La contundente opinión de Mario Conde sobre la amnistía: «Decir que no es constitucional es un argumento muy pobre»

El exbanquero se encuentra en Edimburgo, desde donde ha repasado su actual vida y, de manera escueta, la situación política actual

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Mario Conde, en una foto de archivo ABC

Mario Conde fue, durante buena parte de la democracia española, una de las figuras más relevantes del país, hasta su condena por corrupción al frente de Banesto. Una vez fuera de la cárcel, y aunque esporádicamente ha hecho algún acto público, ha preferido apartarse de la primera línea de actualidad.

Para ello ha elegido Edimburgo, en Escocia, donde pasa largas temporadas del año. Allí goza de cierta privacidad, algo que en España no es posible ya que su cara fue portada de innumerables periódicos, especialmente en los años 90. Escritor y pensador, ahora ocupa sus días en una de sus pasiones: estudiar.

En una entrevista para Zenda Libros, la editorial donde escriben (entre otros) Arturo Pérez-Reverte, el antiguo banquero da su particular análisis sobre la situación política española y, en concreto, sobre uno de los conceptos más relevantes de la actualidad: la amnistía.

Una vez repasada su vida en Escocia y repasada, de manera sucinta, su vida como pensador y teórico, Mario Conde se viste el traje de jurista para hablar sobre la amnistía.

«A usted no le hemos escuchado», le deja caer Guillermo Garabito, columnista de ABC y escritor. La réplica de Conde es contundente: está a favor, no tanto en cuanto al fondo o los destinatarios, sino a la forma desde el punto de vista legal.

«No hacen más que repetir que la amnistía atenta contra la separación de poderes porque coarta las decisiones de los jueces. ¡Sí! Pero eso pasa con todas las amnistías que conozco desde que el mundo es mundo. La esencia de la amnistía es esa. El juez resuelve y tú dices no. Pero es como si dices que el arrendamiento afecta al derecho de uso de la cosa. Pues sí, claro. Por eso decir que la amnistía no es constitucional, porque no está prevista en la Constitución, es un argumento muy pobre», comienza Conde.

«Hay toda una tradición histórica del constitucionalismo español que dice que la prerrogativa real de gracia, que antes ejercía el rey, incluye indulto, amnistía»

Mario Conde

En este sentido, apunta a que «constitucionalmente es muy complejo que la amnistía no quepa en nuestro sistema» dado que en la Ley Magna se habla de la «prerrogativa real de gracia», un concepto que viene de la ley de 1870, la Ley de Amnistía e Indulto. «Hay toda una tradición histórica del constitucionalismo español que dice que la prerrogativa real de gracia, que antes ejercía el rey, incluye indulto, amnistía. Hay una argumentación jurídica posible, porque en Derecho a todo se le busca encaje», apuntala.

«En España no tenemos derecha desde Cánovas»

Ahondando más en el foco del conflicto, le cuestionan sobe qué le falta a la derecha española para argumentar contra la amnistía. Mario Conde niega la existencia de tal derecha y pone como último representante a Antonio Cánovas del Castillo, presidente del Gobierno de finales del siglo XIX y principios del XX que se turnaba con Mateo Sagasta.

«Empecemos por señalar que en España no tenemos derecha desde Cánovas», asegura, y no ve líderes al frente porque no han nacido. «Se acojonaron», asegura, y se pone de ejemplo a sí mismo. «Conmigo escarmentaron, aquí no se mueve ya ni Dios», señala, con cierta autosuficiencia.

Y para criticar esta falta de liderazgo, pone de ejemplo el concepto de «cambio de opinión» que estableció Pedro Sánchez para argumentar la propia amnistía. «Feijóo llegó a la dirección nacional del Partido Popular con una frase, aquella de «vengo a ser presidente, y si no, me iré». No se ha ido. No es que mienta, es que ha cambiado de opinión. Pero lo mismo hizo Felipe González. Llegó diciendo que no a la OTAN, luego la OTAN fue sí. No es que mintiera, es que cambió de opinión. Aznar llegó al poder en contra del nacionalismo catalán, y después resulta que hablaba catalán en la intimidad. No es que mintiera, es que cambió de opinión. Y así sucesivamente. No es una peculiaridad de Sánchez», critica al respecto.

En este sentido, la oposición a la amnistía no puede entenderse desde la confrontación con la Constitución. «Ellos dicen que la amnistía es el final del estado de derecho, y eso es una gilipollez. Porque la amnistía es una ley que se aprueba en Cortes, como cualquier otra. Y es una ley que va a ir al Constitucional, y del Constitucional puede ir al Tribunal de Justicia Europeo. Señores, no sólo no se termina el estado de derecho, sino que camina por él, como cualquier otra ley», opina.

«Dicen que la amnistía es el final del estado de derecho, y eso es una gilipollez. Porque la amnistía es una ley que se aprueba en Cortes, como cualquier otra»

Mario Conde

Conde argumenta que la amnistía puede ser una ley que no guste, pero es ley en cualquier caso.

«Cuando dicen que se ha acabado la democracia en España si se aprueba esta ley yo me pregunto por qué. ¿Es que acaso ya no vamos a votar más? ¿Ya no hay elecciones? ¿Ya no tenemos parlamento? No. En mi opinión se ha ido a una argumentación de máximos porque se frustraron unas expectativas», sentencia el antiguo banquero.

El problema catalán, según Mario Conde

Mario Conde se va hasta 1300, en pleno siglo XIV, para explicar el origen de la diatriba entre Cataluña y el resto de España.

«El problema de Cataluña es un problema que nace en el siglo XIV y que alcanza su momento culminante con los Decretos de Nueva Planta, y que nos guste o no está ahí. La Constitución de 1978, con la descripción de nacionalidades, generó un caldo de cultivo brutal. Entonces, Cataluña es un problema», opina, y pone de ejemplo lo ocurrido con el País Vasco como contraposición.

«Nunca ha tenido una estructura juridico-política unitaria, porque tenía Diputaciones y tal, y ahora parece que el País Vasco quiere el estatuto jurídico de Estado», destaca.

Así que, volviendo al asunto de la amnistía, Conde recuerda que siempe va a ser un asunto «del poder para el poder». «Mientras tanto nos la están colando con todo lo demás», se lamenta.

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