Automovilismo
Después de... la Fórmula 1: Emilio de Villota, el legado social de María
Cerró su escuela de pilotos y vendió su equipo de carreras para dedicarse a las obras benéficas impulsadas por su hija, fallecida después de un grave accidente con un Fórmula 1
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![Emilio de Villota, piloto de F1 en 1977; y en la actualidad, en el club social del RACE](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/12/18/villotados-Rhc6QLiqgtJhBAdWFftdoaP-1200x840@abc.jpg)
«Y un día te das cuenta de que vivías dormido, paseabas a ciegas y sentías a medias. Yo era piloto, corría a gran velocidad y las miserias de la vida resbalaban sobre mi casco». A Emilio de Villota (77) no le cuesta recitar ... de memoria las frases del libro de su hija, María, que le impulsaron hace diez años a cambiar de vida y cerrar los vínculos con el automovilismo, su pasión y profesión durante 50 años. María de Villota, fallecida a los 34 años en 2013 después de un terrible accidente en un aeródromo inglés cuando conducía el Marussia de Fórmula 1, le dejó deberes en la 'La vida es un regalo'. Desde entonces dedica su existencia a la labor social, en ayuda de los desfavorecidos, que ella promovió.
Emilio de Villota fue el pionero español en los años setenta de la Fórmula 1. Tan exótico un español en este mundo como un torero en Inglaterra, el madrileño disputó dos grandes premios, en Austria y en el circuito del Jarama, con un McLaren patrocinado por Iberia, el Banco Ibérico, Medinabi y el Ministerio de Cultura.
El veterano expiloto encontró su lugar en el mundo en su pasión por el automovilismo. En 1980 puso en marcha una escuela de pilotos por la que pasaron casi todas las celebridades españolas de este mundillo. Carlos Sainz padre, Carlos Sainz hijo, Pedro de la Rosa, Fernando Alonso, Antonio García, Marc y Jordi Gené... Con el tiempo emprendió la aventura de los equipos de carreras. Compitió con sus pilotos y coches en Fórmula Fiesta, Fórmula Toyota, Fórmula Renault, Fórmula BMW, Fórmula 3.000...
María de Villota sufrió un accidente pavoroso el 3 de julio de 2012. «Ese día debió haber muerto, tuvo un parte de defunción en la pista», dice su padre en diciembre de 2023. El destino le entregó una segunda vida, un año y medio en el que escribió el libro, se olvidó de los coches y fomentó la ayuda a los más necesitados. María murió en una habitación de un hotel de Sevilla un año y cuatro meses después, el 11 de octubre de 2013, el día después de haberles mostrado su obra literaria a los padres y haberles escrito «la dedicatoria más cariñosa que puede haber», dice Emilio.
«Murió María, cerramos la escuela de pilotos, vendimos los equipos de carreras y paramos la actividad familiar en el motor –recuerda De Villota–. Ella hizo un testamento precioso, su libro, ahí dibuja el año y medio que pasó entre el accidente y el final. Normalmente un legado lo dejan los padres a los hijos. Y no es normal que un hijo te diga de qué va esto».
Emilio de Villota se dedica ahora al programa 'Primera estrella', entregado a niños con enfermedades degenerativas, mitocondriales, una especie de ELA en pequeños. «Se puede hacer una gran labor con sus dolores, sus terapias de movimiento». Los patrocinadores de María financian las actividades.
La piloto lanzó una pulsera solidaria y los fondos se destinan a este programa. «Hoy el legado de María tiene seis hogares de acogida en el Puente de Vallecas, 40 personas, familias, mujeres que están en una situación extrema. Tenemos el comedor social San José. María está enterrada en la parroquia de San Ramón Nonato, una iglesia que construyeron nuestros bisabuelos en 1907. Nuestros antepasados descansan allí».
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«Durante la pandemia llegamos a dar 1.000 comidas diarias. Tenemos más de 80 voluntarios, gente que leyó su libro y les ha motivado. A mí me siguen parando por la calle y me dicen, 'usted es el padre de María'. Nunca hubiera imaginado que su labor social en ese año y medio tuviese tanta profundidad y tanta repercusión».
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