entrevista
Carlos de Ysasi-Ysasmendi Krauel: «Al Ejército nos están llegando ingenieros y otros graduados para entrar como soldados»
El piloto y general de brigada es subdirector de Enseñanza del Ejército del Aire en el acuartelamiento sevillano de Tablada
El general Ysasi-Ysasmendi, sobre la soldado trans de Sevilla: «Hay que respetar todas las leyes, nos gusten más o nos gusten menos»
Sobre las dos muertes de Cerro Muriano: «Hablar rápido es muy fácil pero acertar es más difícil»
«Las hermandades de Sevilla y el Ejército tienen muchos valores en común»
![El general de brigada Carlos de Ysasi-Ysasmendi en el acuartelamiento sevillano de Tablada](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/02/08/carlos-ysasi-ysasmendi1-ROif9HeB4L6bC6d2H2cPaQP-1200x840@abc.jpg)
El general de brigada Carlos de Ysasi-Ysasmendi Krauel es piloto y ha participado en las misiones de la OTAN en la antigua Yugoslavia y Afganistán. Este militar madrileño, que habla alemán e inglés, es el subdirector de Enseñanza del Ejército del Aire y ... tiene su despacho en el acuartelamiento sevillano de Tablada. Hijo de un coronel madrileño y nieto de un militar de Caballería, cuenta con medallas y condecoraciones no sólo de España sino de Alemania, Francia, Brasil y Estados Unidos.
-¿Hay tradición militar en su familia?
-Mi padre fue militar y llegó a coronel del Ejército del Aire. Fue coronel jefe de la base de Torrejón y coronel jefe del Ala 12 y desgraciadamente falleció con sólo 52 años dentro de su avión, mientras estaban poniendo en marcha los motores, a causa de un infarto. Mi abuelo paterno también fue militar de Caballería, del Ejército de Tierra. Llegó a general de división y ascendió a teniente general honorífico tras su muerte, en reconocimiento a sus méritos y reconocimientos en la guerra de Marruecos y en la Guerra Civil.
-Tiene tres hijas. ¿Alguna es militar?
-No. Nunca las animé a serlo ni a no serlo, y las tres optaron por otras profesiones. Ellas conocieron de pequeñas la vida militar porque vivimos muchos años en la base área de Albacete. Saben cómo es la vida militar y prefirieron otra cosa.
-¿Cómo definiría la vida militar?
-La vida militar tiene cosas buenas y otras no tan buenas, como todas las profesiones. Yo llevo contabilizados 18 traslados, es decir, 18 mudanzas, a lo largo de mi carrera. El día a día también es duro a veces por las misiones que tienes que realizar, en mi caso, en sitios como Afganistán o Sarajevo. Esto significa pasar mucho tiempo lejos de tu familia y lógicamente causa preocupación en tus seres queridos. Como mi mujer es hija de militar, nieta de militar y hermana de militares, sabía muy bien lo que significa formar una familia con un militar.
-Ha pilotado aviones de combate hasta no hace mucho. ¿Cómo fueron esas dos misiones internacionales en Sarajevo y Afganistán?
-En Sarajevo fue todo muy complicado porque apenas podíamos salir a la calle. La población no nos miraba con demasiado cariño. Entramos allí para conseguir la paz entre bandos opuestos que vivían en la misma ciudad, a veces incluso en la misma calle. Un lado de la calle era musulmán y el otro era serbio. Recuerdo que la población llegó a un tremendo grado de degradación. Un día el dueño de un restaurante nos contó que había sido francotirador y que lo peor era «tirar a los niños». Todos los militares que estábamos en el establecimiento pensamos que se refería a las objeciones morales que sentía por haber niños cerca de sus objetivos, pero no era eso. Nos dijo que los niños eran los objetivos más difíciles de acertar «porque se movían mucho más erráticamente que los adultos».
-O sea, que ese hombre disparaba a los niños durante la guerra de los Balcanes.
-Eso es lo que dedujimos. Y nos quedamos impresionados. También en Sarajevo descubrimos que la gente no podía enterrar a sus seres queridos, víctimas de la guerra, en los cementerios. No podían llegar a los lugares sagrados por el conflicto y los enterraban en los jardines o en una rotonda en mitad de la calle. O en cualquier sitio. El cuartel desde donde realizábamos nuestra misión en esa ciudad estaba rodeado de minas que no podíamos tocar.
-¿Pilotó aviones allí?
-No. En Afganistán sí participé en algún vuelo de comprobación, pero no como piloto. En las zonas de difícil acceso teníamos que hacerle llegar alimentos y munición a la tropa en paracaídas. Entonces yo era jefe de logística del cuartel general de la OTAN. La última vez que piloté estos aviones fue en mi época de coronel en Morón, donde estuve hasta 2017. Al año siguiente ascendí a general y dejé de volar. Los generales ya no pilotamos porque los que están más en forma para volar son los más jóvenes, los tenientes y los capitanes.
-¿Lo echa de menos?
-Sí, pero uno es consciente de las limitaciones que nos trae la edad y asume que deben volar los mejores.
-Supongo que se requiere una buena condición física para ser piloto, aparte de los conocimientos técnicos.
-Tienen que estar muy bien preparados físicamente. En mi época no se le daba tanta importancia a la condición física. Hoy es normal que en una base aérea haya un gimnasio bien equipado con máquinas de todo tipo. También fisioterapeutas que te ayudan a mantenerte en forma. Yo a mi padre jamás le vi hacer deporte.
-¿Para pilotar un Eurofighter hay que estar fuerte?
-Sin duda. Tenga en cuenta que dentro de ese avión la fuerza de gravedad puede aumentar hasta 9G. Eso quiere decir que todo pesa nueve veces más. Si tu cuerpo pesa 70 kilos, subido al avión, en determinadas maniobras, pasas a pesar 630 kilos. La cabeza te pesa nueve veces más en el aire, de modo que debes tener la fuerza física necesaria para moverte. Y el corazón también tiene que estar bien preparado para bombear la sangre a tu cuerpo en esas condiciones extremas; en caso contrario, te quedas sin oxígeno y te desmayas.
-¿Eso le ha pasado alguna vez?
-No, quizá porque todos nos entrenamos. Hacemos un entrenamiento en una centrifugadora como la de una película de James Bond. Son una serie de maniobras con el cuerpo para que no se te baje la sangre al estómago y las piernas.
-Para poder ingresar hoy en la Academia de Oficiales hay que tener una nota muy elevada en Selectividad, casi la misma que Medicina.
-Sí. Y en el Ejército del Aire es la nota más alta en comparación con el Ejército de Tierra y la Armada, lo cual nos alegra porque eso quiere decir que estamos muy valorados en la sociedad española y que hay muchos chicos y muchas chicas que tienen interés por estar con nosotros. Y también porque gracias a eso podremos elegir a los mejores.
-¿Y con los soldados?
-Con la tropa está pasando algo llamativo. Nos está llegando gente con grados, incluso de ingeniería, que cuenta con una gran preparación y que quieren entrar en el Ejército del Aire como soldados. Lo que también es verdad es que tienen muchas oportunidades de una rápida promoción interna a suboficial u oficial teniendo esta titulación.
-¿Como interpreta que un ingeniero quiera entrar como soldado en el ejército tras acabar sus estudios?
-Creo que lo hacen por varios motivos. Les atrae el Ejército y algunos de nuestros valores, que coinciden con los suyos. También creo que hay una voluntad de cooperar al bienestar de todos. No estoy muy puesto en el mercado laboral en este momento pero sí puedo decir que hay muchas oportunidades en el Ejército de hacer un buen trabajo.
-¿Animaría a otros titulados en carreras superiores a entrar en el Ejército de esa manera?
-Sin duda. Aunque en el Ejército del Aire están limitadas las titulaciones que admitimos porque nuestra profesión es principalmente tecnológica. Historia del Arte, Literatura, Derecho, Periodismo, por por poner varios ejemplos, no casan mucho con nuestras necesidades, aunque sí podamos necesitar esos perfiles para determinados puestos. En general, las titulaciones que admitimos son las tecnológicas como ingenierías, física, química o matemáticas.
-¿Qué formación se recibe en la Academia de Oficiales?
-Los oficiales hacen un grado en ingeniería de organización industrial en la Academia General del Aire con un centro universitario de la Defensa que representa a la Universidad de Cartagena. Ahora estamos tratando de que con un sistema más eficiente de las asignaturas que tienen que estudiar los nuevos tenientes finalicen en la Academia su grado y un máster. También hay otros de ingenieros que ya vienen con su grado y que harán también su máster. O de intendencia que también vienen con su grado y están dos años en nuestro sistema educativo.
-Supongo que las personas que eligen el Ejército como salida laboral gozan de destrezas tecnológicas, como la mayoría de los jóvenes actuales. ¿Forman esas destrezas una base adecuada para formar a un piloto de combate?
-Si nos vamos a los pilotos, especialmente los pilotos de combate, las destrezas que se necesitan son distintas a las que se exigían hace años. En los principios de la aviación, los pilotos tenían una destreza tremenda para moverse tridimensionalmente y comprender la ganancia y la pérdida de energía. Esto ha sido históricamente imprescindible para un piloto de combate, pero ya no es así. Los cazas de ahora son sistemas muy complejos donde un avión no está luchando con otro cara a cara, como se ve en Top Gun o películas de ese estilo. Hoy el combate aéreo se desarrolla a unos cuarenta kilómetros de distancia entre un avión y otro y lo que necesitan los pilotos es una extraordinaria capacidad espacial y que sepan manejar mucha información en poco tiempo. Los aviones dan mucha información, todo eso hay que computarlo y con eso tomar decisiones. Es más importante eso que ser muy hábil llevando el avión.
-¿Volar un avión ahora es casi como conducir un coche?
-Quizá sí. Sabemos que conducir un coche no es difícil, pero ¿es difícil conducirlo como lo hace Carlos Sainz en el Dakar, o Fernando Alonso en F1? Eso sí, es muy difícil. Esto es lo que hacían antes los grandes pilotos de aviones. Ahora una gran parte del pilotaje de un avión de este tipo es gestión de la información.
-¿Tienen tiempo los nuevos tenientes para estudiar Historia de España?
-En la Academia creo que no, aunque sí se estudia Historia de la Aviación. Hay que tener en cuenta que son cinco años para hacer un grado, un máster, una formación militar y la de piloto. Cinco años para todo eso es poco tiempo y va todo muy ajustado. También tienen que hacer su trabajo de fin de grado, presentarlo, mucho deporte y, sobre todo, volar. Cinco años no dan para todo lo que uno quisiera.
-En películas norteamericanas de los años 80 y 90 como «Oficial y caballero» se forman pilotos en doce semanas....
-Eso no es así en la vida real. Los oficiales de nuestra Academia empiezan a volar los últimos meses del tercer curso, todo el cuarto curso y el quinto curso. Y en función de sus notas, son seleccionados para ir un quinto año a Talavera la Real con aviones de caza y combate. Si son pilotos de transporte, van a Salamanca; y los de helicópteros a Armilla.
-¿Abandonan muchos pilotos el Ejército en busca de mejores sueldos en la aviación civil?
-La legislación no lo permite durante sus primeros 12 años como pilotos.
-¿Y a partir de esos 12 años se van muchos?
-Depende de cómo les vaya a las líneas aéreas. Tras el 11-S hubo un parón y les sobraron pilotos; entonces no se iban del Ejército. Tampoco en épocas de crisis económica como la de 2008. Cuando la economía general mejora, hacen falta más pilotos y se producen más abandonos, lo que lógicamente notamos en el Ejército. Está claro que quien quiera hacerse rico no debería escoger la profesión militar.
-¿Cuáles son los principales valores de los militares españoles: disciplina, lealtad, compañerismo?
-Esos tres valores, entre otros, son fundamentales para nosotros y sin ellos no podríamos realizar nuestro trabajo. Siempre hacemos un esfuerzo en los sistemas de enseñanza y de formación para que los futuros oficiales, suboficiales y tropa, entiendan esos valores y sepan interpretarlos.
-¿Cómo interpreta el Ejército la disciplina?
-Hay que entenderla en su justa medida porque la disciplina nunca está bien comprendida ni definida, según reza el dicho. La disciplina tiene sus límites y hasta dónde llega la disciplina está perfectamente regulada en la Constitución y en las ordenanzas militares. La disciplina no es obedecer ciegamente porque hay que tener en cuenta las limitaciones del que manda y las leyes y la Constitución Española. De todos los valores que inculcamos en el Ejército el que más me motiva es la lealtad. También el compañerismo y, sobre todo, el valor.
-El valor se le presupone al soldado...
-En nuestras calificaciones había un apartado que se llamaba valor. Y hay unos pocos que se les pone valor reconocido por hechos que han protagonizado. La gran mayoría nos tenemos que conformar con que se nos presupone el valor.
-¿No cree que ese valor y algunos de esos otros valores como el compañerismo o la lealtad están en retroceso en España fuera de los cuarteles?
-No lo creo. Quizá algunos jóvenes llegan a valores como la lealtad o el compañerismo algo más tarde que los que están formándose en el Ejército, pero sería un tremendo error creer que esos valores sólo los muestran en España las Fuerzas Armadas. A diario veo a mucha gente valiente. Gente valiente que va a trabajar todos los días, a veces sin encontrarse bien. Gente leal que se desvive por los que tiene a su alrededor. Sería muy triste llegar a la conclusión de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Estoy seguro deque mi padre se sentiría horrorizado con lo que yo hacía cuando tenía 18 años y yo en su día quizá lo estuviera con lo que hacían mis hijas con esa edad. Es algo normal pensar así.
-El teniente general Juan Gómez de Salazar, que fue jefe de la Fuerza Terrestres (FUTER) y tuvo a unas 40.000 personas a sus órdenes, aseguró hace algún tiempo a ABC que el servicio militar cohesionaba mucho a la sociedad española y que servía para transmitir a los jóvenes esos valores de los que estamos hablando. ¿Está de acuerdo con él?
-Tengo que reconocer que mucha gente me dice que ojalá volviera el servicio militar obligatorio. Esas personas piensan que así se aprenderían esos valores y yo puedo entender que mucha gente lo exprese. Mi opinión es que quizá a España le viniese bien pero a las Fuerzas Armadas no.
-¿Por qué?
-Porque estamos muy contentos de tener un Ejército profesional con una tropa muy bien preparada. Antes teníamos tropa que venía a hacer el servicio militar y algunos no sabían leer ni escribir y ahí la mili hizo una gran función con las escuelas regimentales. Yo mismo he hecho reclutadas donde la gente que venía convocada tenía distintos niveles de cultura. Y el servicio militar les acercó a otras personas con las que en otras circunstancias jamás habrían tenido probablemente contacto. Ese intercambio de conocimientos fue bueno, sin duda.
-Macron ha hablado también de esto alguna vez en Francia y sugerido la conveniencia para los jóvenes de su país de un servicio militar reducido de tres meses.
-Lo mejor del servicio militar obligatorio era quizá que se encontraban jóvenes de toda España, el gallego se encontraba con el de Murcia o el andaluz, y ese intercambio era bueno. Es lo que pasa ahora cuando sales al extranjero y a mí personalmente me enseñó mucho de joven a ver la vida de otra forma. Salir fuera te da una experiencia muy buena, y ahí está el programa Erasmus.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete