Nuevos detalles de la tragedia de OceanGate: los pasajeros del submarino Titán no sabían que su muerte era inminente
La Guardia Costera de Estados Unidos cuestiona que los integrantes del batiscafo con destino a los restos del Titanic supieran que iban a morir instantes antes de la implosión
Un antiguo empleado de OceanGate revela que la tragedia del submarino Titán era «inevitable»
![El submarino Titán, de la empresa OceanGate](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/09/20/titan-tres-RUzpRb9OwJZxG0W0biYXg5H-1200x840@diario_abc.jpg)
Nuevos detalles salen a la luz sobre el accidente más mediático relacionado con el Titanic en los últimos años. Tras sumergirse en las profundidades del océano Atlántico con vistas a visitar los restos del icónico barco, el submarino Titán desapareció por completo el 18 de junio de 2023. Se cree que el buque implosionó durante su descenso, tras perder contacto aproximadamente una hora y 45 minutos después de sumergirse.
También se presume que las víctimas murieron instantáneamente en el desastre. Varios expertos llevan desde entonces afirmando que los cinco integrantes sabían que estaban en peligro de muerte y que algo estaba fallando durante el descenso.
Ahora, durante la audiencia que ha iniciado la Guardia Costera de Estados Unidos para descubrir qué falló y qué ocurrió realmente, nuevos testimonios apoyan una conclusión completamente contraria. Según afirma el informe inicial de la Junta de Investigación de la Marina, «durante todo el descenso la tripulación no envió ninguna trasmisión que indicara problemas o alguna emergencia». Esta conclusión se sustenta en el examen oficial de las comunicaciones entre el sumergible y la embarcación en la superficie que la monitorizaba, así como en el análisis pericial del último acto conocido que realizó el batiscafo: la liberación de lastre.
Lastres para acelerar (o no) el descenso
Según como estaba diseñado el Titán, el sumergible contaba con una serie de lastres en su parte inferior para hacer que pesara más y acelerar de esta manera su descenso. Al acercarse al fondo del mar, la nave se deshacía de parte de las pesas para lograr una flotabilidad neutra, es decir, que no subiera ni por tanto tampoco bajara. Luego, una vez terminada la inmersión, se desprendería de más pesas para adquirir una flotabilidad positivar y comenzar el ascenso. En caso de emergencia, el sumergible también podía deshacerse de todos sus lastres a la vez, lo que lanzaría a toda velocidad a Titán a la superficie.
Inmediatamente después de la tragedia, los medios de comunicación comenzaron a citar a expertos que defendían que la liberación de lastre se debía a un intento desesperado por parte de la tripulación para realizar un ascenso de emergencia. Robert Ballard, oceanógrafo estadounidense a quien a menudo se atribuye el descubrimiento del Titanic en 1985, o incluso el cineasta James Cameron, defendieron esta hipótesis en repetidas ocasiones. «Estoy seguro de que intentaban aligerarse y volver a casa, pero el propio casco implosionó antes de tiempo», sentenció Ballard.
«No era suficiente para volver a la superficie»
No obstante, la audiencia de los guardacostas ha hecho públicos nuevos detalles importantes que contradicen el sombrío escenario. En particular, reveló una escueta comunicación final entre el sumergible y su nave nodriza en la que se afirmaba que el Titán había «soltado dos wts», abreviatura de pesos, en inglés.
Además, el testimonio de Tym Catterson, contratista de OceanGate que ayudó a lanzar el sumergible poco antes de que implosionara, ha dejado los argumentos de los expertos como meras habladurías. Catterson dijo que «estaba seguro» de que los dos pesos —un total de solo 32 kilos— se habían soltado para lograr una flotabilidad neutra y ayudar a la nave a controlar mejor sus movimientos a medida que se acercaba al lecho marino, no para volver a la superficie.
«No es suficiente peso para volver a la superficie», dijo Catterson refiriéndose a los dos pesos arrojados. La embarcación seguía siendo bastante pesada, añadió, porque los pesos combinados transportados a bordo del Titán en una inmersión típica oscilaban entre 90 y 136 kilos, una cantidad muy superior a los 32 kilos.
Al final de su testimonio, Catterson dijo que los medios de comunicación que habían informado sobre el desastre del Titán «habían hecho su agosto con la desinformación y la especulación». Añadió que, a su juicio, los tripulantes de las profundidades «no tenían ni idea» de que la implosión catastrófica era inminente.
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