Cómo lograr que tus hijos sí cumplan sus propósitos para 2024, según los psicólogos
Los expertos apuntan que los padres deben escuchar los deseos de sus hijos y no imponer sus propias metas
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![Los nuevos objetivos pueden plantearse a partir de los 8 años o cuando ya tienen buen desarrollo cognitivo](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/familia/2023/12/22/a-R2DUzpVe1ZpDVo3qvOAqFIL-1200x840@abc.jpg)
Hacer deporte, no fumar, comer sano… Con la llegada del fin de año es muy común hacer balance de los últimos meses y plantearse buenos propósitos para los doce siguientes. Este ejercicio no debe ser exclusivo de los adultos, también puede realizarse en familia para ... que los hijos se replanteen sus áreas de mejora y que todo revierta en una buena convivencia. Pero, ¿a partir de qué edad es conveniente que los niños fijen nuevos hábitos? Según Silvia Álava Sordo, Doctora en Psicología y autora de '¿Por qué no soy feliz?', lo mejor es que tengan entre ocho y diez años, «cuando disponen de buen desarrollo cognitivo, porque antes no van a entender ni son conscientes de 'cómo soy' y 'cómo debo mejorar como persona'».
El punto de partida indiscutible para marcar buenos hábitos comienza con la escucha. Y en darles voz. «Los padres deben ayudar a los hijos a reflexionar y, sobre todo, deben escuchar cuáles son sus deseos, y nunca marcarles objetivos en función de los intereses de los adultos. Es decir, si el enfoque es escolar, no se puede pretender que haga todos los deberes y estudie entre semana para que así los padres puedan tener más tiempo libre el sábado y domingo y descansen».
También es importante hacerles saber que les queremos tal y como son, pero que siempre es positivo plantearse puntos de mejora. «Estos puntos deben ser muy concretos, uno o muy pocos. Y, fundamental: deben ser realistas para poder cumplirlos. Cuando no lo tienen muy claro se les puede ayudar preguntándoles qué les gustaría cambiar, mejorar. Unos lo enfocarán al tema escolar (sacar mejores notas o no suspender), otros a disfrutar más tiempo de la familia (muchos niños me confiesan en consulta que les gustaría tener tiempo libre por las tardes y no tener que ir a tantas actividades e, incluso, los adolescentes me aseguran que echan de menos no jugar en familia como lo hacían en el confinamiento), los habrá que enfocarán sus deseos a las relaciones sociales (´me gustaría tener mejores amigos´)... En definitiva, hay que atender a sus propias necesidades y ayudarles a diseñar un plan de acción».
Lo esencial para cumplir es ser realista para que el esfuerzo merezca la pena y se pueda lograr la meta, «de lo contrario se caerá enseguida en la frustración, y es contraproducente. No se puede pretender, por ejemplo, que un niño que suspende todo menos dos asignaturas saque todo sobresaliente el resto del curso», apunta Álava Sordo.
Durante el transcurso para conseguir el propósito es importante valorar el esfuerzo que realiza el niño o adolescente y no solo transmitir la motivación de la meta. «Hay que hacerles saber que sólo el esfuerzo ya conlleva una motivación intrínseca que hace que uno mismo se llene de orgullo y satisfacción, sensaciones muy agradables. No obstante –matiza esta Doctora en Psicología–, el avance de nuestro en su esfuerzo día a día no requiere de premios ni gratificaciones, pero sí de refuerzo social; es decir, que el menor sepa que le vemos y que somos conscientes y sabemos que va por el buen camino».
Coherencia educativa
Y, muy importante, los padres no deben olvidar que son un referente para sus hijos y que es esencial que, como adultos, también les comuniquen sus nuevos propósitos y sean igualmente realistas porque, de lo contrario, no habrá coherencia educativa si les dicen que van a dejar de fumar y a los dos días el progenitor se enciende un cigarro. El niño, con su lógica, dirá 'pues si él no cumple, yo tampoco'».
Ana Roa, pedagoga y fundadora de Roaeducación, considera que la tarea de fijar buenos propósitos puede ser emocionante y formar parte de una tradición a repetir cada fin de año para fomentar la ilusión de conseguir metas y límites. Propone que una buena opción es dejar por escrito estos buenos deseos para el año nuevo. «Cuando quedan escritos en una hoja de papel (decorada a gusto de cada niño), se recuerdan a medida que pasan los meses del nuevo año y es una buena manera de valorar la constancia, la perseverancia y el esfuerzo por su logro, valores en desuso actualmente». En su opinión, los niños pueden realizar esta tarea ya desde la etapa de Infantil, «con el planteamiento de pequeñas metas que pueden dibujar en un papel con nuestra ayuda».
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Alerta de que cuando se trata de adolescentes, a veces el planteamiento de sus metas es muy elevado y la tendencia a buscar la recompensa inmediata enfría cualquier propósito que se planteen. «Deben comprender la importancia de empezar por una tarea sencilla hasta lograr que se convierta en hábito (el primer paso es dividir la meta final en pequeñas subtareas que les resulten menos tediosas). También deben tener en cuenta sus fortalezas y debilidades y tomarse un tiempo y pensar, desde todas las perspectivas, qué valor tiene ese propósito a realizar para el próximo 2024», concluye Ana Ro
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