El primer lendakari no nacionalista en treinta años de democracia en el País Vasco ha sido incapaz de repetir los resultados que obtuvo en 2009. Las encuestas que se venían manejando en los últimos meses ya anunciaban la caída de Patxi López y su salida de Ajuria Enea, pero el resultado en las urnas este 21 de octubre no ha dejado lugar a las dudas. El cuarto lendakari de la democracia no repetirá al frente del Gobierno vasco.
Más de un millón setecientos mil vascos estaban llamados a las urnas para decidir quién será el nuevo ocupante de la lendakaritza. Patxi López ha obtenido un 19,13% de los votos para quedarse con 16 escaños, 9 menos que en las elecciones de 2009. Por su parte, el PP de Antonio Basagoiti, que apoyó el primer gobierno constitucionalista en la comunidad, ha obtenido 10 escaños y un 11,73% de votos.
Los resultados arrojan una mayoría de fuerzas nacionalistas con 27 escaños para el PNV de Iñigo Urkullu y 21 para Bildu. Aunque, por el momento, las posibles coaliciones de unos y otros partidos no están muy claras y el abanico de opciones se antoja muy amplio.
Gestación de una derrota anunciada
Muchas han sido las claves de la caída del PSOE este 21 de octubre. El adelanto electoral por parte de Patxi López demuestra que su proyecto político ya estaba agotado ante la estrepitosa derrota de su gran valedor, Alfredo Pérez Rubalcaba, en las pasadas elecciones generales.
El pasado 21 de agosto el lendakari ponía fin a la novena legislatura del Parlamento Vasco y anunciaba en rueda de prensa el adelanto electoral. El delfín del secretario general del PSOE había perdido todo margen de maniobra política tras enfrentarse con el gobierno de Madrid y declarar que no aplicaría las medidas que Mariano Rajoy había anunciado para combatir la crisis.
Ante esto, el 7 de mayo del pasado año, el líder de los populares vascos Antonio Basagoiti firmaba el acta de defunción del pacto constitucionalista y aseguraba que éste ya «carecía de lógica», entre otras cosas, por «la falta de firmeza de López frente a la izquierda abertzale».
Y es que la presencia en las elecciones de los bildutarras y la forma en la que Patxi López se arrogaba el final de ETA como «el mayor logro de la época democrática» han marcado la última etapa del trienio de PSE. Incluso ayer, en plena jornada de reflexión, Alfredo Pérez Rubalcaba sacaba a relucir a la banda terrorista invocando al «orgullo de todos los demócratas» por el triunfo sobre ETA.
El último año en la política vasca ha estado marcado por un Gobierno en clara minoría parlamentaria, incapaz de aprobar los presupuestos para el siguiente ejercicio, enfrentado con el Ejecutivo de Madrid y tratando de capitalizar la derrota de todos los españoles sobre una banda terrorista que aún no ha entregado las armas. Y así llegamos a este 21 de octubre, día en el que las fuerzas nacionalistas se han hecho con la mayoría en el Parlamento de la comunidad autónoma tras el adelanto electoral, y que, a la espera de pactos, pueden marcar el inicio de una deriva independentista a través de Urkullu, que apuesta por una «Euskadi nación Europea» y de Mintegi, que se define como «independentista de izquierdas».