«Tengo en la agenda los teléfonos de Mintegi, Basagoiti y de López. Les llamaré el lunes para un gran acuerdo nacional por la reactivación económica y el empleo». Son palabras de Urkullu, el pasado viernes, en el cierre de la campaña electoral. El candidato del PNV, seguro de su victoria, no quería cerrar puertas a ningún pacto post electoral y ya ha dejado muy claro que podría pactar con cualquiera para conseguir acceder a la lehendakaritza, si bien Sabin Etxea se inclina por un Gobierno monocolor.
El candidato nacionalista tendrá que elegir entre gobernar con apoyos entre los que apoyan el soberanismo (EH Bildu) y los defensores del orden constitucional, pero más cercanos a sus planteamientos económicos (PP) o que han tenido la experiencia de Gobierno (PSOE) [encuesta: ¿con quién debe pactar el PNV]?.
Urkullu cuenta con 27 diputados en la cámara vasca. Para asegurarse su elección como lendakari y una legislatura estable necesita otros 11 apoyos que, según arrojan los resultados electorales de las elecciones vascas, podrían ofrecerle los nacionalistas Bildu (21), el PSE-PSOE (16) y la suma de diputados del PP e UPyD (10+1).
El PNV tendrá que decidir ahora si se anima a gobernar en solitario, la opción más viable, soportando un Ejecutivo en clara minoría parlamentaria, o si por el contrario intenta abrir un pacto de legislatura. La tercería vía y más estable, la de un Gobierno de coalición, parece descartada de antemano por los de Urkullu, más que reacios a acercarse a una coalición EH Bildu en expansión por mucho que su objetivo soberanista converja, informa Itziar Reyero. Seguramente Urkullu reciba los votos gratis de Bildu para marcar una legislatura hacia el órdago independentista.
En acuerdo con el PSE es poco probable. Sabin Etxea tiene los puentes rotos con esta formación desde que le sacaron del sillón. El PNV tiene la opción de ofrecer un pacto de Gobierno o intentar aplicar sus políticas con pactos puntuales, la fórmula que prefirió durante las dos legislaturas de Ibarretxe, cuando se apoyó por igual en los votos nacionalistas y en los de los constitucionalistas.