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Infraestructuras

La Zona Militar de Córdoba, en estado de semirruina tras más de dos décadas en desuso

El Ministerio de Defensa arregló hace dos años unas humedades mientras siguen las quejas de los vecinos por el mal estado del céntrico edificio

El consejero de Universidad asegura que hay un acuerdo cerrado para la cesión de la Zona Militar

El proyecto de la Base Logística desbloquea todos los frentes con Defensa

Estado actual de la fachada principal del Cuartel de la Trinidad, con los desperfectos y el estado de abandono visibles Valerio Merino

Rafael Verdú

Córdoba

En una de las principales entradas al Casco Histórico, tanto para turistas como para habitantes locales, un enorme edificio llama la atención de los viandantes no por su belleza o monumentalidad -no tiene nada de lo primero y solo algo de lo segundo-, sino por su estado de semirruina. Es el antiguo cuartel militar de la Trinidad, más conocido en Córdoba como la Zona Militar por el papel que jugó históricamente, con más de 6.400 metros cuadrados de superficie -el doble que la plaza de las Tendillas-. Su acceso principal se encuentra en la calle Lope de Hoces, a un paso de las principales arterias de entrada a la ciudad desde Poniente como la avenida de la Victoria, y a menos de 400 metros del principal monumento de la ciudad, la Mezquita-Catedral, en una zona que concentra negocios de restauración y alojamiento.

Por allí pasan cada día miles de personas, y si el vecino cordobés puede que se haya acostumbrado a la visión de un enorme edificio en un estado lamentable, a los visitantes foráneos seguramente las llame la atención contemplar ese ejemplo de dejadez y abandono. ¿Cómo se ha llegado a esto?

El cuartel de la Trinidad tuvo un uso militar desde comienzos del siglo XX, cuando sirvió como Caja de Reclutamiento, el organismo que se encargaba de gestionar las levas para un Ejército al que aún le falta mucho tiempo para convertirse en profesional. También fue un acuartelamiento de tropas y en los años 60 se reconvirtió en un centro de reclutamiento para el servicio militar obligatorio.

Una vez suprimida la 'mili' de forma definitiva en 1999, el edificio también perdió su función práctica y su propietario, el Ejército de Tierra, lo dejó casi sin uso desde entonces. Pasó a engordar una larga lista de edificios que Defensa ha ido enajenando poco a poco: Cuartel de Artillería (la Gerencia de Urbanismo), Lepanto (se acaba de negociar el traspaso de la farmacia) o Caballerizas Reales (cedida al Ayuntamiento primero y ahora expropiada) son algunos de ellos.

Las negociaciones para enajenar la Zona Militar no son nuevas y se remontan a la época de Rosa Aguilar como alcaldesa, en el año 2000. Pero nunca cuajaron y desde entonces el edificio ha sufrido un progresivo abandono que puede comprobarse a simple vista. Los vecinos han denunciado en varias ocasiones la presencia de ratas y de suciedad en la zona debido al mal estado del cuartel. El encargado de su mantenimiento y limpieza es su propietario, esto es, el Ejército de Tierra, que no ha querido detallar a este medio las actuaciones que se han llevado a cabo en el cuartel de la Trinidad en los últimos años, ni si está previsto realizar alguna reforma o adecentamiento antes de su venta a la Universidad de Córdoba, que está a punto de concretarse. Las fuentes consultadas sólo han precisado que hace dos años se realizó una actuación por un problema de humedades, sin más detalles.

Al menos, el antiguo cuartel de la Trinidad no corre peligro de derrumbe de forma inmediata. La Gerencia de Urbanismo ha indicado a este medio que no existe un expediente de declaración de ruina abierto. La entidad tiene una serie de normas relativas al estado de ruina que los propietarios de edificios, incluido el Ministerio de Defensa, están obligados a cumplir.

Entre otras cosas, la Gerencia obliga a «mantener, tanto el edificio como sus espacios libres, con un grado de limpieza que impida la presencia de insectos, parásitos, roedores y animales vagabundos que puedan ser causa de infección o peligro para las personas». También se deben conservar las «condiciones de ornato o decoro público» y «la fachada de las construcciones deberá mantenerse adecentada, mediante la limpieza, pintura, reparación o reposición de su materiales de revestimiento». El cuartel, en su estado actual, no cumple con estas condiciones a priori.

Teóricamente, la venta a la Universidad debería dotar de una nueva vida a este edificio y solucionar todos los problemas que ahora presenta y su mala imagen en la entrada de la ciudad. No obstante, para eso la institución universitaria tendrá que acometer una profunda remodelación.

Protestas vecinales

Además, el uso educativo no cuenta con los parabienes de toda la sociedad. Los vecinos de la zona centro lamentan que las instituciones se hayan decantado por esta opción en lugar de emplear esas enormes instalaciones para dotar de equipamientos a unos barrios, los del Centro Histórico, que carecen de ellos, y donde además es muy difícil obtener suelo público por el elevado precio debido a los usos terciarios.

Lo primero que reclaman los habitantes de la zona es adecentar las instalaciones. Rafael Martí, presidente de la asociación de vecinos Usuarios del Casco Histórico y miembro de la Junta de Distrito Centro, sostiene que las denuncias por la suciedad y las ratas «son constantes». Él mismo aseguro haber avisado del problema ante organismos municipales «personalmente no una, sino varias veces». Y hasta el momento sin solución definitiva. «Alguna vez vienen pero hay que insistir más porque las ratas tienen mucho recursos; si tapas por un sitio salen por otro», explica.

Críticas

«Van colapsar el Centro todavía más»

Rafael Martí

Pte. A.VV. Usuarios del Centro

Con todo, para estos vecinos lo peor es que el edificio se destinará en su mayor parte a la Universidad de Córdoba. Ellos piden, y llevan años reclamándolo, que allí se ubique un centro de salud, un aparcamiento y algunos servicios sociales o culturales; incluso una pista deportiva compartida para los colegios de la zona. En general, equipamientos de los que no hay en el Casco Histórico. Todo porque «se ha metido por medio la Universidad, que se queda el amo del edificio. Sabemos que están llegando a un acuerdo, pero lo vamos a impugnar porque no pueden hacer eso», afirma Martí.

La asociación considera que un facultad en esa zona sólo traería más problemas de tráfico y de aparcamientos en un área que ya está saturada. Por el contrario, el portavoz del colectivo cree que la UCO tiene más facilidad para hacer eso mismo en cualquier otro punto fuera del núcleo histórico, donde el suelo esté más barato. En resumen, la opción que ahora se plantea para la Zona Militar sólo traerá una cosa: «Van a colapsar el centro todavía más».

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