Sunak y Starmer: más preguntas que respuestas en su último debate antes de las elecciones británicas
El debate, realizado en un estudio de la BBC, estuvo marcado por las voces de protesta pro-palestina que resonaban desde fuera del recinto, lo que añadió una capa de tensión a la ya candente atmósfera política
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«Díganos qué piensa hacer con el país si gana las elecciones». Con estas palabras, Rishi Sunak desafió a Keir Starmer en el último debate televisado antes de que los votantes acudan a las urnas la próxima semana a elegir, entre alguno de los dos, ... al próximo primer ministro. Esta confrontación en Nottingham fue la última oportunidad para ambos líderes de dirigirse a millones de espectadores y persuadir a los indecisos.
El debate, realizado en un estudio de la BBC, estuvo marcado por las voces de protesta pro-palestina que resonaban desde fuera del recinto, lo que añadió una capa de tensión a la ya candente atmósfera política. La contienda se centró en temas de impuestos, economía y migración, con ambos líderes esforzándose por marcar diferencias claras ante el electorado, aunque sin mucho éxito.
Para Sunak, este debate representaba una oportunidad crucial para atacar a los laboristas con la cuestión de los impuestos. «Los planes de los laboristas significarán mayores tasas», repetía Sunak, apoyado por una reciente publicación en el Telegraph que citaba a Darren Jones, el secretario en la sombra del Tesoro, afirmando que la descarbonización de la economía requeriría cientos de miles de millones a largo plazo. «Eso es una mentira», interrumpió Starmer cuando Sunak insistió en que las políticas laboristas aumentarían los impuestos en 2000 libras por persona. «Se le ha pedido que no repita esa mentira, y lo ha hecho».
La figura de Liz Truss emergió como un espectro que Starmer no dudó en invocar, recordando a los votantes su catastrófico mandato de poco más de cuarenta días y su permanencia como conservadora, en contraste con la expulsión de Jeremy Corbyn del Partido Laborista. Sunak, intentando distanciarse, destacó que había advertido sobre las políticas de Truss cuando compitió contra ella por el liderazgo tory.
La migración resultó ser un terreno escabroso para ambos líderes. Sunak acusó a Starmer de planear acuerdos absurdos con el régimen talibán para manejar la crisis de los solicitantes de asilo que cruzan el Canal de la Mancha. «¿Se sentará con los ayatolás? ¿Intentará hacer un trato con los talibanes? Es completamente insensato, están tomando a la gente por tonta», declaró Sunak. Starmer replicó con datos contundentes: «Desde que Sunak es primer ministro, han llegado más de 50.000 personas cruzando el canal».
Construcción de viviendas
El intercambio sobre la construcción de viviendas permitió a Starmer destacar sus planes para un futuro gobierno laborista. «Debemos construir 1.5 millones de casas. El primer ministro ha retirado los objetivos de construcción de viviendas, se están desplomando, y eso ha derrumbado los sueños de los jóvenes en todo el país», dijo.
El escándalo de las apuestas políticas también jugó un papel significativo en el debate. Sunak se vio forzado a responder sobre los candidatos conservadores implicados en apuestas relacionadas con las elecciones, mientras Starmer atacaba su falta de acción rápida y decisiva. «Se tiene que liderar desde el frente en temas como este», sentenció el líder laborista.
Las encuestas tras el debate reflejaron una percepción dividida entre los espectadores. Mientras un sondeo de YouGov no logró identificar un claro ganador, una encuesta de More in Common otorgó la victoria a Starmer con un 56% frente al 44% de Sunak. Sin embargo, la reacción de la audiencia a la pregunta final de la noche: «¿Son ustedes realmente lo mejor que tenemos para ser el próximo primer ministro de nuestro gran país?», fue un recordatorio humillante para ambos líderes sobre la insatisfacción pública con la actual clase política.
El debate culminó con un ambiente tenso y una decepción más entre los británicos. Sunak, que inició la noche con semblante cansando y repitiendo líneas de ataque trilladas, encontró un poco de aire al desafiar directamente a Starmer sobre los costos de las políticas laboristas. Starmer, por su parte, mantuvo una postura más menos tensa, pero con momentos de evidente incomodidad al abordar ciertos temas.
Con el día de las elecciones cada vez más cerca, ambos líderes saben que cada palabra cuenta y que el destino del país puede depender del último empujón en esta maratón política. «Decidle a la gente qué piensa hacer», exigió Sunak una vez más, encapsulando la esencia de un enfrentamiento en el que hubo más preguntas que respuestas.
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