Hazte premium Hazte premium

open de Australia

Sinner se sienta con los grandes a lo grande

Remonta dos sets a Medvedev y suma su primer Grand Slam: «Tengo que procesar lo que he conseguido, pero sé que tengo que seguir mejorando para intentar ganar más»

Sinner le echa un cable a Alcaraz: así queda la clasificación ATP tras el Abierto de Australia

Así hemos contado la final: Sinner-Medvedev

Sinner posa con el trofeo AFP
Laura Marta

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Nervioso, sonriente, rizos sueltos sobre la frente, Jannik Sinner, 22 años, se expresa con timidez frente al micrófono: «Ojalá todo el mundo tuviera unos padres como los míos que me dejaron hacer lo que yo quería. Deseo esa libertad para todos los niños». Y acaba el discurso con un «no sé qué más decir», mientras se suelta con una sonrisa que la copa Norman Brookes le devuelve multiplicada por todos los campeones que pasaron antes por ahí. Él ya está con ellos, sentado a la mesa de los grandes después de acabar por hollar la cima de su plenitud, primer Grand Slam, en el Abierto de Australia, con una remontada que simboliza todo lo que ha crecido: saques, golpes ganadores, piernas, agilidad, velocidad, potencia y una, por fin, irreductible confianza en sí mismo.

De San Cándido, cerca de Austria, probó con éxito en el esquí, campeón en categorías juveniles, y con toda su familia trabajando a las órdenes de la nieve: su padre es chef de un restaurante en una estación de esquí, su madre es camarera en el mismo centro y su hermano estuvo ayer trabajando en la estación de Cortina. Desde los 13 años se dedicó en exclusiva a la raqueta, y ya fuera de casa para iniciarse en el mundo profesional.

Del primer título challenger a campeón de la Copa de Maestros júnior en un instante, y de ahí, a la ATP, donde ha crecido con cautela y pausa, sin dejarse vencer por las prisas ni por el desánimo. Pasa su estirón por la humildad, por asumir hace un par de años que quizá no estaba preparado para ganar un Grand Slam, tan corto se quedaba en los torneos de largo aliento. Pero convirtió ese reto en casi una obsesión, muy bien dirigida desde 2022 por Darren Cahill y con una ayuda psicológica singular, que pasa por automatizar todas las emociones posibles para no desgastarse en lo físico. Ahí también ha explotado su potencial.

Moldeó su cuerpo con mimo, 188 centímetros de altura con una complexión demasiado fina que se veía perjudicada por la ganancia de masa muscular. Encontró el equilibrio en unas piernas ágiles que llegan a todo y lo impulsan para sacar ganadores desde cualquier posición de la pista y esa mano segura que inyecta aceleración a cualquier pelota. «Conocer mejor mi cuerpo y a mi equipo fue un paso muy importante para mí. El año pasado intentamos obtener mejores resultados y empecé muy bien en los torneos bajo techo, y luego llegaron las semifinales de Wimbledon. Fueron muy buenos resultados y eso me hizo creer que podía competir contra los mejores del mundo», exponía ayer después de un recital de convencimiento en el que rindió a Medvedev, que se llevó otra espina de una quinta final de Grand Slam desaprovechada.

El ruso planteó su estrategia de la agresividad, siempre sobre la línea de fondo, un par de metros más adentro que en los seis partidos anteriores. Intenciones claras de no dejar respirar al italiano. Con las diabluras que dibuja su tenis ilegible, aprieta las dudas de un Sinner desnortado al que le pesa su primera gran final y parece claudicar, gestos contrariados, inusuales en él. «Estoy muerto», suelta a su entrenador a principios del tercer set.

«Estoy muerto»

«Suéltate, invéntate cosas», le responde su banquillo. Y hay un resurgir que enciende al personal. Poco a poco, como su crecimiento, se estira el italiano, que empieza a encontrar la sensibilidad con la pelota y a sacar ese sonido seco y letal de las cuerdas de su raqueta. A cada minuto que pasa, multiplica su energía; a cada punto que gana, llena el depósito de confianza. Todo lo que en el pasado le había costado más de un sofoco y una decepción, son en esta final lo que lo impulsa a tomar el control de cada punto, a hallar las grietas de Medvedev y a hacerlas cada vez más grandes. Asoman además en el ruso los nubarrones de aquella otra final que perdió cuando lo tenía todo en su mano, en 2022, ante Rafael Nadal.

«Conforme avanzó el partido me fui sintiendo mejor, porque él llevaba mucho esfuerzo encima. Creo que hoy eso fue clave», explica después, en el límite, cuando también mejora en su nivel de tenis. «A mí me gusta lidiar con la presión. No sabría cómo explicarlo, pero creo que saca mi mejor nivel de tenis. Al mismo tiempo, me siento bastante relajado porque siempre trato de disfrutar sobre la pista. Siendo honesto, creo que la presión es un privilegio».

Le cambia el semblante a Sinner, que aleja la dispersión y la frustración y activa la mirada de concentración. Liberado de la presión, casi divirtiéndose con ella, encuentra por fin su ritmo y ese estilo robótico de no fallar un punto con el que ha conseguido sus mayores logros. Entre ellos, apear a Djokovic de su torneo fetiche en las semifinales. En ese estado, Sinner aumenta los porcentajes del primer servicio, con el que se mantiene ya por delante en los sets restantes, y tortura de lado a lado a Medvedev en los intercambios largos, que ya llevan su batuta. Inclina cada vez más la final a su favor con el revés cruzado y la derecha ganadora que saca desde cualquier punto de la pista y en todas las direcciones, golpes definitivos de los que carece el ruso, que tiene otras cosas, y al que le empiezan a escasear la efectividad y el aliento. Y el saque, que cede en el sexto juego y es la rendición. Ya no hay más de donde sacar en él y lo poco que le queda por orgullo lo remata un Sinner que completa su ascenso a la élite y alcanza su cénit, por ahora. «Tengo que procesar lo que he conseguido. Es un gran día para mí y para mi equipo. Pero también sabemos que tenemos que mejorar si queremos tener otra oportunidad de levantar otro gran trofeo en el futuro», avisa Sinner, campeón, por fin, de Grand Slam.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación