elecciones vascas
La subida histórica de Bildu le permite anunciar un nuevo tiempo en la política vasca
Los de Otegi crecen e igualan a 27 escaños con el PNV por la absorción de voto de la izquierda confederal
Pactos Elecciones vascas: estas son las opciones para la mayoría absoluta en el País Vasco
Bildu y PNV empatan y los socialistas tienen la llave del Gobierno vasco
![Arnaldo Otegi y Pello Otxandiano junto a otros dirigentes de Bildu tras el escrutinio](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/04/22/bildu-RodHA9IOozceohv9XAcEdsN-1200x840@diario_abc.jpg)
El 'sorpasso' aberzale tendrá que esperar. Se ha quedado cerca de producirse, pero finalmente el caballo del PNV se impuso en línea de meta al de Bildu por una cabeza de ventaja. Y eso que los últimos sondeos a pie de urna a ... última hora de la tarde auguraban un empate técnico entre ambas formaciones. Pero al final no pudo ser para los de Otegi.
Aun así, EH Bildu logró este domingo los mejores resultados de su historia, empatando por primera vez en escaños (27) con el PNV en unas elecciones autonómicas, aunque por detrás en votos. Como pronosticaban los sondeos, la formación aberzale mejoró considerablemente sus resultados respecto a los últimos comicios, pasando de 21 a 27 escaños y del 28% a casi un 32% de votos.
Confirma así su continua senda ascendente desde el fin de la violencia de ETA en 2011. Sin embargo, a pesar de los buenos resultados, es casi imposible que el candidato aberzale, Pello Otxandiano, sea nombrado lendakari. El PNV puede reeditar su actual coalición con el PSE y los socialistas han insistido en campaña en que descartan un pacto con la formación que dirige Arnaldo Otegi.
Otxandiano, que es hijo putativo de Otegi políticamente hablando, dijo haber conseguido unos «resultados impresionantes». «Pocos pensarían hace cuatro años que estaríamos aquí con estos resultados, casi hemos aumentado 100.000 votos y el mapa político ha cambiado en los tres territorios de la comunidad autónoma vasca, y por lo tanto, estamos entrando en una nueva época». Por su parte, Arnaldo Otegi agradeció «a los sectores de la izquierda confederal de los tres territorios» que apostaron por ellos. «Hoy podemos decir que la izquierda independentista ha sobrepasado los 400.000 votos en el conjunto de Euskal Herria, somos la primera fuerza de Euskal Herria, y la primera fuerza aberzale».
Otxandiano recordó que «hace cuatro años había una fuerza hegemónica institucionalmente», mientras que ahora «hay una competición entre dos fuerzas principales». «La fuerza que representa EH Bildu está en el centro del mapa político en un momento histórico para nuestro pueblo», y apostilló: «Vamos por buen camino, y rápido, hoy hemos dado un paso de gigante». Bajo sonoros gritos de 'independentzia' por parte de sus simpatizantes, el candidato soberanista afirmó que son los mejores resultados en la historia electoral de la izquierda soberanista, y añadió: «Los resultados ponen sobre la mesa que hay un mandato popular para dar un salto en nuestra soberanía, y políticas más innovadoras».
La subida de EH Bildu fue especialmente llamativa en Álava, donde se situaron por primera vez como primera fuerza. En la provincia menos poblada del País Vasco, los aberzales sí dieron el 'sorpasso' al PNV, que ganó en 2020. También se han impuesto en Guipúzcoa, donde ganaron los nacionalistas hace cuatro años, aunque es el territorio con mayor apoyo histórico a la izquierda aberzale. Aquí, crecieron en dos escaños y superan en tres al PNV. Mientras, en Vizcaya, feudo histórico del Partido Nacionalista Vasco, Bildu recorta distancias: si en 2020 el PNV les doblaba en votos, ahora sigue primero, pero solo tres escaños por encima. El partido se erige así como principal fuerza de la izquierda en el País Vasco, comiendo terreno a la izquierda confederal. No en vano, los seis escaños que gana respecto a los últimos comicios coinciden con los que pierde Elkarrekin Podemos, que desaparece del Parlamento vasco, y por cuyo electorado compiten. Sumar, por su parte, sí logra un representante.
Una pugna polarizada
El País Vasco acudió a las urnas tras una pugna polarizada y reñida sin precedentes, en especial entre el PNV y Bildu. Planeaba como gran incógnita si sería factible reeditar con mayoría absoluta un Gobierno de coalición entre nacionalistas y socialistas, y la suma da. La cita, a la que estaban llamados 1.795.206 electores, era un test para medir si en la sociedad vasca existía una suficiente pulsión de cambio frente al desgaste del PNV tras casi 40 años en el poder. Como flanco débil para Bildu, la negativa de su candidato a lendakari a condenar el terrorismo, si bien posteriormente pidió perdón a las víctimas de ETA aunque sin cambiar su postura.
Pero la alusión a la memoria frente a ETA provocó el mayor tsunami de la campaña, que el soberanismo había diseñado en un comienzo sobre una base: la sociedad vasca ha pasado la página de la violencia de forma mayoritaria, en especial los más jóvenes, que ni siquiera han conocido la existencia de la organización terrorista, pero al final se puso sobre el espejo su pasado.
Más allá del peso que adquirió la polémica por la memoria en los últimos días de la campaña, llama la atención la paradoja que supone que el Parlamento presumiblemente más soberanista de la historia haya aparcado en la práctica el debate sobre el ejercicio del 'derecho de autodeterminación'. Las propias encuestas sociológicas vascas detectan un fuerte enfriamiento de la pulsión identitaria tras el fin de ETA, a pesar de esa mayoría política nacionalista. Según ese análisis, la sociedad entendería más el autogobierno como instrumento de bienestar social que como elemento de reafirmación nacional.
A pesar de la paciencia estratégica que preconiza Arnaldo Otegi para negociar «sin ansiedad» avances en el modelo de Estado con el Gobierno de Pedro Sánchez, la nueva legislatura vasca vendrá marcada por la búsqueda de puntos de encuentro entre los soberanistas para impulsar un salto cualitativo en el autogobierno vasco que revise el actual 'statu quo' y explore una relación confederal con el Estado sobre el reconocimiento de la realidad nacional vasca, la bilateralidad y plurinacionalidad del Estado y la puesta en marcha de un nuevo sistema de garantías que evite las 'intromisiones' de Madrid.
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