'Cardo' y 'Todas las veces que nos enamoramos': títulos feos para estupendas series españolas
Ana Rujas y Claudia Costafreda, y Carlos Montero firman las 'dramedias' de Atresplayer Premium y Netflix
![Ana Rujas en 'Cardo' (izq.) y Georgina Amorós en 'Todas las veces que nos enamoramos'](https://s2.abcstatics.com/media/play/2023/02/26/cardo-todas-las-veces-que-nos-enamoramos-ka0E--1248x698@abc.jpg)
Enero solo dio disgustos: ' Cristo y Rey' (Antena 3) y 'Escándalo. Relato de una obsesión' (Telecinco) no cumplieron las expectativas . Sobre todo, la primera . La segunda tenía mala pinta . Belén Cuesta y Alexandra Jiménez, actrices estupendas, se merecen algo mejor. Hay quien recomienda ' La chica de la nieve' (Netflix). 'Cristo y Rey' acaba este domingo 26 de febrero. El mejor capítulo es el séptimo, el penúltimo. 'Escándalo' termina el próximo miércoles 1 de marzo. Ninguna ha mejorado lo suficiente como para recomendarla. Febrero no ha sido un mes para tirar cohetes , pero sí ha habido una confirmación, la secuela de 'Cardo' (Atresplayer Premium) y una revelación, el debut de 'Todas las veces que nos enamoramos' (Netflix).
Cardo
Sarah Polley quería que su última película, la estupenda pero dolorosa 'Ellas hablan' , fuera en blanco y negro. No cuajó. Y menos mal, porque aquello habría sido deprimente. Más aún. Señoras de una secta religiosa debatiendo a contrarreloj qué hacer con sus violadores, o sea, con sus maridos, con sus hijos. Véanla en cines si pueden y tienen estómago.
A Ana Rujas (33) y Claudia Costafreda (30), creadoras de la serie 'Cardo' (Atresplayer Premium), sí les pareció buena idea que el tercer episodio de la segunda temporada fuera en blanco y negro. Hay una escena de sexo incómoda, hasta desagradable, que también daría para debate sobre el consentimiento. La imagen se va achicando poco a poco hasta quedar un círculo: la cara de una joven que no entiende lo que está pasando. Hay dolor. Amigo, date cuenta. En principio, los tres primeros capítulos de la segunda temporada de 'Cardo' iban a ser en blanco y negro. Que se expliquen. Que lo defiendan. Porque 'Cardo' no necesita florituras para marcar la diferencia, para dejar huella. No hay ninguna serie, aquí y allí, como 'Cardo' , aunque la premisa –treintañera lianta– recuerde a otras: de la estadounidense 'Girls' a la británica 'Back to life' . Por no hablar de 'Fleabag' .
![Ana Rujas, en el tercer episodio de la segunda temporada de 'Cardo'](https://s3.abcstatics.com/media/play/2023/02/26/blanco-negro-cardo-kGSB--510x349@abc.png)
En 'Better Call Saul' , la precuela de 'Breaking Bad', se empleó el blanco y negro para los 'flashforwards', o sea, para las escenas ambientadas en el futuro; en 'Atlanta' , para hablar sobre un adolescente negro percibido como blanco; y en 'Cardo' , para transmitir que su protagonista, la 'virgen' María (Ana Rujas), está en el 'cielo' tras su caída a los infiernos, o sea, tras pasar por la cárcel por cargarse sin querer a un señor (Alberto San Juan) que le mete mano mientras van en moto. Y se estrellan. El consentimiento, otra vez. En la primera temporada dejaron caer que ella había sufrido algún tipo de abuso, pero los guionistas, aunque no dan puntada sin hilo, dejan flecos sueltos. Por eso 'Cardo' es buena. Luego, va y se enrolla con el hijo del señor en coma, al que interpreta el de Carolina Durante . Cuando él se entera de quién es ella, le pega un puñetazo. Han vuelto a las andadas en esta segunda temporada.
Más que en el cielo, María está en las nubes con tanto ansiolítico. Es otro tipo de adicción. Hasta que en el cuarto episodio recae en la tentación. La coca. No arde Troya, pero sí Notre-Dame. Y suena el chunda-chunda. ¡Al garete la redención! Giro valiente, pero frustrante. Tremenda secuencia. La acción del tercero transcurre en un casoplón. Gente snob que hace cine. Por allí pulula un director iraní. Todo muy intenso. La cuota 'Javis', que producen, es una concursante de 'Drag Race' . Del barrio a las afueras de la capital. La protagonista, excarcelada, está desubicada. Aún más. Sus amigas han pasado página. El mundo no se para. María sigue siendo una petarda sin remedio, ahora empecinada en que su excompañera de la cárcel, y esta sí que es Santa, se reencuentre con su hija. María también está obsesionada con Santa Teresa (y su 'Libro de la vida'). No la de Concha Velasco; ojalá.
Todas las veces que nos enamoramos
'Cardo' es un título feo, antipático, pero potente, pertinente. Y breve. Sin apéndice. Imagínense: 'Cardo. Relato de una obsesión'. 'Cardo. Amor y vida'. 'Cardo: La serie'. En cambio, 'Todas las veces que nos enamoramos' (Netflix), además de largo y cursi, es un título que da gato por liebre. No es amor, se llama obsesión. Uno espera una comedia romántica que empalague, un terrón de azúcar en la boca, como 'Smiley' (Netflix), pero se encuentra una 'rom-com' salada, ambientada a principios de los dos mil, cuando Nokia era el futuro, y protagonizada por una pareja tóxica. Hetero esta vez, por mucha cuota que haya en la plataforma . Son como los amantes de Teruel, aunque lleguen a Madrid de Castellón y Buenos Aires: tonta ella, y tonto él.
Irene (Georgina Amorós) quiere ser directora de cine y Julio (Franco Masini) estudia Derecho, pero acaba siendo actor por su cara bonita. Literal. Ninguno es virtuoso, pero a uno le va mucho mejor que a la otra, que espera llevarse el Goya con su primer corto de la carrera. No, cariño, no. La tensión, además de sexual, es intelectual. Artística. Es de agradecer que los dos sean para echar de comer aparte. Si no la lía él, con todas sus pretendientas, la lía ella, con su exnovio del pueblo ( Albert Salazar , majísimo). 'Yo-yo-yo'. Irene y Julio son los personajes menos interesantes de 'Todas las veces que nos enamoramos' . No por su orientación sexual. O quizás sí.
Y, como acostumbran los romances imposibles en pantalla, funcionan mejor por separado, distanciados, echándose de menos, reencontrándose de vez en cuando por la capital (a Míster Big, en 'Sexo en Nueva York' , los guionistas le mandaron a Los Ángeles). El padre del novio es Willy Toledo, muy gracioso; la madre de la novia, Silvia Abril, muy seria (veánla en 'El Gran Sarao', con Toni Acosta, en TNT España). Es un 'casting' raro; el más adulto porque el elenco veinteañero está logrado. Incluso con la amiga-mueble (Roser Vilajosana).
![Georgina Amorós, Carlos González, Blanca Martínez y Roser Vilajosana, en 'Todas las veces que nos enamoramos'](https://s1.abcstatics.com/media/play/2023/02/26/todas-las-veces-ka0E--510x349@abc.jpg)
Y como en toda comedia romántica, las cosas se ponen feas más pronto que tarde ( terrorismo , ansiedad, drogas) y los amigos siempre acuden al rescate. Carlos González (sale también en el final de 'Cardo 2' ) y Blanca Martínez son los compañeros de clase y piso de la protagonista, a la que ponen los puntos sobre las íes todo el rato. Ellos sí tienen dos dedos de frente (y más talento) y no caen en el estereotipo: el mejor amigo gay y la mejor amiga gorda que no se comen un colín. Pues sí lo hacen. Y ni él tiene que salir del armario (ya lo hace otro), ni ella quiere adelgazar (de hecho, gana peso). Claro que enseñan cacho, aunque quien más sale desnudo es el argentino. Lo pone en el guion. Lo dice el director de la película (al que interpreta Jorge Suquet), un genio loco. Temperamental. Y un poco baboso . No se pasa de la raya. Romano podría ser Almodóvar. Piensen mal y no acertarán. Hay una referencia al '¡Riégueme!' de Carmen Maura en 'La ley del deseo'.
La creación de Carlos Montero (51) hará las delicias de un colectivo, básicamente el homosexual, y una generación, aquella que nació en una provincia a mediados de los años ochenta y se mudó a la capital con dieciocho. En el primer episodio (son ocho de cuarenta y pico minutos) suena Amaral (¿hay algo más 2000?) y OBK (¿hay algo más gay?). En el pisito compartido ven 'Tesis' una y otra vez. Amenábar sale. A la protagonista le encanta Almudena Grandes. Está leyéndose 'Los aires difíciles'. Otra intensita, Irene; no Escolar, que también.
Se hace raro ver la facultad donde rodaron porque en 2004, cuando transcurre la acción, era mucho más fea. Sigue siéndolo, aunque ahora haya un mural enorme con Ana Torrent como reina del grito . Más raro es ver a los personajes en 2022. Ni una cana. Ni una mala cara. No hacía falta ese salto al futuro. No se lo cree nadie. Secundarios aparte, lo mejor de 'Todas las veces que nos enamoramos' son sus estrellas invitadas: Consuelo Trujillo (la ex de Susi Sánchez), Mariona Terés ('Las de la última fila') y Marta Aledo ( 'Vis a vis '). Ellas también merecen algo mejor.
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