Hazte premium Hazte premium

Diálogos de Familia: Miriam Tirado

«Muchas madres sienten que atenderse a ellas mismas es ser egoístas»

Miriam Tirado, consultora de crianza consciente, asegura que cuando percibimos sensaciones desagradables «es fácil engancharse a algo -comida, bebida, pantallas...-. Así nos engañamos, pero el dolor sigue ahí, camuflado»

Según Miriam Tirado vivimos en un «analfabetismo emocional» Sergio Falcón
Laura Peraita

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Miriam Tirado es consultora en crianza consciente y escritora especializada en maternidad. Acaba de publicar 'Sentir' su último libro en el que invita a los lectores a realizar un viaje para aprender a acompañar las emociones personales y las de los demás.

Es muy habitual decir a los padres lo positivo y conveniente que es formar a los hijos en emociones, pero nadie ha enseñado a estos adultos a hacerlo cuando eran pequeños. ¿No están demasiado presionado los progenitores en este asunto?

Bueno, digamos que hoy estamos viviendo un momento 'un poco complicado' para los padres porque tienen mucha información al alcance, y aunque se están formando mucho sobre infancia, cerebro, etc., en realidad, no hemos sido educados en educación emocional.

Los padres actuales tienen un vacío en este asunto y enseñar a los hijos lo que uno no ha aprendido, cuesta. Además, cuando intentan pasar de la teoría a la práctica, se dan cuenta de que es difícil.

¿Por qué resulta tan complicado expresar lo que uno siente?

Es verdad, sentimos cosas y no sabemos identificarlas bien porque no hemos sido educados, ni criados, teniendo en cuenta todo el aspecto emocional del ser humano. No nos ponían nombre a lo que nos pasaba, a lo que sentíamos, y hemos crecido con un gran vacío emocional. Es decir, no disponíamos de información ni vocabulario para aprender a identificar lo que nos pasaba por dentro.

Lo curioso es que nos han explicado muchísimas cosas del mundo exterior: matemáticas, a leer..., pero no se nos ha enseñado a conocer nuestro yo, nuestro interior. Y resulta que llegamos a la edad adulta y no sabemos cómo expresar e identificar nuestros sentimientos. Vivimos en un analfabetismo emocional y estamos pagando un poco la factura.

¿Qué podemos hacer para aprender?

Lo primero es lo que indico en el título del libro: sentir. Y hacerlo sin miedo. Hemos aprendido a sentir por supervivencia. Cuando sentíamos cosas desagradables, lo que teníamos que hacer era huir de ello, escapar y evadirnos para que no nos resultara tan desagradable e incómodo. Pero justamente es al revés. Tenemos que parar y sentir. Escucharnos. Y hacerlo desde la percepción sintiendo, por ejemplo, que estoy triste. No pasa nada, es una emoción. Las emociones vienen y van. No son permanentes, son transitorias. Si las veo desde esta óptica debo saber que me están intentando contar algo. Y así voy a poderlas transitar de una forma más asertiva y más serena, sin intentar escapar.

Esto sería lo primero: parar y sentir. Respirar la emoción. Y, poco a poco, a medida que vamos poniendo todo esto en práctica, nos será más fácil identificar lo que nos pasa y, por consiguiente, podremos expresarlo a los demás.

Hablabas de esa huida a los sentimientos negativos como el dolor o la tristeza y es una de las razones por las que las personas se engancha a la comida, a la bebida, a la tecnología... ¿Son las emociones una de las causas principales de las adicciones?

Efectivamente porque representan una forma de cubrir ese malestar que se siente.

¿Qué le dirías a estas personas que se encuentran en esta situación?

Que aparentemente parece que cuando nos enganchamos a algo escapamos de ese malestar; el malestar queda como erradicado. Pero esto es falso. Sigue estando, pero camuflado. Y este malestar, más tarde o más temprano, va a salir a flote y cuanto más tardemos en reconocerlo, más impacto tendrá en nosotros. Darnos cuenta de ese malestar, de lo que siento, de que no tengo que huir de él, de que me escucho, me atiendo... y si no pues busco ayuda profesional que me asesore para acoger a ese malestar y poder aprender de él.

El malestar está por algo. Nos viene a contar algo de nosotros que necesita ser visto y atendido. Atendámoslo sin miedo.

Una vez que lo identificamos y le ponemos una etiqueta, ¿qué hacemos?

Pues depende de lo que estemos sintiendo. Supongamos que viene un malestar fruto del estrés, de un no escucharme, no darme lo que necesito, de estar haciendo mil cosas sin darme cuenta de que lo que necesito es otro ritmo vital... Cuando identifico y atiendo este malestar puedo tomar acción para poder estar mejor. Puedo bajar dos marchas en mi ritmo de vida y analizar qué cosas superfluas puedo eliminar de mi día a día que me llevan a este estado de alerta continua, etc. Solamente si somos conscientes de lo que nos pasa podremos hacer algo al respecto. Cuando vamos con el automático puesto y no nos damos cuenta de nada, tampoco podemos mejorar nuestro estado actual.

Todo esto requiere tiempo. Aseguras que vivimos en una vida acelerada, con mucho estrés... ¿Por qué nos dedicamos tan poco tiempo a nosotros mismos si realmente nos afecta de una forma tan importante?

Pues mira, por muchos motivos. Uno es porque no hemos visto hacerlo a nuestros padres, a nuestros adultos de referencia. Creemos que nosotros quedamos relegados a lo último, después del trabajo, de los demás... Esto le pasa mucho a las mujeres, especialmente si son madres. Lo viven con una sensación de que están siendo egoístas porque hemos visto a nivel cultural, social, y también familiar, que la maternidad supuestamente correcta era la del sacrificio, la de me doy para todo el mundo y yo soy lo último. Muchas madres creen que atenderse es ser egoístas. Y, claro, se sienten culpables y débiles.

Reina una ilusión de perfección, de que podemos ser perfectas. Y no, la perfección no existe y, por lo tanto, las madres perfectas tampoco. No nos atendemos por un montón de motivos porque creo que, en el fondo, sentimos que no merecemos atendernos. Se trata de un acto de amor propio que tiene que nacer de una sana autoestima, y a veces tampoco la tenemos.

¿Qué tiene que pasar para que esta percepción cambie y evite tanto sufrimiento?

A veces aparece una crisis existencial a nivel físico. A nivel psicológico hay algún suceso externo, como la muerte de un padre, de una madre, una enfermedad que te hace tomar conciencia del malestar que estás viviendo, soportando... Y ahí empieza como una revolución interior. Nos damos cuenta de que, o atendemos eso, o tropezamos siempre con la misma piedra.

En el libro señalas que sentir también puede ser sanador y cura ciertas heridas. ¿Cómo es posible? ¿Cómo se puede mirar al pasado para recuperar y sentirse uno en paz consigo mismo?

Es imprescindible. Tenemos que ver de dónde venimos y qué nos ha llevado a ser lo que somos hoy. Cuando miramos al pasado no se trata de fustigarnos con el látigo, criticarnos o reprocharnos lo que hayan hecho nuestros padres, sino de darnos cuenta de lo que hemos vivido porque si hay momentos de esa infancia, o de nuestro pasado, que nos han hecho daño, que nos han herido, hay que acoger ese dolor. Todo el dolor que no es acogido acaba saliendo más adelante, antes o después. Todo lo que podamos darnos cuenta de esas heridas que hubo en la infancia, ver que hubo cosas que nos hirieron, nos ayudará a podernos acompañar a nosotros mismos en ese dolor. Quizá nadie de nuestra familia se dio cuenta de que estuvimos sufriendo en cierta etapa de nuestra vida, pero sí que podemos verlo nosotros, darnos cuenta y es como decirte a ti mismo, veo este dolor, lo lloro, lo acojo, lo escribo, lo cuento a alguien y, gracias a ello, lo hago consciente. Es como que nos hacemos responsables de esa herida en el sentido de tomo acción. Veo esa herida con amabilidad y la voy sanando poquito a poco. Vamos reparando momentos de nuestra vida que nos dolieron y podemos ser cada vez más felices y vivir una vida más plena, más en paz con uno mismo.

Hay ciertas emociones que generan comportamientos un poco excesivos. ¿Cómo autorregular el comportamiento ante este tipo de emociones?

Con mucha práctica. No hay otra. Prueba error de qué cosas nos ayudan a regular a cada uno. No hay reglas fijas. Hoy está demostrado que hacer respiraciones lentas, profundas, nos ayudan a volver al centro, pero cada cual tendrá que encontrar qué prácticas le ayudan en momentos de desregulación emocional a volver un poco a la calma.

Hay personas que necesitan silencio, espacios para para estar solos. Para otros, por ejemplo, el deporte les ayuda a sacar hacia afuera el exceso de energía que sienten y a veces también de emociones para sentir paz.

Hay a quienes les ayuda muchísimo hablar, contar a otra persona cómo se están sintiendo. Les regula. También la meditación, la respiración consciente... Tenemos que practicar con un montón de herramientas para encontrar qué nos va bien a cada uno.

¿En qué nos beneficia controlar y sentir nuestras emociones?

En llevar una vida más plena porque te das cuenta más de todo y, por lo tanto, puedes tomar acción. Ser más consciente nos ayuda también a la hora de dar ejemplo a los niños que tengamos a cargo, para que ellos sepan regularse y, cuando tengan emociones intensas, no hagan daño a los demás ni tampoco a ellos mismos. En definitiva, nos ayuda a tener unas relaciones más sanas emocionalmente con los demás y con nosotros mismos.

¿Ha sido un punto de inflexión en este asunto la pandemia, un periodo en el que se ha tenido un poquito más consciencia de lo que cada uno sentíamos en ese confinamiento que nos hizo parar de forma tan brusca?

Sí, creo que la pandemia fue un punto de inflexión. Estoy convencida porque antes nadie hablaba de salud mental, ni de muchísimos temas de psicología emocional, etc. No ocupaban páginas en periódicos generalistas. Hoy sí. Con lo cual, esto al final ha ayudado de alguna forma a poner sobre la mesa muchos temas que eran importantísimos. Fue muy emocional todo lo que vivimos, muy intenso, con mucha incertidumbre, miedo... A muchos les desbordó y quedó muy claro que no teníamos herramientas para ayudarnos en momentos muy potentes a nivel emocional. Creo que es un punto de inflexión importante y que estamos avanzando.

Estoy segura de que en unos años estos contenidos, estos diálogos que hacéis en ABC Familia, todo lo que estamos hablando ahora tú y yo estará mucho más extendido. Necesitamos dejar el alfabetismo emocional y poner las emociones del ser humano encima de la mesa y ver todo lo que alberga nuestro interior para cuidarnos más y estar más en paz con nosotros mismos.

¿Se trata de un tema que deben abordar las familias con los niños, o también se debe tratar desde las escuelas u otro tipo de organizaciones?

Creo que educa la familia. Obviamente las familias tenemos que ponernos las pilas en eso, pero no solamente nosotros. A nivel de educación, en la escuela, también en las aulas, hay que hablar de emociones. Hay que atender las emociones de los niños. Hay que hablar de estos temas también a nivel social.

¿Qué pautas darías a los padres que no han recibido educación emocional y saben que es importante?

Les diría que no tengan miedo. Que piensen que los momentos de intensidad emocional son transitorios, no van a durar toda la vida: duran un rato, un momento, unos minutos... Cuando los hijos están sintiendo esas emociones tan potentes, les diría a los padres que respiren profundo antes de actuar, porque muchas veces reaccionamos a su emoción. No actuamos de una forma consciente, sino inconscientemente y luego hacemos cosas de las que nos arrepentimos.

Cuando sienta miedo, rabia... va a ser transitorio. Deben pensar que puedo sostenerle. Significa mostrarme abierta, que estoy aquí acompañando, porque si no, los niños tienen la sensación de que sólo les acompañamos cuando están bien. Pero cuando uno está bien no necesita ayuda. Requerimos ayuda cuando estamos mal. Y es ahí, en esos momentos, cuando es más importante que los padres estemos presentes. Y esto significa estar ahí sin incomodarnos por su emoción.

Y a ello nos ayudará muchísimo respirar. Todo esto pasará poco a poco y, a medida que vayamos practicando esta forma de acompañamiento, nos será cada vez más fácil.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación