25-N: día para la eliminación de la violencia contra la mujer
«Me salvó la ex de mi ex. Denunciamos juntas y nuestro agresor tiene que entrar en prisión hoy»
Nadia tiene 18 años, pero su anterior pareja la cercó desde los 15 con control y palizas
25-N: «Igualdad no ha solucionado nada contra la violencia de género. Han sido cuatro años perdidos»
Día de la eliminación de la violencia contra la mujer: reportaje. Rosario Maribel, la mujer maltratada por cuatro parejas: «Ahora, a mis 63, empiezo a vivir»
![Nadia, ayer en Barcelona](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2023/11/23/nadia1-Rmh8lh0LzphNvIjKV7hHoCJ-1200x840@abc.jpg)
Nadia interrumpe la conversación al teléfono cuando pasan frente a ella varios de los niños del colegio donde ejerce como monitora. La saludan y ella finge extrovertida. «A las 16.30 horas me toca la extraescolar», dice. No quiere que sean testigos o ... partícipes de su dolor. Es curioso, porque con gallardía –«para que mi testimonio ayude a otras muchachas«, anuncia–, se presta a dar la cara, nombre e imagen en esta denuncia mediática. Nadia González tiene 18 años y su primer amor, un chico ecuatoriano mayor que ella, la golpeaba desde los 15.
Sin embargo, esta barcelonesa no lo hubiera dejado por su propia voluntad. «Tienes que despertar y escuchar a otras mujeres que lo han sufrido. Ir a terapia, hasta que te das cuenta de que eres una mujer maltratada», afirma. Rememora el punto de inflexión: un día, alejada de todo su entorno porque él la asediaba, su madre contactó por redes con la expareja del agresor. 'Nadia, ponte al teléfono' fue la orden. Ahí se produjo la 'conversación espejo' definitiva: ambas decían lo mismo, reproducían los golpes y, sobre todo, el control. Sabían por dónde comenzaba y dónde acababa. El mismo círculo de horror. Según la presidenta de la asociación que asistió a Nadia, Ana Bella, «hay cardenales que no se ven» que resultan ser las peores heridas que deja la violencia.
Control en grado máximo
A Nadia su pareja la obligaba a mantener videollamadas antes de entrar al instituto, en la hora de la comida, después de quedar por la tarde y antes de acostarse. El agresor no quería «huecos». En esos videos era obligatorio comprobar si en el entorno había alguien. La quería sola. En medio, los mensajes iban y venían. Situación, vestimenta, compañía... Lo requería todo. No era un control, era una cárcel.
Luego llegó lo físico: «Me agarró del cuello la primera vez, era 21 de octubre. No pude ir a trabajar por aquella paliza y empezó la pesadilla«. «El día de mi graduación, por ejemplo, cuando me vio pasándomelo bien, me rajó el labio. Redes, Instagram, TikTok... me obligó a desinstalarme todas las aplicaciones y el móvil lo tenía 100% controlado«.
![Imagen - «Me obligaba a mantener videollamadas todo el día para ver dónde estaba, qué hacía, cómo vestía y, sobre todo, que yo estaba sola»](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2023/11/23/nadia8-U21661224868yxA-170x170@abc.jpg)
«Me obligaba a mantener videollamadas todo el día para ver dónde estaba, qué hacía, cómo vestía y, sobre todo, que yo estaba sola»
La familia de la joven se convirtió en «enemiga» del agresor. Una vez, durante el cumpleaños de un familiar al que él le «prohibió» acudir, una prima vio que Nadia tenía un mordisco en la espalda, dio la voz de alarma a su tía, y ahí se interrumpió ese consagrado amor: «Me salvaron mi madre y la ex de mi ex», asegura. La dos chicas se unieron para denunciar a su carcelero.
MÁS INFORMACIÓN
Se sumó otra denuncia por golpear al hermano de Nadia cuando consideró que «se interponía en la relación». Por la última condena, de nueve meses, el joven de 24 años debe entrar hoy mismo día 24 en prisión. Tiene once denuncias más.
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