La Guardia Civil sospecha que Tsunami infiltró espías en los CDR
Uno de los presuntos cabecillas de la plataforma guardó en su ordenador conversaciones con «agentes» a los que habría encomendado «misiones»
Puigdemont, a una «infiltrada» en los CDR: «Seremos la república independiente»
![Imagen del sumario en la que Campmajó y la supuesta infiltrada posan con una portada de ABC](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/12/20/IMG_4672-RAaxXVpqop9JgDdk4tXhgPI-1200x840@abc.jpg)
Querían «información privilegiada» y, para ello, desde Tsunami Democràtic habrían contado con una red de colaboradores infiltrados en los CDR y otros grupos independentistas de movilización social. Es la conclusión a la que llega la Guardia Civil tras analizar las capturas de conversaciones que ... Josep Campmajó -uno de los presuntos cabecillas de la plataforma-, por alguna razón desconocida, guardaba en su ordenador portátil.
«Campmajó parece tener ascendencia sobre ciertas personas a las que llama 'agentes' y a las que encomienda determinadas misiones, como la intrusión en organizaciones como los CDR al objeto de obtener información sobre las acciones planificadas y rencillas internas», aseguran los investigadores en uno de sus informes.
Cocinero de día y «piedra angular» de la logística, realización y ejecución de las acciones programadas por Tsunami, a Campmajó le atribuyen «un perfil multifacético» con formación en «técnicas de contravigilancia». La Guardia Civil ha detectado «multitud de vínculos» entre él y distintos grupos independentistas, «advirtiéndose que el investigado posee un conocimiento preciso de los movimientos y acciones que llevan a cabo algunos grupos de los CDR, L'Estaca, Segona Onada o grupos de similares características», explican. «Esta información podría obtenerla de colaboradores que le reportan los movimientos y vicisitudes internas». Lo que no está claro es que, a cambio, recibieran prebendas o algún tipo de recompensa.
Destaca uno de los mensajes hallados en el ordenador de Campmajó, de agosto de 2020, en el que asegura que «los hombres escogidos» para acompañarle han sido elegidos, «mayoritariamente», por lo que él denomina «el Estado Mayor». «Los que he propuesto yo tenían habilidades especiales. O fuerza física, o preparación paramilitar o expertos en comunicaciones. Y todos ellos tienen la posibilidad de dejarlo todo en caso de urgencia en menos de dos horas. La mayoría tenemos un pie en el extranjero».
La destinataria, según la Guardia Civil, es una mujer a la que Campmajó habría encomendado infiltrarse en los CDR para que le reporte información. «Sé que te necesitaré para alguna misión adicional. Seguro. Pero no sé ni cuándo ni cómo. Cuando pase, será. Sigo monitorizando las informaciones que agentes como tú me pasáis», escribe él.
Después, se queja de la falta de recursos. «No nos ayudan, ni a mí ni a mi equipo, a tener la cabeza centrada en las misiones. Y para ganar hace falta que nos mantengamos el máximo de tiempo sin que nos pillen». Finaliza preguntando si se ha sabido explicar. Y a este mensaje la infiltrada, que responde al nombre de Marta, contesta: «Te has explicado muy bien (...) mi trabajo era recaudar información que me llegaba».
«Personas a controlar»
En otra conversación, ella asegura: «Después del día de hoy seré impulsiva y sincera... me da igual lo que digas. He aguantado el protagonismo del CDR (sobre todo los que son de Endavant y mierdearon) también me utilizaron. Sé que eres un soldado y que haces lo que te ordenan… no va por ti… pero sabes qué? quisieron que me pusieras dentro del CDR para pasar info, aunque sabes cómo me he sentido?».
Da la sensación de que las cosas no fueron como esperaba, aunque del sumario se desprende que sí cumplió con la misión encomendada. Constan mensajes enviados por ella en los que anticipó a Campmajó acciones que distintos grupos independentistas tenían previsto llevar a cabo. Con él también llegó a intercambiar una lista de nombres de «personas a controlar», que pertenecen a grupos independentistas. «Benet, Tralla y Sandruca», indica.
Hay otro pantallazo. «Fíjate como escriben y a ver si pensamos igual», le dijo a Campmajó, seguido de un texto del grupo independentista L'Estaca, en el que se puede leer: «Tenemos la fuerza necesaria y la determinación suficiente para provocar el colapso del sistema y afectar a los intereses de España y Europa hasta dejarlos en vía muerta». Los mensajes entre ambos se cuentan por decenas y en algunos era ella la que pedía favores, como comprobaciones de matrículas.
Porque, según la Guardia Civil, además de tener infiltrados en grupos independentistas, Campmajó contaba con una red de colaboradores en distintos campos, como personal técnico informático o de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. En concreto, un policía municipal y dos mossos, tal y como informó este diario.
Aunque sus conexiones llegaban hasta el Palau de la Generalitat. Según el sumario Campmajó se encargó del dispositivo de seguridad desplegado en Madrid cuando los líderes independentistas del 1-O (Junqueras y el resto del Govern) fueron citados para declarar en 2017. Sus servicios habrían contado con el «beneplácito de ex altos cargos de la Generalitat de Cataluña, entre ellos Joaquim Forn», exconseller de Interior, dicen los informes. Él y su equipo debían utilizar un nombre clave, Pere.
Los archivos intervenidos en Tsunami también constatan que Campmajó tenía vínculos con Waterloo. A Marta, su «colaboradora capital», a la que habría encomendado infiltrarse en los CDR y con la que se tomó una fotografía (por cierto, con una portada de ABC), le llegó desde Bélgica una felicitación de cumpleaños. Es un vídeo, de dos minutos, en el que Puigdemont le desea un feliz día en catalán. Se lo envía, asegura, por indicación de un amigo que tienen en común: Josep Campmajó.
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