Natación
Hugo González: «No cuento brazadas ni patadas ni respiraciones; yo nado por instinto»
El campeón del mundo de 200 espalda y subcampeón en 100 espalda atiende a ABC recién aterrizado del Mundial de Doha para charlar sobre las claves de su éxito y su ambición por mejorar
Hugo González y un oro para reflotar la natación española

Sobresale Hugo González en la sala de llegadas del aeropuerto de Madrid por esos 192 centímetros de altura y, sobre todo, porque le brillan en el pecho un oro mundial, en 200 espalda, y una plata mundial, en 100 espalda. Es el día de ... su 25 cumpleaños, y la celebración es especial. Primero, desde luego, es el abrazo con su padre, Juan Miguel, emocionado con lo que ha hecho su chico en Doha y que lo lleva esperando también un buen rato. Pero luego llega lo distinto para este nadador que ha revolucionado al personal: «¿puedes morder las medallas?», «mira aquí, por favor», «una más aquí». Es la nueva estrella del deporte español y atiende con paciencia, amabilidad y sonrisa cansada a todas las peticiones. Incluso a la de una niña de dos años, Milagros, que se acerca para darle la mano antes de charlar con ABC.
-¿En qué da tiempo a pensar en 25 segundos, lo que dura un largo suyo?
-En esas pruebas de 50 metros muy poco, muy poco. Lo justo para nadar rápido. La prueba en la que más tuve que pensar fue la del 200 espalda, incluso en la mitad de la prueba cambié de estrategia. Y acabó funcionando.
-¿Va contando las brazadas?
-Eso se suele hacer más en estilos simultáneos, mariposa y braza, en espalda no tanto. Y más en entrenamientos. Sé que hay nadadores que cuentan mucho todo: brazadas, patadas, respiraciones… Yo tiro más por instinto. Analizo bastante más las carreras fuera del agua, pero dentro del agua es todo instinto.
-¿Qué ve ahora en el espejo cuando se mira con esas dos medallas?
-Uy, todavía no he hecho eso. Me preguntan qué sentía, pero ahora mismo todavía no he podido ni reflexionar. He nadado cinco pruebas individuales más el relevo en siete días. A lo mejor ahora en casa tendré media hora después de comer para pensar.
-¿Puede mejorar en algo un campeón del mundo?
-Ninguna de las carreras que he hecho han sido perfectas. Han sido bastante mejores de lo que había hecho hasta ahora, en muchos sentidos, pero no he hecho ninguna carrera perfecta. Así que margen hay.
-¿En virajes, salidas…?
-Sí, y también cosas de fuera: preparación, calentamientos, aspecto mental, dudas… Al final influyen muchísimas cosas que no solo esos 200 metros de competición. Es lo que analizaremos ahora, qué podemos hacer mejor. Ese es el objetivo. Ya hemos nadado más rápido de lo que habíamos hecho nunca, ahora toca repetirlo en París.
-No le afectó mucho no dormir mucho entre una prueba y otra.
-Bueno, en el 200 estilos subí seis segundos mi marca. No fue fácil, pero sí más que en Fukuoka; con mi equipo pensábamos que podría hacer los dos 200 (espalda y estilos), pero era muy complicado. Nadamos por la mañana, que es entre comillas normalillo porque estamos acostumbrados a competir en esos horarios; pero a las ocho y media de la tarde volvíamos a competir. Teníamos que cenar antes, cambiar muchas cosas y era muy difícil. Y en este Mundial de Doha decidimos apostar por un 200 (el de espalda) en vez de los dos -sí lo nadó finalmente porque lo convencieron, pero no era su apuesta-. Ha salido muy bien. Aunque para mí es una pena porque quería nadar también el de estilos. Me hubiera gustado ver a qué nivel estoy con los mejores, pero es el calendario y no puedes hacer mucho más.
«Llevo unos años dudando de si podría siquiera acercarme a algo similar, y es la misma cantidad de años que lleva mi entrenador diciéndome que era capaz»
Hugo González
-Se entrena en California desde hace cinco años, y continuará ahí hasta París pagándoselo usted, ya sin las becas de estudios. ¿Qué le aporta California?
-Muchísimas cosas. Si tengo que resumir diría que el nivel de ambición, el nivel de competitividad que hay cada día, que es muy difícil de encontrar en otro sitio.
-¿Y en la parte personal?
-Confianza plena. Esto ha salido ahora, pero llevo ya unos años dudando yo mismo de si podría siquiera acercarme a algo similar, y es la misma cantidad de años que lleva mi entrenador (Dave Durden) diciéndome que era capaz desde el principio. Si cada vez que dudas, tienes a un entrenador y a tus compañeros que están cada día diciéndote que puedes hacerlo, al final, si todo va bien, algún día va a salir. Estoy rodeado de mucha gente, es un grupo de 30 o 40 nadadores que entrenamos todos juntos y te dan confianza.
-En 2021 fue campeón de Europa, pero no optó a unas becas porque no estaba en el Centro de Alto Rendimiento. ¿Estas medallas pueden ser un toque de atención para la gestión de la natación española?
-Yo creo que sí, y no por las medallas en sí, sino más por el enfoque. Me preguntaron hace un tiempo qué era distinto con respecto a España y lo repito: hay muchas cosas que se pueden mejorar en España y creo que una de ellas es el cambio. Si haces lo mismo siempre, siempre vas a tener los mismos resultados, es lo normal. Con José Ignacio González Taja, mi entrenador, lo estamos haciendo muy bien en Madrid, adaptando los entrenamientos que hago en Estados Unidos, y está funcionando. Estamos cogiendo mucha confianza y muchas ganas de seguir.
-¿Cuál será su planificación para llegar a París en otro pico de forma como este?
-Seguiremos el mismo plan. Analizaremos ahora lo que hemos hecho bien e intentar mantenerlo, que no sea algo que hemos hecho bien ahora en febrero. Que todo lo que hemos hecho bien, que se repita en París; y todo lo que es mejorable, que se sume. El objetivo es nadar más rápido de lo que lo hemos hecho ahora, buscar mejores marcas personales y eso nos llevará a donde nos lleve.
-¿Qué escucha cuando sale?
-Voy cambiando de canciones. Tengo como una secuencia. Cuantos menos minutos quedan para la carrera, son canciones más motivantes, más agresivas. Antes estoy con música, pero no es por la música que estoy escuchando, sino por no distraerme. Me resulta muy fácil estar centrado en lo que tengo que hacer y no estar mirando a mis rivales o estar pensando en dudas o en cosas que pueden salir mal.
-¿A cuánto le va el corazón en el poyete antes de saltar?
-A bastante. En el campeonato de España de piscina corta, que fue en diciembre, llevaba un dispositivo que me medía el pulso y antes de competir mis compañeros, que lo veían en las pantallas en la grada, me dijeron que estaba como a 180 antes de saltar. Creo que no es lo ideal, lo ideal es tenerlo un poco más bajo, pero depende de cada carrera. Pero sí que sube bastante, sí.
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