La UME achica el aparcamiento inundado del centro comercial Bonaire «sin saber lo que nos vamos a encontrar ahí»
Preocupa lo que pueda revelar el parking, de 60.000 metros cuadrados y anegado por dos metros de agua
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Así es el párking del Centro Comercial Bonaire, donde la UME trabaja contrarreloj para acceder en busca de víctimas
![Un miembro de la Unidad Militar de Emergencias (UME) española trabaja en la retirada de agua de una de las salidas del aparcamiento del centro comercial Bonaire, cerca de Valencia](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/11/02/bonaire-U6029024207429wH-RSs6slE5Pu4IdnyKgRHI3LM-1200x840@diario_abc.jpg)
Si la parte positiva de esta tragedia es que está sacando lo mejor del ser humano, como el aluvión de solidaridad que llena las calles de las poblaciones afectadas, la negativa es que también está aflorando conductas despreciables como el pillaje y la difusión de bulos ... . De estos dos últimos se puede hablar muy bien desde el centro comercial Bonaire, ubicado a las afueras de Aldaya y uno de los primeros lugares que sufrió la repentina crecida del barranco del Poyo.
Once de la mañana de este sábado. Mientras recorremos las instalaciones totalmente destrozadas por la inundación —en esa imagen que se repite a donde vayas— Vicent se acerca a la entrada del centro comercial donde un guardia de seguridad le para y le pregunta en qué le puede ayudar. «Nada, vengo buscando mi coche que está en el aparcamiento subterráneo y me han dicho que los buzos ya han entrado y quería saber cómo estaba». Ante la pregunta, el guardia de seguridad le señala las rampas de entrada peatonal al parking, que están justo delante de ellos y le explica: «Ahí no ha entrado nadie, los de la UME están achicando agua desde ayer y mira lo poco que ha bajado». En efecto. El agua sucia, mezclada con barro, ramas y cientos de pequeños objetos identificables, se encuentra apenas medio metro por debajo del techo.
La escena deriva en una conversación sobre los rumores que circulan sobre el centro comercial. Que si hordas de ladrones desvalijando cada una de las tiendas, que si los buzos de la UME volviendo atrás espantados ante el cementerio submarino en que se había convertido el parking, que si los cientos de trabajadores y clientes desaparecidos, que si ya son setenta los muertos localizados… «Todas son falsas menos la primera», corrobora el joven de seguridad.
Y explica que él estaba trabajando el día de la tragedia y en cuanto el agua comenzó a subir tuvieron el tiempo justo para refugiarse en la primera planta. «Tuvimos que pasar allí la noche, porque nos quedamos totalmente incomunicados, pero no nos consta que nadie haya desaparecido». Un hecho que momentos después nos relata la responsable de marketing del recinto, que está coordinando las tareas de limpieza y desescombro. «No falta ninguno de los cerca de dos mil trabajadores, lo hemos comprobado. Con los clientes es más complejo, pero en principio unos seiscientos se refugiaron en el primer piso y todos están a salvo», explica a ABC. «Lo que no sabemos es lo que puede haber en el aparcamiento subterráneo», añade.
Inundado por completo
Desde luego, ese es el lugar crítico. Y el que más preocupa. Se trata de un recinto de 60.000 metros cuadrados, con unas 2.800 plazas de aparcamiento en un sótano de una sola planta, y con una altura de cuatro metros. Quedó inundado por completo. Los datos nos los facilita el oficial de la unidad de la UME que coordina el operativo instalado en Bonaire. «Nuestra labor es achicar el agua del subterráneo y hacerlo practicable», nos explica. «Tenemos dos bombas funcionando desde ayer y hemos conseguido bajar un metro y medio. Ahora nos llega otra», añade.
«No falta ninguno de los cerca de dos mil trabajadores, lo hemos comprobado. Con los clientes es más complejo, pero en principio unos seiscientos se refugiaron en el primer piso y todos están a salvo»
«De momento no ha bajado nadie», nos explica. «Sólo entraremos cuando sea seguro bajar», añade a la par que desmiente que los buzos de la UME hayan estado allí. «¿Qué sentido tendría?» nos responde con una pregunta. Lo cierto es que dos días después de la inundación y con una visibilidad casi nula a causa de la suciedad poco podrían hacer los hombres rana. «No sabemos lo que nos vamos a encontrar ahí, las cifras que dan son todas especulaciones sin ningún sentido», afirma. «Habrá que esperar a que lo vaciemos», comenta sin especular cuándo llegará ese momento. «Hasta ahora las bombas han funcionado sin problema, pero no podemos saber que va a ocurrir», añade.
Lo cierto es que preocupa lo que pueda encontrarse allí abajo, anegado, ahora, por dos metros y medio de agua. Sin embargo, de acuerdo a los datos que nos facilitan la ocupación del centro comercial aquella tarde del martes en la que chispeaba (a todo el mundo le sorprendió la inundación porque en esa zona apenas llovía) hablan de una poca afluencia. También el bajo número de coches que, embarrados, resisten en el parking exterior.
«Mi mujer cuando vio el agua se fue corriendo a sacar el coche. Menos mal que las amigas le dijeron que estaba loca y que ni se le ocurriera. Gracias a eso sigue viva»
Sin embargo, el temor que comparten los empleados y la UME es que, ante la crecida, mucha gente se precipitara a intentar sacar el coche y la decisión le costara la vida. Es lo que nos cuenta Vicent, el hombre que buscaba su coche. «Mi mujer trabaja en el Alcampo y cuando vio el agua se fue corriendo a sacar el coche. Menos mal que las amigas le dijeron que estaba loca y que ni se le ocurriera. Gracias a eso sigue viva», nos explica.
A las 12.00 horas de este domingo, casi 24 horas después, los submarinistas de la Unidad Militar de Emergencia (UME) comienzan a entrar en el aparcamiento de Bonaire, listos para descubrir que ha dejado el agua y el lodo en este complejo subterráneo. Según explican fuentes del operativo, las labores de achique del agua han permitido en las últimas horas que el nivel del agua descienda hasta el metro y medio, lo cual permitirá a los buzos realizar una primera inspección del aparcamiento en busca de posibles víctimas en el recinto.
Pillaje
La incertidumbre sobre el parking subterráneo no es la única que se cierne sobre el Bonaire. El temor al pillaje ha estado presente desde el primer momento. En realidad, más que el temor, la certeza. «En la noche del miércoles pasé verdadero pánico», nos cuenta el guardia de seguridad que custodia una tienda de bricolaje. «Estaba yo sólo, con todo oscuro y en silencio y de repente entraron más de veinte personas», recuerda. «Menos mal que vieron lo estropeado que está todo y se dieron la vuelta», suspira aliviado.
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Tuvo esa suerte, pero otros comercios de la zona se encuentran arrasados y no por la crecida del barranco. También los coches que quedaron en la superficie. Los cristales rotos de las ventanillas y los interiores revueltos delatan que el daño no lo causó la inundación. «La Guardia Civil se puso las pilas el jueves y detuvo a más de diez», nos cuenta el vigilante. «Además, se pusieron muy duros con ellos», remata.
Lo cierto es que, según ha podido confirmar este diario, los operativos de la Guardia Civil para detener a este tipo de ladrones han monopolizado la mayor parte de las operaciones. «No tenemos sitio en los calabozos para todo ellos», han explicado a ABC.
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