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II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad popular

Magna hispalense

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Besamanos a la Virgen de los Reyes, patrona de la Archidiócesis de Sevilla Raúl Doblado

Procesión Magna Sevilla 2024

Sevilla vive, en estos primeros días de diciembre, la religiosidad popular en primera persona con la celebración de una procesión extraordinaria de clausura del Congreso de Hermandades. Un acontecimiento histórico que trasciende los habituales tiempos de espera de los tiempos litúrgicos para aunar las mayores devociones de la ciudad y de la provincia en un sólo cauce de fe

La Virgen dijo 'Sí': la piedad popular según Sevilla

Guía de la Magna de Sevilla 2024

Por P. Daniel Cuesta Gómez

Lo extraordinariamente ordinario

Vivimos en unos tiempos marcados por la inmediatez. Hemos caído en la trampa de pensar no sólo que todo es posible, sino de asumir que todo tiene que ser rápido. Las compras por internet son lo más paradigmático de todo ello.

Hoy, el mundo digital nos permite encontrar aquello que necesitamos (además de muchas cosas superfluas), y nos las hace llegar casi de inmediato.

Si observamos con una mirada atenta, probablemente nos demos cuenta de que este modo de vivir ha impregnado y corre el peligro de enraizarse en el mundo de la religión en general y de la religiosidad popular en particular. Algo especialmente paradójico, puesto que, como sabemos, estas realidades se basan precisamente en la fe y la esperanza. Virtudes que calman las ansias de las personas, encaminándolas a vivir no tanto desde el ritmo frenético de la tierra, cuanto desde aquel de las realidades del Cielo. En la entraña de la religión cristiana está la pedagogía de la espera, la de la paciencia y de la fe que calman al creyente introduciéndolo en la vida del Espíritu.

La religiosidad popular comparte esos tiempos de espera que marcan el ritmo del actuar de Dios. El devoto espera que llegue el momento en el que su imagen descienda para ser venerada en sus cultos y acompañada posteriormente en procesión. Un cofrade asume que, probablemente no podrá conocer tal o cual procesión de otra ciudad (al menos sin el esfuerzo de perderse la suya propia). Un seguidor de Cristo comprende que la lluvia u otros contratiempos alarguen el tiempo de espera. Pero, no por ello siente que Dios se aleje de la realidad de su vida.

Sin embargo, en los últimos tiempos, siento que estamos asistiendo a un cambio profundo en la entraña de esta sabiduría. Puesto que pareciera que, al igual que podemos tenerlo todo y en todo momento, pudiéramos vivirlo todo también, despegando nuestra espera de lo temporal y lo espacial.

La proliferación de lo «extraordinariamente ordinario» permite poder asistir, en tiempos y lugares distintos, a manifestaciones de piedad que en su esencia están ligadas intrínsecamente a un tiempo litúrgico y a un lugar concreto. Eliminamos los elementos de espera y de renuncia a lo nuestro. Posibilitamos un sinfín de posibilidades, que multiplican aquello que de por sí está llamado a ser único.

Una devota del Gran Poder con una estampa del Señor Manuel Gómez

Aunque no es malo presenciar una vez en la vida uno de estos acontecimientos extraordinarios, no es bueno perder el ritmo de la espera e insertarnos, sin darnos cuenta, en una espiral cuasi comercial de la búsqueda de la continua novedad que elimina la monotonía de la rutina.

Ante esta realidad cabría preguntarse qué buscamos con esta «peregrinación» en busca de procesiones y ritos de piedad popular, así como qué frutos está dejando esta dinámica en nuestra alma. Cuestionémonos si lo hacemos buscando el encuentro con Dios en estas potentes mediaciones, o si tratamos de llenar el aparente vacío o la monotonía de la vida cotidiana. Si anhelamos conocer internamente a Cristo a través de sus misterios, o por la intercesión de su Madre y de los santos, o, por el contrario, pretendemos coleccionar experiencias. Pese a que Dios puede sacar bienes de todo, lo cierto es que unas búsquedas producen un aumento de fe, esperanza y caridad que inflama nuestra vida cristiana, mientras las otras tienden a encerrarnos en nosotros mismos, provocando la ansiedad por ver, conocer y sentir más, desde una superficialidad que no traspasa ni transforma el corazón.

La vida cristiana está llamada a ser contracultural, siguiendo el mandato del Señor de estar en el mundo sin ser del mundo. Por ello me pregunto si no habrá llegado el momento de volver a dar importancia a esa espera que prepara y dispone el alma para lo extraordinario, en lugar de dejar que la inmediatez y el exceso en que vivimos acaben robándonos aquello que anhelamos..

Por Alejandra Navarro

La procesión de las dos madrugadas

La ciudad, entre desconcertada y ansiosa, espera con impaciencia este fin de semana un hito histórico que, no por esperado, lleva causando expectación desde su anuncio. Como colofón a un congreso centrado en la piedad popular y las hermandades, Sevilla, ciudad mariana por excelencia y fiel defensora de la Inmaculada Concepción, se convierte en una fecha tan señalada como el 8 de diciembre en epicentro cofrade con la celebración de una procesión magna que sacará a la calle y en pleno Adviento las principales devociones, no sólo de la ciudad, sino del mundo.

Jamás se pudo contemplar en otros tiempos un cortejo como el que, con mimo y dedicación, han preparado desde el Arzobispado con el Consejo y las hermandades implicadas. Juntas estarán las advocaciones marianas de la Virgen de los Reyes, patrona de la Archidiócesis, la Esperanza de Triana, Setefilla, Valme y Consolación, tan colmadas de fe rural y verdadera, y la Esperanza Macarena, Rosa de Oro de San Gil. Juntos el Señor de Sevilla, el nazareno que con la cruz a cuestas llega desde San Lorenzo mostrando su Gran Poder infinito, y el Crucificado del Cachorro que expira, vive, muere y resucita en el Patrocinio. Unida Sevilla y juntos los cofrades que, desde distintos puntos del planeta, ya acuden a esta ciudad hiperbólica para confirmar que, en una sociedad líquida como la que vivimos, el relativismo moral no puede con la fe en los misterios de Jesús.

Bajo las luces de la Navidad y con los belenes anunciando el nacimiento del Niño Dios, ocho pasos con sus hermanos e insignias correspondientes van a recorrer las calles de Sevilla, como afluentes de un único río de piedad. Mal que nos pese, nos hemos acostumbrado a que los tiempos litúrgicos 'no se cumplan'. Y así, acelerados como vamos en nuestra vida diaria, la rutina de lo extraordinario se desborda y descoloca al que más allá de la búsqueda de un palio en cada esquina, sabe encontrar también a Dios en los sagrarios y en los conventos.

Palio de la Esperanza de Triana en su regreso a la capilla de los Marineros en la mañana del Viernes Santo Manuel Gómez

Porque a esta gran procesión de clausura, que irá precedida por un solemne pontifical en la Catedral, Sevilla le va a construir hasta una carrera oficial a la medida del evento. A las cuatro y veinte de la tarde se abrirán las puertas de la Seo para que la Virgen de los Reyes inaugure el cortejo, que continuará con el Gran Poder, la Virgen de Setefilla, la Virgen de Valme y la de Consolación, que llegan desde Lora, Dos Hermanas y Utrera respectivamente. Detrás el Cachorro, y por último, las dos Esperanzas, que desde Triana y la Macarena marcan los compases finales de un camino que lleva su nombre. En total cinco horas y media de procesión, hasta que el palio de la Macarena alcance el puente de Triana a las 21.35 horas.

No obstante, si tenemos en cuenta los traslados previos y los regresos a sus templos, Sevilla vivirá a las puertas de la Navidad la friolera, nunca mejor dicho, de 40 horas de procesiones ininterrumpidas, a las que hay que unir las decenas de besamanos y veneraciones que preparan las hermandades para conmemorar la celebración del Congreso.

La piedad popular se transformará inevitablemente durante dos madrugadas, la del 7 y la del 8 de diciembre, en gozo para unos y en trastorno para otros. Y Sevilla, volcada en cuerpo y alma, escribirá en los anales de su historia infinita cómo Dios y su Madre se hicieron presentes, más que nunca antes, en el corazón de los cofrades.

Nuestra Señora de los Reyes, patrona de Sevilla Juan Flores

Hay porqués que no necesitan justificarse y gestos que se explican por el simple hecho de que suceden. Y no hace falta más si es la Virgen la que está justo en medio de esa encrucijada entre Dios y el pueblo, pues es ahí donde encuentra su verdadera razón de ser. Nadie sabe por qué el sol de la aurora agosteña refulge en la piedra que enmarca los muros de la Catedral para alumbrar el rostro nacarado de la joven de Nazaret. Sigue leyendo aquí.

Nuestro Padre Jesús del Gran Poder Raúl Doblado

Qué sería, Señor, sin el dolor de tu hombro, sin la espina de tu ceja, sin la sangre de tu rostro; sin el surco de tu herida, sin la paz de tu retina, sin el carbón de tus ojos.

Qué sería, Señor, sin tu calvario, sin las manos amarradas esperando; sin el cuello ladeado que, al mirarnos, pregunta por el viernes que faltamos.

Qué sería, Señor, sin tus siglos de madera, sin los besos, sin la eternidad de tu paciencia, sin tu evangelio.

Qué sería, Señor, sin tu zancada; sin tu espalda encorvada y decidida, sin el talón desnudo, alzado.

Qué sería, Señor, sin tu amor desmesurado, sin tu cruz, sin tus milagros.

Qué sería, Señor, sin tu noche, sin el frío, sin el chasquido del alma, sin tu paso. Sin el silencio que nos llama, sin tu pasión, sin tu llegar, sin tu zarpazo.

Qué sería, Señor, sin tu prólogo de muerte, sin la vida en tu epitafio; sin el cáliz redentor, sin tu esperanza …

Qué sería de nosotros, Señor del Gran Poder, sin tu sagrario.

Sigue leyendo aquí.

Las Vírgenes de Consolación, Valme y Setefilla en las parroquia del Sagrario de la Catedral de Sevilla MANUEL OLMEDO

Sevilla se alza desde hoy instituida como epicentro universal de la religiosidad popular, el corazón de la fe, un órgano que bombea al ritmo de la oración, la plegaria, el rezo íntimo que se escapa entre los labios para llamar al Señor o a su bendita Madre. Ese corazón está cruzado por arterias que riegan las siete letras de la provincia de un amor de siglos por María y su Hijo. Hasta aquí, la antigua ciudad romana Hispalis, llegarán en pocas horas ríos de fervor que nacen en tres manantiales ancestrales de piedad, un triángulo imperfecto donde María se erige en la primera discípula del mensaje de Jesús. Muchos son los sevillanos que sólo saben de Dios a través de los ojos de la Virgen.

Desde el Sur, como el aire que se cuela desde las últimas tierras españolas que vieron los marineros que emprendían su viaje hacia el Nuevo Mundo, llega la Virgen del barco que el capitán Rodrigo de Salinas dejó a finales del siglo XVI en Utrera, el nombre que llevaron a América y que veneran en rincones de Cuba, México o Ecuador. Los peregrinos de Consolación, como los que partían a la Carrera de Indias, vienen dispuestos a hacer del 8 de diciembre un 8 de septiembre en su Santuario.

Como Austro, el dios mitológico de los vientos del Sur, desde el cerro de Cuartos a la Santa Iglesia Catedral, los nazarenos pondrán su saeta más directa en el alma de la ciudad: Váleme, Señora. La mirada ante la que se postró el Rey Santo volverá a brillar en Sevilla. Se pronunciará su nombre, un acto de fe, popular, en sí mismo, como sentenció el propio Romero Murube. Cinco letras, 68 centímetros y Dos Hermanas, los tres pilares de una devoción sin límites.

Sin pañuelos blancos atados a sus sienes pero con el mismo amor puro que le profesan cuando pisa el suelo de Lora del Río. Con la presea con la que fue coronada hace más de 35 años, la Virgen de Setefilla, la 'Serranita Hermosa', hará brillar una devoción medieval de los que sembraron y trabajaron unas tierras que lindaban con la Campiña, la Vega y la Sierra Morena.

El caudal de la religiosidad en la provincia es inabarcable. Valme, Consolación y Setefilla son tres granos de mostaza del campo de la fe que es Sevilla, que germinó en Gracia, Valle, Águila, Rosario, Agua Santas, Pastora, Asunción, Rosario, Purísima, Inmaculada, Remedios, Magdalena, Nieves, Cuatrovitas, Alcor, Encarnación, Robledo, Monte, Carmen, Estrella, Dolores, Pilar, Soledad… flores de un jardín de devoción popular.

Las arterias de la fe

Lora del Río

Virgen de Setefilla

Dos Hermanas

Virgen de Valme

Cristo de la Expiración del Cachorro abc

Llevan meses contándolo. Lo anuncian como si fuera algo nuevo. Con pompa y alharaca. Dicen que el Señor irá a Roma en mayo por el Jubileo de las Cofradías. Falso. Otro bulo. Ni se va ni se ha ido jamás. Él está siempre en Roma. Sufre, agoniza, reina desde el centro mismo del Imperio. Sevilla es Roma y Roma, Sevilla. Julia Rómula y Remo a los pechos de la misma loba. Pobre el que aún no se haya percatado de que el Patrocinio domina el otro lado del Tíber, del Betis, que es lo mismo, y de que desde ese extremo occidental de la urbe se divisan perfectamente las siete colinas. Sigue leyendo aquí.

Esperanza de Triana Manuel Flores

Estas manos escriben lo que vieron otros ojos. Y sintió otro corazón. Los ojos de una tierra lejana, ajena a nuestras cosas y nuestros casos, negros como la Coca Cola, húmedos como rocía el cielo a la madrugada. Así que lo rescato de la mochila del tiempo, lo actualizo con música de Triana, para que Jesús de la Rosa eche a volar el pájaro blanco de nuestros corazones, buscando una estrella fugaz en la Esperanza de la calle más pura del barrio del río. En algún momento de aquella alborada, su piel de canela se erizó, y pude intuir que todo era tan nuevo en su cabeza que hasta la carne de gallina la delataba. De comprenderlo ni hablamos. Sus preguntas corroboraban mi sospecha: ¿Por qué baila? ¿Qué le hace estar tan contenta? ¿No es un día trágico tras ver morir a su Hijo? Sigue leyendo aquí.

Nuestra Señora de la Esperanza Macarena Abc

Siempre he pensado que si alguna vez acaeciera una hecatombe nuclear, no habría un lugar en el mundo donde me sentiría más seguro que en la Basílica de la Macarena. Lo pienso cada vez que acudo a ella y dejo flotar mi espíritu en el silencio de su penumbra, sintiendo -más bien, constatando- la presencia cierta de la divinidad, asomada a unos ojos que nos miran desde el camarín del altar mayor. No, creo que no tendría ningún miedo si tal desgracia ocurriese; que mi ánimo estaría confortado y dispuesto para afrontarla con serenidad. Allí me sentaría tranquilamente a esperar la Sentencia lleno por completo de Esperanza. Sigue leyendo aquí.

En boca de todos desde que se anunció en octubre de 2023, la Magna es el gran acontecimiento que servirá como colofón al Congreso de Hermandades y Piedad Popular. Como tal, atraerá a cofrades y curiosos llegados de muchos lugares, que podrán disfrutar junto a los sevillanos de una serie de momentos inéditos tanto el propio día de la procesión de clausura del congreso como en la jornada previa con los traslados de las imágenes pasionistas a la Catedral. La procesión va a regalar una serie de estampas inéditas que quedarán para el recuerdo de la Sevilla cofradiera. Sigue leyendo aquí.

Por Joaquín Caro Romero

8. Galería cofradiera

Virgen de la Macarena Vanessa Gómez

La Madreperla y la Rosa

Aunque es invierno,

he hallado rosas en Sevilla

Rubén Darío

Están diciendo en San Gil

que han visto en la Resolana

una Rosa vaticana

preguntando si es abril.

Es diciembre en el pensil,

la campana está celosa

y el incienso es mariposa

volando en la canastilla,

que hermanan Roma a Sevilla

la Madreperla y la Rosa.

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