Migrañas, asma, diabetes... rivales silenciosos de élite
Son patologías que los deportistas sufren en la intimidad, no suelen ser incapacitantes, pero sí alteran el trabajo diario: es necesario un diagnóstico preciso e individual y un tratamiento compatible con el esfuerzo y no dopante

Existen rivales que no ocupan la plaza contigua, ni la pista de enfrente ni la marca de al lado, sino que se camuflan en uno mismo sin que ningún espectador los observe desde fuera, tampoco ningún otro competidor. Son rivales silenciosos que están presentes en ... una parte importante de los entrenamientos, aunque se hayan llegado a naturalizar porque, a pesar de ellos, los deportistas de élite logran subir a los podios y colgarse las medallas. Entre los que apenas se notan: las migrañas, el asma, la diabetes. Salvo en casos muy graves, ninguna es incompatible con la práctica deportiva, pero merece su atención, su cuidado y su tiempo, a pesar de que pocos hablen de ello.
Este pasado sábado la atleta Carmen Marco, afectada de migrañas, dejó de ver en pleno Campeonato de España de pista corta: «Desde los ocho años sufro crisis de migrañas incapacitantes, hoy ha sido uno de esos días. No me he querido tomar la medicación por miedo a que me afectara en la carrera. En este caso la enfermedad ha sido peor que el remedio. En ese momento no me enteraba de nada. Al finalizar he acabado en la enfermería», señaló.
Scottie Pippen apenas sumó dos puntos en uno de los partidos más importantes que jugó cuando despegaba su carrera. Mucho tiempo después llegó la respuesta a ese bajo rendimiento: «Nunca antes había tenido migraña. Es muy difícil decirle a la gente cómo te sientes en esa situación. Siempre tuve miedo de sufrir un ataque durante un partido. En aquel momento fue más el miedo que la decepción. Dos días después del partido todavía me dolía la cabeza. Me hice un escáner. Pensé que me estaba muriendo». Durante su mejor etapa en la NBA, Dwyane Wade utilizó gafas tintadas que reducían la luz de los pabellones, lo que lo ayudó a sobrellevar sus peores épocas de ataques. También Ian Thorpe intentaba nadar más rápido que el dolor, pero este acababa alcanzándolo.
También sufrió un ataque en pleno partido Javi Gallardo, cuando jugaba en la Balona: «Empecé a notarme que el brazo se me dormía, hasta que ya no podía sacar de banda. Intenté aguantar pero fue a más. Hablé con el míster para decírselo, que me tenía que cambiar, que no podía -no se le entendía al hablar- porque ya me afectaba a la boca y a la cabeza. Lo tenía paralizado».
«Mis migrañas son horribles: no es solo el dolor de cabeza, veo peor, no enfoco, me hablan y no me llega la información»
Carmen Marco
Atleta
Marco reconoce que no escucha a muchos deportistas hablar de este problema, pero ella no lo esconde. «Es que se me nota en la cara», contestaba a este periódico hace unos días. Para la atleta valenciana de 24 años, su migraña es así: «Horrible. No es sólo el dolor de cabeza. Es el malestar general del cuerpo, es como si no me enterara de nada de lo que ocurre a mi alrededor. No sé si es porque el dolor es tan fuerte o que pasa algo que no me entero. Veo peor, no consigo enfocar. A veces veo como unas manchas negras. Me hablan y no me llega la información. Y estoy superirascible porque al no enterarme de nada, no estoy ahí. Es muy incómodo». Su abuelo y su madre las sufren, así que lo tiene como algo asumido desde pequeña. «Yo lo tengo muy normalizado, pero luego me doy cuenta de que no es lo normal. La gente no tiene estos dolores de cabeza», prosigue, agradeciendo a su entrenador y a sus compañeros que entiendan el problema y la cuiden.
Chándal a medida
El tratamiento no es sencillo ni muchas veces tan eficaz, especialmente cuando te juegas al día siguiente una medalla o una clasificación. «A veces no sé si tomarme la medicación porque me deja un poco apagada y así no puedes cometir al cien por cien. Además, al día siguiente puede que esté igual y no se haya corregido nada. Lo mejor es tomarme la medicación en cuanto empieza el dolor. Si lo pillo a tiempo, se corta. Y a veces me intento relajar con meditación, bajar las luces...», explicaba Marco. Durante este pasado Campeonato de España decidió no tomarla, y no pudo continuar. Según la federación Valenciana, llegó a la meta casi por instinto porque el dolor y todo lo que rodea a la migraña la dejó sin visión.
«La migraña es una patología que no está bien vista socialmente y la gente no lo dice. No hay muchos casos, pero puede llegar a afectar muchísimo», corrobora a este diario Jesús Porta, neurólogo del Hospital Clínico San Carlos. Porque la exigencia competitiva y el sobresfuerzo pueden fomentar este tipo de dolencias. Como en cualquier otro caso, la solución y el tratamiento dependen de muchos factores, no hay una migraña igual a otra, pero se incrementa la dificultad de hallar la fórmula que apacigüe los ataques porque muchos de los tratamientos perjudican la práctica deportiva de alta competición.
«El problema clave es que en algunos pacientes el ejercicio físico es desencadenante de estas crisis. En los que padecen migraña crónica, o los que tienen cefaleas postraumáticas, el deporte hace que les duela más. Por eso es mejor intentar reducir las crisis e ir poco a poco introduciendo el deporte. Hay tratamientos preventivos, pero algunos hacen que baje el rendimiento, otros cortan la sudoración por lo que les puede dar un golpe de calor, y otros aumentan de peso. Por eso, es fundamental que los deportistas vayan a un especialista para que les haga un tratamiento a medida que no les perjudique», continúa el neurólogo. «Por suerte -añade- disponemos de muchos tratamientos y podemos diseñar un 'chándal a medida'. Con pocos efectos secundarios, e incluso naturales para que tengan cefaleas con menor frecuencia: magnesio o melatonina. Sí, hay respuesta. Y también para que no tengan ningún problema en los controles antidopaje. Por eso siempre tiene que haber un tratamiento en conjunto: deportista, neurólogo y médico deportivo».
Porta también señala otros síntomas asociados a la migraña que son más visibles, como los vómitos y las náuseas, así como indica la dificultad cuando el ataque se produce justo durante la competición. «Se pueden tratar, pero es complicado. Hay algunos tratamientos que tienen un efecto muy rápido, entre 5 y 20 minutos. Es mejor si se administran en cuanto empieza el dolor, antes de que se establezca. Hay tenistas que van al vestuario y se toman este tratamiento, que pueden ser intranasales o subcutáneos. Los futbolistas utilizan estos porque son más rápidos. Pero siempre han tenido que haberlos probado antes», deja claro. Y recuerda que los deportes tipo rugby o los remates de cabeza en el fútbol son desencadenantes y aumentan las encefalopatías, y señala a Inglaterra, que ha prohibido que los menores golpeen el balón con la cabeza.
Con asma, éxitos sí
Si un 15 % de la población mundial sufre migrañas (y más del 50 % del planeta dolores de cabeza de vez en cuando), 262 millones de personas respira con problemas de diferente gravedad. Más o menos un 7 % que en el caso de los deportistas aumenta hasta un 10 %. «Los deportistas de élite tienen una mayor prevalencia de asma que la población general. Sobre todo los que practican ciclismo, natación, atletismo y deportes de invierno. Es un tipo de asma inducido por el ejercicio, por la propia hiperventilación del entrenamiento y las competiciones, por esa exigencia ventilatoria que, además, se produce en condiciones con sustancias irritantes: polen, contaminación, cloro», explica a ABC José Gregorio Soto Campos, jefe de servicio de Neumología del Hospital Universitario de Jerez y coordinador del área de asma de Separ (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica).
«El tratamiento debe estar coordinado por el deportista, el neurólogo y el médico deportivo»
Jesús Porta
Neurólogo Hosp. San Carlos
Sin embargo, es tajante: «No hay ninguna contraindicación. De ningún nivel. Antes, a los niños que tenían asma los quitaban de las clases de Educación Física, pero ya sabemos que el deporte no está contraindicado. Y vemos que entre los deportistas de élite también hay asmáticos que logran medallas y éxitos». David Meca, Miguel Indurain, Fonsi Nieto, Asier Martínez, David Beckham, Theresa Zabell, Mireia Belmonte, Paula Radcliffe, Chris Froome y Teresa Perales son algunos de los deportistas que tienen el asma en común, pero no por ello les ha impedido llegar a lo más alto de sus respectivas disciplinas.
Meca empezó a nadar precisamente porque tenía asma -como Johnny Weismuller-, y entre sus grandes osadías sobresalen aquellas 27 horas y 50 minutos en los que no dejó de dar brazadas. Perales logró a principios de febrero un doble récord del mundo en 150 estilos en las World Series -por la mañana y por la tarde-. Con 48 años y con asma desde pequeña. Le daban ataques de tos, recordaba a este diario en una entrevista, y se quedó sin disputar un campeonato de España porque no cesaba de toser y de hiperventilar debido al asma. Pero se puso a trabajar con ejercicios específicos tanto para la capacidad pulmonar (cantidad de aire que puede entrar en los pulmones) como para la resistencia pulmonar (coger aire y soltarlo muy rápido). Y los resultados están ahí: 27 medallas paralímpicas, el reciente récord y a por todas hacia París 2024.
Diagnóstico exacto
De ahí que una de las facetas que más se estén desarrollando entre los deportistas es la musculatura respiratoria con procedimientos como la hipoxia intermitente, en origen creados para los asmáticos, pero generalizado ya para todos. También modular los entrenamientos en esas épocas de crisis. Pero lo primero es un buen diagnóstico, recuerda Soto Campos. «Normalmente los deportistas de élite tienen una capacidad pulmonar más desarrollada por lo que sus resultados están casi por encima de lo normal. Por eso a veces se les fuerzan estas crisis en un entorno controlado para establecer los niveles exactos. Y hay tratamientos acordes a cada nivel: inhaladores que se pueden tomar 20 minutos antes del ejercicio, que están permitidos por la agencia antidopaje, o corticoides, pero con prescripción, conocimiento y seguimiento del servicio médico». No rinden menos, sólo están más atentos a los síntomas.
Como en el caso de los deportistas diabéticos. Algún problema ha tenido a la hora de inyectarse en la pista Alexander Zverev. «En los torneos ATP es muy fácil, me inyecto en la pista durante los cambios de lado, como veis todos regularmente. Aquí me han dicho que no me permiten hacerlo en pista», criticaba este pasado Roland Garros, cuando la organización lo obligaba a pincharse en el vestuario. «Me tengo que ir fuera de la pista y durante mi último partido me dijeron que me tenía que contar como un toilet break (pausa para ir al servicio), pero solo tengo dos toilet breaks por partido y en un partido a cinco sets a lo mejor me tengo que inyectar cuatro o cinco veces. Les he dicho que esto no puede ser; no me están permitiendo hacer algo que es necesario para mi bienestar, para mi vida», proseguía en sus quejas. Consiguió que sus salidas para inyectarse no contara como pausas para el baño. A pesar de todo, al alemán, diagnosticado con diabetes Tipo I desde los tres años, no le baja el ánimo por seguir compitiendo.
Borja Mayoral controla el azúcar antes y después de los partidos, y lleva quince tantos en esta Liga. David Casinos descubrió que hacer deporte, en su caso lanzamiento de peso, le ayudaba a equilibrar los niveles de azúcar: tres oros y un bronce paralímpicos. Daniel Albero es el primer piloto con diabetes Tipo I -dos millones de afectados en España, 420 en todo el mundo- en acabar el Dakar. «Al tercer día nos apareció otra traba en plena etapa: el medidor de glucosa decidió no funcionar y tuve que ir bebiendo agua del brebaje y, dependiendo de las sensaciones de mi cuerpo, tomar decisiones. Conocerse y autocontrolarse es necesario si eres una persona con diabetes; cuanta más información tengas sobre ella, más fácil resultará afrontar estas situaciones que aparecen cada día», relata en 'Un diabético en el Dakar'.
Migrañas, asma, diabetes... patologías silenciosas que alteran pero no frenan: «En lugar de utilizarlo como debilidad, creo que es algo positivo: tengo migrañas y puedo compatibilizarlo con entrenamientos y competiciones», dice Marco, que persigue la clasificación olímpica en el 4x100 dejando rezagadas a las migrañas.
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