Moncloa sitúa la inmigración ilegal entre las tres principales amenazas
Sólo le superan la desinformación y un ciberespacio vulnerable, según el Departamento de Seguridad Nacional
El Análisis de Riesgos se hace a partir de una encuesta con 253 expertos de todas las áreas del Gobierno
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Las campañas de desinformación, cada vez más habituales, mejor diseñadas y lanzadas por actores hostiles para debilitar al Estado son ya la principal amenaza para la seguridad nacional y lo seguirán siendo a corto y medio plazo. Este es el diagnóstico que hacen 253 ... expertos de todas las áreas del Gobiernos encuestados por el Departamento de Seguridad Nacional (DSN), que a partir de los datos recogidos elabora un Análisis de Riesgos. Otra de las novedades es la irrupción de la inmigración ilegal entre las tres principales amenazas para España, algo inédito hasta ahora.
Se trata del cuarto estudio de estas características y la evolución que se constata es acorde a la realidad que hemos vivido. En los dos primeros, de 2020 y 2021, coincidiendo con el Covid, el principal riesgo identificado eran las epidemias y pandemias; en 2022, tras la invasión rusa de Ucrania, pasó a ser la vulnerabilidad energética y en este último, de 2023, son las campañas de desinformación las que lideran el escalafón.
En el tramo de los riesgos más importantes a lo largo de todos esos años sólo la vulnerabilidad del ciberespacio se mantiene siempre entre los tres primeros puestos. La segunda amenaza más persistente, según el estudio, son las campañas de desinformación, que sólo desparecieron del 'top 5' en 2021, cuando alcanzó más protagonismo la inestabilidad económica y la vulnerabilidad energética.
El Análisis de Riesgos 2023, aprobado el pasado 19 de marzo, identifica además entre los cinco principales peligros para la seguridad nacional el ya citado de vulnerabilidad del ciberespacio, los flujos migratorios irregulares la tensión estratégica y regional y el terrorismo y radicalización violenta, que aparece dentro de este rango por primera vez, dadas las consecuencias en los países occidentales que pueden tener los ataques israelíes a la Franja de Gaza, extendidos ahora a otros países.
En cuanto a los flujos migratorios irregulares, que solo habían sido incluidos en 2021 como una de las principales amenazas, en concreto en el quinto puesto, también resulta comprensible por el aumento sin precedentes de la inmigración ilegal que vivimos el año pasado y que de momento no solo no se atenúa, sino que se refuerza.
«Intensidad muy alta»
Dentro del mapa elaborado por el Departamento de Seguridad Nacional (ver gráfico), del conjunto de 16 riesgos y amenazas recogidos en la Estrategia de Seguridad Nacional de 2021 las campañas de desinformación, la vulnerabilidad del ciberespacio y los flujos migratorios irregulares están en la zona de «intensidad muy alta».
Le siguen, con «intensidad alta», la tensión estratégica y regional, el terrorismo y la radicalización violenta, los efectos del cambio climático y la degradación medioambiental, la inestabilidad económica y financiera, la vulnerabilidad energética, el espionaje y las injerencias desde el exterior, y las emergencias y catástrofes.
En un plano medio en cuanto a intensidad se encuentran ya el crimen organizado y la delincuencia grave, las amenazas a las infraestructuras críticas y la proliferación de armas de destrucción masiva. Y con «intensidad baja», aparecen la vulnerabilidad del espacio marítimo, las epidemias y pandemias que llegaron a ocupar durante dos años el primer puesto, y la vulnerabilidad aeroespacial.
Si lo que se tiene en cuenta es el nivel de impacto, el escalafón sufre algunos cambios, ya que las puntuaciones más altas se las llevan la vulnerabilidad del ciberespacio, las campañas de desinformación, la tensión estratégica y regional, los flujos migratorios irregulares y el terrorismo y la radicalización violenta.
Pero si lo que se tiene en cuenta es el grado de probabilidad nos encontramos con que los mayores riesgos, situados en las zonas de peligro alto o muy alto, son los flujos migratorios irregulares, la vulnerabilidad del ciberespacio, las emergencias y catástrofes y la tensión estratégica y regional.
El estudio del Departamento de Seguridad Nacional, que depende directamente de Presidencia del Gobierno, también analiza las tendencias a medio plazo (cinco años) y a largo (diez). La primera conclusión es preocupante: la percepción de la previsible evolución de las amenazas para la Seguridad Nacional en un horizonte temporal de un lustro es que va a haber un empeoramiento.
«Fuerte deterioro»
«Los resultados de la encuesta –dice el documento– sitúan a cinco elementos en el rango de los riesgos y amenazas que muestran un fuerte deterioro. Son las campañas de desinformación; la vulnerabilidad del ciberespacio; los flujos migratorios irregulares; la tensión estratégica y regional y la degradación del medio natural».
También se percibe una tendencia a empeorar del terrorismo y la radicalización violenta, la inestabilidad económica y financiera, el espionaje y las injerencias desde el exterior y la vulnerabilidad energética.
En cambio, se percibe una tendencia positiva en la vulnerabilidad espacial, la proliferación de armas de destrucción masiva y la vulnerabilidad del espacio marítimo. En este conjunto más optimista se sitúan las pandemias y las epidemias ocupan la primera posición.
Finalmente, en cuanto a los escenarios en 2033 se vislumbra un espacio especialmente pesimista en lo que afecta a la dimensión sociopolítica y la medioambiental. En cuanto a la primera, la encuesta vaticina que el contexto geopolítico en esa fecha «se caracterizará por ser un escenario de mayor fragmentación y complejidad. El desenlace de los actuales conflictos en Ucrania y en la franja de Gaza será determinante para el panorama de la seguridad internacional».
En cuanto al cambio climático, los objetivos para hacerle frente «se ven cada vez más inalcanzables. Como consecuencia, la degradación medioambiental en determinadas zonas del planeta aumentará significativamente, incrementando la inestabilidad y la inseguridad».