». El Vaticano y el reino de Italia vivían una situación insostenible desde hacía sesenta años. El régimen de Mussolini se percató de la importancia del asunto, tanto en el ámbito nacional como en el internacional.Tras dos años y medio de negociaciones se firmó el Tratado de Letrán el 11 de febrero de 1.929. El Vaticano reconocía al Reino de Italia con Roma como capital. Como compensación por la pérdida de su antiguo Estado se conformaba con 44 hectáreas de superficie que se llamaría Ciudad del Vaticano. Por su parte, Italia garantizaba la soberanía del Estado Pontificio y reconocía la religión católica como propia del Estado italiano. Otro acuerdo importante y de gran trascendencia política fue el concordato firmado con Alemania el 20 de julio de 1.933. Pío XI moría el 10 de febrero de 1.939, en vísperas de una guerra mundial que se consideraba inevitable.

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