Tenis
De Federer a Sinner sin pasar por Zverev: el vacío de los emparedados
Toda una generación que esperaba su oportunidad tras el Big Three, ve cómo los más jóvenes los dejan ahora sin títulos
Sinner se siente con los grandes a lo grande
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Desde que Roger Federer ganó su primer Grand Slam (Wimbledon 2003), se han disputado 82 grandes títulos, 66 se los han repartido el suizo, Rafael Nadal y Novak Djokovic. Apenas han dejado 16 para los demás en estos veinte años de autoridad. ... Sus coetáneos intentaron de todo para conseguir algunas de esas migajas, como Andy Murray (36 años) y Stan Wawrinka (38), tres, Marin Cilic y y Juan Martín del Potro (35), uno. El personal se preguntaba quién sería capaz de desbancarlos definitivamente. Los candidatos llegaron hace un tiempo, catalogados como la NextGen y casi construidos por el miedo al vacío pos-Big 3. Provistos de un tenis potentísimo, esperaban sacar a los veteranos a pelotazos. Pero suman velas a la tarta y no pudieron cumplir el objetivo, impenitentes Djokovic y Nadal -y Federer hasta 2022- ante su descaro. Y mientras esperaban que, por orden natural, llegara su jubilación, se ven ahora superados por el siguiente ciclo. Estos jóvenes que, con 20 años recién cumplidos, llegan con más hambre y les usurpan los títulos y su espacio en el planeta tenis.
En el debate de quién venía detrás levantaron la mano varios. Dominic Thiem (30 años) osó comprometer el triunvirato: asomó en dos finales de Roland Garros (perdidas ante Nadal), y se coronó en 2020 en el US Open (ante Zverev); pero la vida y las lesiones lo apearon pronto de ese camino.
Con más bríos y fuerzas llegaron Daniil Medvedev (27) y Alexander Zverev (25). El ruso, con una personalidad y un tenis singular que enseguida se ganó adeptos y detractores por todo lo que rompía de costumbres y estilos canónicos: seis grandes finales, el US Open 2021, cinco Masters 1.000, Copa de Maestros 2020. El alemán llegó con fuerza para romper estadísticas de precocidad: dos primeros Masters 1.000 con 19 años (cinco en total) y el más joven maestro con 20 (y de nuevo en 2021), además de campeón olímpico en Tokio 2020. Se unió al pelotón perseguidor un Stefanos Tsitsipas (25) que sumaba el contrapunto a los dos anteriores, un griego atípico y soñador, con tintes de tenis clásico, con el revés a una mano. Maestro en 2019, dos Masters 1.000 y dos finales de Grand Slams, perdidas ante Djokovic. Durante un tiempo, incluso fueron el nuevo Big Three, tan rápida la afición para etiquetar y nombrar a sus nuevos ídolos. Los tres, curiosamente, perdieron al menos una final de Grand Slam después de tener dos sets a favor.
Alrededor del ruso, el alemán y el griego orbitaron otras voces que reclamaban cierto sitio: Kyrgios (28), Berrettini (27), Khachanov (27), Rublev (26), Tiafoe (26), Fritz (26), Norrie (28), Ruud (25). Títulos prometedores en torneos de menor calibre y esporádicos brillos que no llegaron a encenderse en los grandes escenarios. Se les achacaba a ellos cierta falta de regularidad y consistencia mental para atacar los últimos metros. Solo dos Grand Slams (Thiem y Medvedev). Lo contrario de lo que sucede en el circuito femenino. Desde aquel Wimbledon de Serena Williams en 2003, 33 jugadoras han conquistado al menos un grande, quince de esa generación intermedia se han llevado 25, y compiten con el empuje de Andreeva (16) y la confirmación de Gauff (19, US Open 2023).
Ellos, víctimas de los últimos coletazos de los grandes, se inclinan ahora ante el auge y la revolución de los recién llegados; un Sinner y un Alcaraz -a la espera de Rune- ya maduros y que han demostrado tener más hambre para devorar los récords y atrapar el mando del tenis y de los títulos que, en principio, iban destinados a otros nombres. El italiano sumó el Abierto de Australia este domingo; en Murcia expone Alcaraz el US Open 2022 y Wimbledon 2023.
Es Medvedev el referente de esta generación que no encuentra su sitio: ganó su título a Djokovic, pero perdió dos finales ante Nadal (US Open 2019 y Abierto de Australia 2022) y otras dos ante el serbio (Australia 2021 y US Open 2023), y no pudo el domingo ante Sinner. «Intentaré que no me afecte demasiado esta derrota. Ya no soy un niño, soy un hombre maduro de 27 años que sueña y trabaja por su futuro», aceptaba con honor.
Esta generación tiene tiempo, desde luego, y dependerá de cómo se levanten ante los chascos. Medvedev, al menos, asegura seguir ahí para reivindicar su calidad y defender su sitio en el ranking, por ejemplo -Sinner amenaza su segunda plaza-. Esta competencia sirvió para que Federer buscara la perfección ante la llegada de Nadal, y ambos, ante la irrupción de Djokovic. Saben que todavía tendrán que pelear, y mucho, con un serbio herido tras caer en semifinales en Melbourne, y con la reaparición de Nadal en tierra batida. Y aprender a lidiar con estos jóvenes, todavía en crecimiento, que empujan desde abajo.
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