Sánchez cruza otra frontera y entrega a Otegi una capital
El PSOE da un salto cualitativo en su relación con Bildu: pasa de aceptar sus votos a apoyarlos para liderar un pacto
La decisión provoca que el PP enfríe las expectativas sobre posibles acuerdos con el Gobierno
Moción de censura en Pamplona, en directo: manifestación en el Ayuntamiento, votación y últimas noticias
Análisis de Jorge Navas: «Sánchez y Otegi no son inocentes»
![Pedro Sánchez junto a Mertxe Aizpurúa, portavoz de Bildu en el Congreso, y Gorka Elejarrabeta](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/12/13/bildu-U501621079843NPG-U608937622896iD-1200x840@abc.jpg)
Pedro Sánchez cruzó este miércoles una de las últimas fronteras que le quedaban. La decisión de los socialistas navarros de apoyar una moción de censura en Pamplona que dará la alcaldía a EH Bildu y expulsará del poder a Unión del Pueblo Navarro. ... Se trata de un movimiento que el PSOE y su federación navarra pretendieron vincular al ámbito estrictamente local pero que tiene implicaciones autonómicas en Navarra, en País Vasco, donde se esperan elecciones en algún momento el primer semestre del año y también en clave nacional.
La decisión de apoyar a Bildu para que gobierne una capital autonómica es un salto cualitativo en la imagen que, con sus actos, los socialistas proyectan sobre lo que es Bildu. Este miércoles en la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados, el ministro de Transportes, Óscar Puente, se pronunciaba así al respecto: «En pocos días habrá en España otra alcaldía más progresista en nuestro país y una menos de derechas. Por tanto, no tengo ningún problema, ninguno en que un partido progresista democrático de este país se haga con una alcaldía de una capital de provincia de España». Una frase que supone la culminación de un proceso de blanqueamiento y normalización que arrancó hace justo cuatro años.
Hasta ahora la tónica general de las relaciones entre PSOE y Bildu se movía casi exclusivamente en una dirección, con los socialistas aceptando sus votos para investiduras, ya fuera en forma de abstención o voto favorable o alcanzando acuerdos presupuestarios. Pero siempre asumiendo que era un apoyo de Bildu hacia los socialistas, nunca en dirección contraria. La coalición que encabeza Arnaldo Otegi asumía ese escenario con normalidad. De hecho en el Congreso de los Diputados siempre se anticipaban a prestar su apoyo a Pedro Sánchez con gran entusiasmo, sin la necesidad del ceremonial que planificaba el PNV, llevando las negociaciones hasta él último momento y solemnizando la firma de acuerdos.
La asociación con Bildu siempre se ha movido en el territorio de la opacidad. Sin grandes alardes. Pero avanzando en el objetivo. Ya lo dijo Otegi en aquel coloquio interno: «Si para sacar a los 200 presos hay que votar los presupuestos, pues votamos». Y así ha sido. El fin de la dispersión unida a la transferencia de la competencia de prisiones son hitos de la pasada legislatura. Pero Pamplona significa un paso más. Con el movimiento de este miércoles Bildu empieza a demandar reciprocidad. Y el PSOE lo ha aceptado. Con unas elecciones vascas en el horizonte, la importancia del movimiento es crucial. Porque los independentistas no asumen Navarra como algo aislado. El PSOE sigue estableciendo diferencias al respecto.
Desde Ferraz, a primera hora de la mañana se confirmaba el pacto, aunque se le pretendía dar una dinámica estrictamente local: «La actitud de UPN en el ayuntamiento es insostenible. Hasta el PP los critica, y tienen 9 de 27 concejales. Es algo que hay que hacer por la ciudad, sin mirar otros cálculos», planteaban fuentes de la dirección federal. También insisten fuentes socialistas en que el acuerdo se ha circunscrito a Navarra. Con el detalle de que el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, es navarro y guarda una estrecha relación con la presidenta autonómica y líder de los socialistas navarros, María Chivite. Una sensación que comparten en privado distintos interlocutores, también socialistas, es que el único motivo por el que esta operación se produce ahora es porque «Sánchez convocó elecciones generales» y darle Pamplona a Bildu antes del 23J era un problema. Hace menos de un mes, durante su sesión de investidura, Pedro Sánchez le reprochaba al diputado de UPN en el Congreso, Alberto Catalán, su dureza y le recordaba que gobernaban en Pamplona gracias a que los socialistas navarros no habían pactado con Bildu. Lo hacía con el aplauso de su bancada. La misma bancada que este miércoles aplaudía a Puente. En menos de un mes los mismos diputados han aplaudido una cosa y su contraria.
«Demasiado rápido»
Los socialistas han acelerado en cuatro años la normalización de Bildu en paralelo a las necesidades parlamentarias de Pedro Sánchez. Un reputado dirigente del socialismo vasco reconoce que muchos piensan que no era el trayecto ideal y que se ha ido «demasiado rápido». Hace poco más de cuatro años el PSOE no tenía interlocución con Bildu. La primera vez que Pedro Sánchez se ha reunido personalmente con su dirigencia ha sido este otoño en las reuniones de cara a su investidura. Pero en esa aceleración, los socialistas siguen teniendo como preferencia en País Vasco un acuerdo con el PNV. Entre otras cosas porque sus votos son necesarios en Madrid y siempre es más susceptible su salida al bando derecho del hemiciclo que la de Bildu.
La otra consecuencia del movimiento en clave nacional es que se agrieta todavía más el marco de relaciones entre el PSOE y el PP. En un contexto en el que está pendiente una reunión entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, a la que todavía no se ha puesto fecha por las salvedades que mantiene el PP con el encuentro y lo que ya plantea el presidente del Gobierno, la moción de censura en Pamplona dificulta todavía más cualquier acercamiento. «Si las posibilidades de entendimiento no eran muchas, desde hoy son muchas menos. ERC, PNV, Bildu, Sumar, BNG y Junts pusieron precio a sus votos. Sánchez ya conoce lo que valen los del PP para los temas que plantea. Sus socios no hicieron descuento. Yo tampoco lo haré».
Hace menos de un mes, Sánchez reprochaba a UPN sus críticas recordando que gobernaban en Pamplona al no apoyar el PSOE a Bildu
Sánchez pretende crear una comisión de trabajo con el PP, un formato que los populares ya han rechazado por entender que pretende blanquear las mesas con las formaciones independentistas catalanas. La sensación es de punto muerto y la reunión sigue sin fecha, aunque La Moncloa ofreció tres opciones para celebrarla antes de final de año.
Precisamente este miércoles, el PSOE decidió que era el mejor día para que su partido en Ceuta se ofreciese a entrar en el Gobierno de la ciudad autónoma que lidera el PP. Algo que los populares veían con buenos ojos por la particularidad ceutí, pero que este miércoles rechazaron por considerarlo un intento evidente de generar tensión en su partido y en el conjunto de la derecha planteando un acuerdo el mismo día que pactan con Bildu. Sánchez juega fuerte, con la sensación de que el 23 de julio lo habilita para cualquier decisión que pueda presentarse en términos de cerrarle el paso a la derecha.
Feijóo endurece su discurso
Esta semana se ha iniciado la tramitación de la ley de amnistía y se consuma por primera vez el apoyo de los socialistas a Bildu para gobernar una capital autonómica. Un salto cualitativo que está obligando a Feijóo a establecer un perímetro de seguridad en torno a Sánchez y la posibilidad de acuerdos entre los dos grandes partidos. Algo en lo que Feijóo sí cree pero que ahora interpreta como un intento de Sánchez de blanquear sus otros pactos en caso de que el PP acepte o bien de criminalizarlo por no aceptar acuerdos.
Este miércoles Feijóo tuvo que endurecer su discurso un paso más. «No puedo estar al lado del presidente mientras esté al lado de quienes hacen negocio con el gobierno más débil y con menos principios de la democracia». El líder de la oposición dejó claro que no puede asociarse a Sánchez «mientras continúe por el camino elegido y con éstos acompañantes». Feijóo criticó que Sánchez «ha hecho del escándalo un modo de vida» y que el pacto en Pamplona supone comprobar de nuevo que «se ha acostumbrado a engañar constantemente a todo el mundo». El clima de desencuentro no ya político, sino personal y moral es altísimo. «Su querencia por la mentira, por el engaño, resulta ya insoportable», dijo Feijóo.
Feijóo quiso contrastar esta decisión de los socialistas con la que tomaron los populares allí donde fueron decisivos para que Bildu no alcanzase el poder: «Me pidió que Vitoria no fuera para Bildu. El PSOE le va a dar la alcaldía de Pamplona a Bildu, yo sé la quite a Bildu en Vitoria para dársela al PSOE», dijo Feijóo, que consideró que esta es solo «la primera condición del pacto encapuchado entre Sánchez y Otegi».
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