Pradales sobrevive a Bildu por la mínima y Sánchez gana oxígeno
El PNV se mantiene como fuerza más votada y reeditará el pacto con el PSE, pero los bildutarras empatan a escaños
Los de Otegi rozaron el 'sorpasso' en parlamentarios y se preparan para asaltar el poder en la siguiente cita
El mapa calle a calle de los resultados en las elecciones del País Vasco en 2024
El PNV aguanta gracias a Vizcaya y pese al triunfo de Bildu en Álava
Las elecciones celebradas este domingo en el País Vasco dejan dos ganadores y varias lecturas tanto para el futuro inmediato de esta comunidad como para la política en el conjunto de España. Los dos vencedores son el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Euskal Herria Bildu, ... que empatan a 27 escaños, 11 por debajo de la mayoría absoluta del Parlamento de Vitoria y a los que separan apenas 30.000 votos, los que permiten al peneuvista Imanol Pradales considerarse primero de la contienda frente al también debutante Pello Otxandiano, el hombre elegido por Arnaldo Otegi el pasado mes de noviembre para intentar un histórico 'sorpasso' que finalmente no se produjo, pero por poco. Por muy poco.
El Partido Socialista de Euskadi (PSE), con Eneko Andueza por primera vez como candidato, sube de 10 a 12 escaños y, lo que es más importante, sigue siendo la formación que tiene la llave del Palacio de Ajuria Enea. Además, la victoria aun por estrecho margen del PNV solventa a los socialistas el dilema que se hubiera dado en otorgar su apoyo a los peneuvistas, con los que han gobernado en coalición esta legislatura, o a Bildu si finalmente se hubiese sustentado el 'sorpasso'. Y alivia igualmente la situación para Pedro Sánchez en Madrid, pues ni el PNV puede ahora encarecer su voto como aliado en el Congreso de los Diputados ni Bildu puede afearle su apoyo en Vitoria a los peneuvistas.
El Partido Popular, que cambió a Carlos Iturgaiz por Javier de Andrés como candidato y que esta vez no concurría en coalición con Ciudadanos, como hace cuatro años, aumenta en un escaño (de 6 a 7) su representación, aunque no termina de despegar. Y Vox y Sumar, con un escaño cada uno y ambos por Álava, completan una cámara autonómica de seis formaciones.
Los de Santiago Abascal resisten en la provincia de origen de su líder, que se empleó a fondo en campaña, casi con los mismos votos en esa circunscripción -aunque muchos menos en el global de las tres provincias vascas- que los de Yolanda Díaz, quien durante buena parte del recuento vio cómo su partido, liderado por toda una vicepresidenta del Gobierno central, se quedaba sin representación.
Finalmente obtiene ese único acta por Álava, gracias a poco más de 5.000 votos, mientras que Podemos se queda fuera del Parlamento vasco por primera vez desde su irrupción en el tablero político español hace una década. En 2015 y 2016 la formación morada llegó a ser el partido más votado en las elecciones generales en el País Vasco. De haber concurrido juntas las dos marcas a la izquierda del PSOE, no se puede decir que les hubiera ido mucho mejor, pues ambas apenas suman algo más de 50.000 sufragios, aunque hubieran sufrido menos en el recuento y posiblemente podrían haber obtenido algún escaño más.
Victoria y cumpleaños
Al filo de las diez de la noche, los gritos de «ari, ari, Imanol lendakari» empezaban a desatarse entre los militantes y dirigentes del PNV en la sede central del partido, Sabin Etxea, en pleno centro de Bilbao, y a apenas unos trescientos metros de donde EH Bildu seguía el recuento. Al clima de euforia se añadió que este domingo era el cumpleaños de Pradales, que celebró los 49 y recibió una entusiasta felicitación entonada en euskera en varios momentos de la noche por sus compañeros de filas.
A Pradales y al presidente del PNV, Andoni Ortuzar, les acompañó en todo momento el lendakari Iñigo Urkullu, a partir de hoy en funciones antes de dar el testigo a su correligionario cuando se concrete la investidura, previo acuerdo de gobierno, presumiblemente con los socialistas vascos. Urkullu no habló y cedió todo el protagonismo a su jefe de filas y a su eventual sucesor. Ortuzar no mencionó a Bildu, pero señaló que su formación era la primera fuerza de las elecciones, precisando los 30.000 votos sobre los de Otegi y la ventaja «también escaños, aunque en este caso empatados con el segundo», precisó.
El líder de los peneuvistas, con el susto en el cuerpo aún de lo que hubiera sido una derrota histórica –incluso manteniendo intactas las opciones de gobernar– agradeció «el apoyo popular recibido», que a su juicio se traduce en la necesidad de «unos servicios sociales de calidad y un autogobierno fuerte». No quiso ir más allá, ante una legislatura con una mayoría histórica del nacionalismo, muy por encima del 60% de los votos y con 54 de los 75 escaños del Parlamento regional, y ante la evidencia de que EH Bildu exigirá pasos hacia adelante en la vía soberanista.
Pradales intervino en segundo lugar, de forma algo más breve, pero más eufórica. «Hemos ganado las elecciones», dijo en euskera y en castellano, para después enfatizar su compromiso de que, «como ganadores de las elecciones, trataré de conformar un gobierno que esté formado por mujeres y hombres de solvencia contrastada, y lo haré porque esas personas deberán de afrontar los retos que enfrentará Euskadi en un futuro cercano». Tampoco dio excesivas pistas, ni mencionó en momento alguno al PSE, con cuyo candidato, Eneko Andueza, coincidió dejando una instantánea cordial en la jornada de reflexión del sábado.
Vizcaya, clave
Vizcaya, la provincia más poblada de las tres vascas, que en un peculiar sistema electoral reparten cada una los mismos escaños (25) fue clave en el apurado triunfo del PNV. De hecho, los de Pradales únicamente superaron a EH Bildu en esa provincia, con 11 escaños frente a 9 y casi el 40% de los votos, mientras que los de Otxandiano se quedaron en el 28% de los vizcaínos. El antiguo brazo político de ETA, en cambio, ganó con claridad en Gipúzcoa, su feudo tradicional. De hecho, allí se invierte el número de escaños, 11 para los de Otegi y 9 para los de Ortuzar, y lo mismo ocurre con el porcentaje de voto, un 40% para Bildu y un 31% para los peneuvistas. Por mucho menor margen, EH Bildu logra un histórico triunfo en Álava, tradicionalmente la circunscripción menos nacionalista de los tres, en cuya capital gobierna el PSE con el apoyo del PNV. Allí la coalición que encabeza Sortu, la antigua Batasuna, logra 8 escaños y casi el 30% del votos, frente a los 7 que obtiene el PNV.
Es precisamente en la provincia más al sur del País Vasco donde más fragmentado es el resultado. Allí el PSE y el PP empatan a cuatro escaños, con apenas centenares de votos de diferencia, y es por donde Vox y Sumar logran con apenas 20 votos de diferencia entre ambos sus solitarios escaños del futuro Parlamento con sede en Vitoria. En el caso de la formación derechista, mantiene la representación que obtuvo en 2020, cuando logró entrar por primera vez.
La participación en los comicios autonómicos vascos fue del 62,5%, superior a la de las últimas elecciones (50,7%), aunque éstas se celebraron en plena pandemia y de hecho fueron aplazadas unos meses como consecuencia de la misma. Pero también fue superior, y éste sí es un dato más sustancial, a las que tuvieron lugar en 2016. A ese dato se aferró el PNV toda la noche para resaltar la importancia de su triunfo.
El País Vasco amanece este lunes mucho más nacionalista, con continuidad en el Gobierno autonómico y con Bildu consolidado como segunda fuerza en todo su territorio, tras una campaña en la que su candidato volvió a negarse a definir como terrorista a ETA.
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