Open de Australia
Sinner, campeón en Australia con una final soberbia ante un gran Medvedev
El italiano alcanza su cénit y su primer Grand Slam tras una remontada de confianza y calidad tenística ante el ruso en un partidazo de tres horas y 44 minutos (3-6, 3-6, 6-4, 6-4 y 6-3)
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![Sinner, tras la final ante Medvedev](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2024/01/28/sinner-trofeo-afp-R1RTNYRNx4LdOLFdHAtzjvN-1200x840@abc.jpg)
Levanta Jannik Sinner su primer Grand Slam en el Abierto de Australia y completa su ascenso a las alturas después de tres años de crecimiento imparable. Confirma Sinner que está ya listo para tomar el mando del planeta tenis con una final extraordinaria, calidad, golpes ganadores, convencimiento y concentración tras remontar a un Daniil Medvedev que firmó dos sets impecables, pero acabó desfondado.
Abierto de Australia
Final masculina
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3 | 3 | 6 | 6 | 6 |
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6 | 6 | 4 | 4 | 3 |
Se ha ido construyendo Sinner en un tenista total, consolidando lo que se esperaba de él, pero sin salirse del guion del día a día. Sin alzar el vuelo antes de tiempo, con la mesura atada y la educación como señas de identidad, luce una cabeza extraordinaria con 22 años para convencerse de que estaba listo para retar a cualquiera en este deporte que eligió por encima del esquí, en el que también levantaba trofeos en su categoría.
Había empezado al ralentí en todas sus actuaciones previas, solo un partido a tres sets en los seis anteriores (contra Felix Auger-Aliassime), más de 21 horas en pista. Había restado a tres metros de la línea de saque en casi todos los envites. Había tenido que batallar con sus errores en el límite del peligro. Y en la final, Medvedev circula con la quinta marcha, agresivo en cada golpe, impecable con su servicio y encima de la línea de fondo ante los servicios de Sinner. Una estrategia estudiadísima para quitarle tiempo de respiración y reacción al italiano, pero también mucha habilidad para llevarla a cabo, con golpes ganadores de resto y con una sensibilidad en la pelota muy efectiva. Break en el tercer juego. No se había dejado más que un set en el camino Sinner, 22 años, ante Djokovic en la semifinal, tercera victoria sobre el serbio en los últimos cuatro, muestra de su desarrollo, pero aparece cansado, sin chispa, como si hubiera pasado miles de horas en este torneo.
Medvedev, que tiene un estilo particular, inclasificable e inimitable, con el que dificulta la lectura de sus golpes a Sinner, suelta la mano para azotar latigazos con los que trastabilla al italiano en los peloteos largos desde el fondo, pero también luce muñeca sensible para sortearlo en la red con passings cortitos y dejadas finísimas. Por edad, 27 años, fue el primero de la promoción de los que ya están desbancando, por agotamiento, a los tres más grandes. Explosión de creatividad en 2019, con cuatro títulos entre los que se incluyen sus primeros Masters 1.000 (Cincinnati y Shanghái) y la primera gran final, en el US Open, se hizo maestro en 2020 y completó su ascenso hacia lo más alto de la élite en 2021, su primer Grand Slam, el US Open, con el que frustró, además, el objetivo de Djokovic de ser el primero en superar los 20 grandes. Después de alcanzar el número 1 en 2022, pero sin tanta suerte en los torneos, volvió a ganarse su sitio en 2023, con cinco títulos. Pero le quedaron varias espinitas, pues han sido cuatro grandes finales perdidas: US Open 2019, ante Nadal; Australia 2021 ante Djokovic; Australia 2022, ante Nadal y su milagro -que reconoció que le había dejado muy tocado-; US Open 2023, ante Djokovic. Y suma esta quinta que también va a doler lo suyo.
Porque firma dos sets estupendos, como si fuera clavando esas espinitas a Sinner, que le responde todo mucho mejor, y alto, profundo o escorado, y le impide que encuentre su ritmo. Le cuesta a Sinner cada punto, demasiado obligado en los desplazamientos, no golpea suelto ni fluido, siempre al son de lo que marca el ruso, desbordado en algún momento, con gestos hacia su palco inusuales en él. Así de firme juega el moscovita, que no se mueve de la línea de fondo, impenitente cuando impacta a la pelota porque se mueve liviano y se vuelca totalmente sobre ella.
Son 23 puntos de 26 con su primer servicio en los dos primeros sets en los que tampoco deja ni un resquicio a Sinner con su propio servicio, dos breaks con los que inclina un poco más la final a su favor y que inclina un poco más a Sinner al abismo. «Estoy muerto», dice Sinner a su palco.
Y desde el abismo es donde empieza a encontrarse el italiano. «Suéltate», le responden en su banquillo, «haz cosas distintas». Por lo que había propuesto hasta ahora era ineficaz. 5-1 en contra y rompe por primera vez el saque de Medvedev, 5-3 en contra y el ruso concede su primera doble falta en el punto de set. El moscovita continúa con el plan, y, a pesar del retraso, firma un buen servicio y una derecha cruzada a la que Sinner no puede llegar bien. Segundo set. Jaque.
Just listen to the crowd 🤩@janniksin has saved four break points already in the second set!@AustralianOpen | #AusOpen pic.twitter.com/G1hb06xszb
— ATP Tour (@atptour) January 28, 2024
Pero no es mate. Se ha producido ahí un pequeño cambio que se desarrolla en el tercer capítulo. Recupera Sinner el porcentaje de primeros y lleva la imperturbabilidad a su rostro, más centrado, más seguro y convencido desde el fondo. El Sinner que se presagiaba desde hacía tiempo y se ha ido construyendo en estas dos últimas temporadas. Ese que, con humildad, admitía hace un par de años que no estaba preparado para ganar un grande, un Masters 1.000 en su vitrina como mayor exponente de su calidad hasta el momento. Estaba creciendo, como en esta final. Sin un mal gesto en todo el partido, marca de la casa, consigue con solvencia sus turnos de saque y pelea y pelea al resto, que ya ha descubierto alguna grieta en el rival. Suelto por fin, encontrado su ritmo y su maravillosa y firme cadencia con la pelota, esa con la que puede encontrar un ganador desde cualquier punto de la pista, martillea hacia la derecha del ruso y con altura desde el resto, y acaba por desequilibrar al rival hasta hacerlo caer en el décimo juego, con el que le otorga el set y un impulso.
Mientras Sinner parece tomar el mando de los puntos, cada vez más largos y duros a pesar de que se van acercando a las tres horas, a Medvedev parece pesarle la contención, ni un gesto ante el público, ahorrando energías para su proyecto, que acumula en este encuentro y en los seis anteriores. Pide asistencia para tratar el pie derecho y se marcha al vestuario antes de empezar el cuarto set. También empiezan a asomarle algunas nubes que le recuerdan aquella otra final de 2022 que la tenía casi en su mano y su rival, Nadal, fue capaz de arrebatársela. Tiene experiencia en pelear en el límite y aún se gana una opción de break en el séptimo juego. Pero el muerto Sinner se saca dos aces en el momento oportuno y consolida su mejoría de ánimo, de tenis y de confianza. Y ahí, el italiano es peligroso, porque además tiene golpes definitivos de los que carece el ruso.
Son tres horas, pero a Sinner, al que siempre le habían pesado los partidos a cinco sets, se le multiplica la energía. Puños delante de la cara porque hay tensión y aguante. Y contundencia para sacarse aces y golpes ganadores. Aumenta la velocidad en las piernas y la potencia para desbaratar una opción de rotura en el séptimo juego y para doblegar la resistencia del ruso, que ya no manda ni se vuelca sobre la pelota y le asoman el sudor y los gestos contrariados. Era un 6-3, 6-3 y 4-4 con un rival que asumía estar muerto, pero hay un 3-6, 3-6, 6-4 y 6-4 y la niebla que se mete en su mano. Catorce ganadores en el primer set, ocho en el cuarto.
Se torturan mutuamente, 19, 20, 24, 27 intercambios a pura potencia. Gasto extraordinario de fuerzas físicas y mentales. Ninguno cede en ese inicio del quinto set, pero manda en sensaciones el italiano, que ha horadado la mente de Medvedev y cuenta además con más herramientas definitivas. La derecha vuela y mortifica al ruso, que se inclina ante dos soberbias, una cruzada y otra paralela más fuerte aún, para ceder el saque en el sexto juego. Definitivo porque ya no hay más de donde sacar en él y lo poco que le queda por orgullo lo remata un Sinner al que le sobra la energía, derecha ganadora para cerrar un partidazo.
Completa Sinner un ejercicio soberbio de altísimo nivel tenístico, al que lo obliga Medvedev, a quien supera en los últimos cuatro encuentros, tras perder las seis primeras citas, y completa un ascenso hacia su cénit, por fin campeón de un Grand Slam.
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