Enrique Ponce, otra despedida sentimental en el broche de Gijón
El maestro de Chiva sale por la puerta grande con Ginés Marín en su adiós al Bibio; Roca Rey corta una oreja
El toreo de Pablo Aguado como cura del desamor
![Enrique Ponce, en un relajado muletazo marca de la casa](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/18/ponce-RCVrTiG9xQKTQtVS4oHG25K-1200x840@diario_abc.jpg)
Se dirigió Enrique Ponce al centro del ruedo parsimonioso, con aire solemne, y así dedicó al cónclave su última faena en El Bibio. La emoción se apoderó de los presentes y, bajo los acordes de ‘Caridad del Guadalquivir’, se generó una atmósfera ... especial. Idílica. Casi mágica. Tanto, que el público pasó por alto la falta de empuje del animal.
![Ginés y Ponce, a hombros](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/18/hombros6-U42804405418hAr-760x427@diario_abc.jpg)
Solucionó el torero de Chiva la falta de transmisión y de repetición del astado llenando la escena con maestría, manejando con habilidad los tiempos muertos, dando pausas deliberadas al cuvillo para que se oxigenara y, sin terminar nunca de apretarlo, consiguió muletazos sueltos sublimes. El público, que pareció entrar en trance, abducido por tan genuina composición estética, estalló en un final apoteósico, con su célebres poncinas, que le salieron que ni pintadas. Un grito de júbilo salió del tendido, a coro, como un estruendo de pólvora, después de una gran estocada. Rodó sin puntilla el animal, se desató la petición más unánime de todo el abono y cayeron las dos orejas, que el maestro paseó jubiloso en su última vuelta al ruedo.
El adiós del maestro eclipsó en parte lo sucedido en el resto del espectáculo, que no fue poco. Ginés Marín, que dentro de una corrida noble pero de poco fondo se llevó los dos animales de menos clase, se impuso a ellos con cabeza, recursos y técnica, pero el triunfo lo alcanzó con su espada. Tremendos sus dos espadazos, el último precedido de un pinchazo. Hay matadores que ejecutan la suerte de modo más espectacular, y tal vez más contundente, pero quizá quien mejor ejecuta la suerte, quien la realiza como dictan los cánones, citando en corto, echando la muleta a las pezuñas y atacando por derecho, con despaciosidad y dejándose ver, sea el extremeño. Dos volapiés de libro, para enseñar en las escuelas, ahora que la suerte suprema está cada vez más devaluada.
![Espeluznante voltereta de Roca Rey al entrar a matar](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/18/roca-U65837671531Yhp-760x827@diario_abc.jpg)
Precisamente la falta de contundencia con el acero impidió a Roca Rey acompañar en triunfo a sus compañeros. Ya pudo cortar una oreja del segundo, después de mostrarse muy por encima de su mediana condición, pero fue más emocionante lo vivido en el quinto, un animal que llegó sin pujanza al último tercio y frente al que el peruano hizo un ejercicio de autoridad y mando entre los pitones. Un insultante dominio ojedista que cimbreó los cimientos del coso. Pero dos pinchazos, el primero de ellos seguido además de una fea voltereta, redujeron el premio a una oreja y no pudo salir en la foto de la despedida de Ponce en Gijón. Otro adiós de alto contenido sentimental.
Feria de Gijón
- Plaza de toros del Bibio. Domingo, 18 de agosto de 2024. Cuarta y última de la Feria de Begoña. Más de tres cuartos de entrada. Toros de Núñez del Cuvillo, de preciosas hechuras, variada pinta, nobles, de poco fondo.
- Enrique Ponce, de marfil y oro: dos pinchazos y estocada (ovación) y estocada (dos orejas).
- Roca Rey, de sangre de toro y oro: pinchazo y estocada (palmas tras aviso) y dos pinchazos y estocada (oreja tras aviso).
- Ginés Marín, de malva y azabache: estocada (oreja) y pinchazo y estocada (oreja).
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