El negocio de la felicidad a toda costa, rigor frente a un Macbienestar de consumo rápido
Una industria que genera una ingente actividad que va desde el marketing motivacional a la innovación más avanzada
Soy un 'faster': la impaciente sociedad que vive a doble velocidad
Depresión, insomnio, consumo de ansiolíticos, soledad, síndrome del trabajador quemado o tecnoestrés, son términos que se acumulan en la bandeja de entrada de la sociedad moderna. Estamos en el epicentro de un momento de cambio y de crisis de valores, provocando que algunos se sientan en la rueda laboral de un hámster y con un balance emocional en peligro de estar en números rojos. Esta incertidumbre hoy más que nunca encuentra su muleta en la industria de la felicidad.
Barómetro social
En España uno de cada cinco adultos consume psicofármacos, el nivel de estrés aumentó en el 72% de los españoles; 1 de cada diez personas se siente sola y la mitad de la población duerme mal
Una idea pujante que sirve para referirse al bienestar y a una búsqueda incesante por alcanzarlo con una investigación que quiere entender sus causas. Es la idea de sentirse bien con uno mismo. Pero con mayor bombo y en paralelo, hay todo un negocio de la felicidad y del desarrollo personal que nos dice: «Sonríe más, sé la mejor versión de ti mismo para conseguir el éxito», con la promesa de potenciar tu economía, tus progresos personales y tu rendimiento laboral. «Si este curso no me sirve, empezaré con otro», esto es lo que afirman los que se ven inmersos en conseguir la felicidad.
Un 'MacBienestar' suculento y rápido con aires de misticismo para entrar en el terreno de la satisfacción. Con un despliegue de 'coaching', libros de autoayuda, retiros de meditación o wearables que monitorizan tu estado emocional. Es el círculo vicioso del que se ha dejado la salud para conseguir dinero, y luego se gasta el dinero para tener salud. Una psicología positiva a toda costa que suma millones de dólares en mercadotecnia.
Y es prueba de una preocupación creciente que coincide en decir que la felicidad es rentable, pero diverge en planteamientos: la ciencia rigurosa frente al gurú del 'mindfulness'; las cátedras de felicidad en las universidades más prestigiosas versus 'las zanahorias corporativas' que buscan capitalizar las terapias de moda para fomentar mejores resultados.... un amplio recorrido que va de los países nórdicos con mayor bienestar a las fórmulas fáciles para dar con un Shangri-La emocional.
Negocio del ego
La consultora Gallup desvelaba que apenas el 13% de la mano de obra global se siente comprometida con su empleo. Esta insatisfacción generó la 'Gran renuncia' millones de empleados renunciaban a su trabajo en 2022
José Antonio Molina Mora, CEO del Instituto Español de la Felicidad e Investigación de Valladolid, confirma que en estos últimos años una de las cosas que más le ha sorprendido es el crecimiento sobre todo entre personas formadas del 'pensamiento mágico'. Consiste en creer que las cosas van a salir porque sí, porque hay fuerzas mágicas que lo van a permitir para dar con un final feliz, en contraste a un pensamiento crítico que se interroga sobre qué implica estar bien, como inversión de futuro. Y es que ya lo cantaba Palito Ortega en los 60: «la felicidad, ¡ja, ja, ja, ja!».
Un mundo feliz...o no
Molina señala que «un 87% aproximadamente de las personas pueden padecer un problema de salud mental a causa de todo esto, del estrés, de la falta de un propósito, del descontento social. Y esto afecta directamente a la productividad de las organizaciones y al trato con el cliente».
La consultora Gallup ha estimado que la infelicidad supone un coste de 500.000 millones de dólares solo en la economía de EE.UU. y con un incremento de la asistencia sanitaria. Pero ¿cuándo la felicidad y la economía unieron destinos? Según el escritor británico William Davies, autor de 'La industria de la felicidad' han estado relacionados desde siempre, y se puso en evidencia en el Foro Económico Mundial de Davos.
Un monje budista de ropas rojas y amarillas que blandía un iPad presidía los encuentros matutinos con los mandamases mundiales y multimillonarios para enseñarles meditación antes de cada reunión oficial. Era Mathieu Ricard, intérprete del Dalai Lama, conocido por sus conferencias TED sobre felicidad, considerado por los estudios de neurología como la persona más feliz del mundo. Y no solo eso, a cada delegado se le entregó un dispositivo para monitorizar su bienestar a lo largo de todas las jornadas con tecnologías de la salud 2.0.
Davies afirma que «esto es lo que hoy interesa a nuestras élites. La felicidad en sus distintas facetas, ya no es una aspiración 'new age' para los que tienen suficiente tiempo libre para hornear su propio pan, ahora se ha infiltrado en la ciudadela de la gestión económica global. El futuro del capitalismo depende de combatir la tristeza, la enfermedad y el estrés».
Apunta que las técnicas, medidas y tecnologías que lo permiten se encuentran en oficinas, hogares, avenidas «y la idea de que pueda ser incluidas en los planes de estudio de los colegios ya ha sido puesta a prueba. Cada vez son más las corporaciones que emplean a directores responsables del área de felicidad para animar a empleados y parados».
![La felicidad a toda costa ejerce presión sobre los individuos, experimento de Javier Fernández realizado en el MIT Media Lab para medir el estrés del alumnado sometido al desarrollo de nuevas ideas en un entorno altamente competititvo](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2023/04/05/mit-U70723278535kgO-624x350@abc.jpg)
Y añade que las economías dependen de nuestro compromiso por ejemplo con el trabajo, pero cada vez es más difícil lograrlo. Molina recuerda que tras la pandemia vino la 'Gran renuncia' en los países desarrollados, 50 millones de estadounidenses abandonaron su trabajo, y en España más de 70.000 trabajadores dejaron su empleo en 2022.
Davies menciona que la tercera parte de los europeos y estadounidenses sufren alguna enfermedad mental no diagnosticada, y estos costes en Reino Unido pueden superar a los de la criminalidad, y van a duplicarse. Por eso tenemos una economía de la felicidad con una estrategia corporativa interesada en obtener el mejor rendimiento, retener talento y favorecer el bienestar rastreando el capital psicológico. Y es que los empleados si son más felices aumentan en un 12% su productividad, según la Universidad de Warwick.
A su vez los economistas cuentan con la sinergia de los neurólogos que buscan el interruptor que calme el dolor y lograr con ello seguimientos personalizados, vía online y en tiempo real para tener un mapa más preciso de nuestra geografía emocional. Es el caso de la ciencia de la sonrisa que encuentra su mejor representación en la carita amarilla del dibujo de Smiley. El español Javier Hernández trabajando en el grupo de Computación Afectiva de la meca de la innovación y la competitividad, el MIT Media Lab, se dedicó a poner sensores para cuantificar las sonrisas y así medir el estrés del alumnado.
Una implicación tecnológica en crecimiento que resulta preocupante para Davies porque desdibuja el límite de la privacidad y menciona el ejemplo de Facebook. En 2014 la compañía de Zuckerberg publicó un informe de cómo había modificado los estados de ánimo de millares de usuarios a través de la manipulación del suministro de noticias, entradas y comentarios visibles para el individuo. Tras la polémica los internautas se preguntaron si volvería a hacerlo. Es un escenario donde los algoritmos nos conocerán mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos. Y esta confusión encuentra su mejor caldo de cultivo en tiempo de crisis.
La ley de atracción
La pandemia disparó también el consumo y el interés por los libros de autoayuda. Aumentando un 51 % en España, según un estudio de Idealo. Libros que fomentan lo que Moreno explica que es la ley de atracción: la gente dice que si piensa en algo que quiere lo va a obtener, es el 'querer es poder'. Son obras que se convierten en 'best-sellers', pero que pueden ser peligrosos porque frustran a las personas. Como señala el libro 'Happycracia', esta industria no propone verdaderas soluciones, sino que explota el malestar.
La gente puede gastar miles de dólares asistiendo a charlas motivacionales o retiros espirituales. Uno de los más famosos 'coach' del mundo, Tony Robbins, se hizo multimillonario 'ayudando' a otros, con cursos de una semana por 8.000 dólares o el gurú Tim Ferris vende consejos a la élite empresarial, a la vez que suplementos dietéticos reforzadores de la actividad cerebral.
Así el último estudio de PriceWaterhouseCoopers Research en 2019, contabiliza un total de 71.000 entrenadores de realización personal que generan un mercado de 3.000 millones de dólares en ingresos al año. Un nicho al que se han sumado advenedizos como emprendedores y youtubers. Y España, ocupa el segundo lugar en Europa en número total de 'coaches', tras el Reino Unido.
Un valle de lágrimas
Todo esto dibuja un lucrativo ecosistema y Global Wellness Institute establece que «el bienestar mental es un mercado de 131.000 millones de dólares. Donde el sector de meditación y atención plena para 2025 llegará a 210 mil millones de dólares». Y el bienestar en el trabajo es un segmento que se prevé que alcance los 58.400 millones de dólares.
El aumento de la esperanza de vida, el teletrabajo y una edad más tardía para la jubilación inevitablemente cambian la relación que tenemos con el empleo. De modo que puede suponer una diferencia sustancial introducir en la ecuación empresarial la felicidad del empleado. Esto es todo un desafío. Ya que la consultora Gallup desvelaba que apenas el 13% de la mano de obra global se siente comprometida con su empleo y es el lugar de trabajo donde son más desgraciados.
Molina explica que el Instituto Español de la Felicidad e Investigación, de la mano de la empresa que creó hace varios años, que es la Universidad de la Felicidad, se dedican a generar líneas de investigación e impartir formación sobre el bienestar. Pensando de manera estratégica con un optimismo inteligente, y con metodologías probadas, para entender que la felicidad no es una obligación. «Tal vez hay que entrenar para la vida, y aunque la felicidad se utiliza como una palabra de moda, desde hace años se viene trabajando el bienestar organizacional» afirma Molina.
Nuevos compromisos
Xavier Escales, exdirector general de Asics en España y Portugal y fundador de la consultora Always People First, apunta que sin duda las cosas han variado bastante. «De hecho, el 49% de los empleados cambiaría de empresa solo para mejorar su bienestar. Si el empleado siente que su empresa se preocupa de verdad por él, su compromiso aumenta», señala Escales. Los empleados infelices no están vinculados al propósito de la empresa.
![La felicidad a toda costa ejerce presión sobre los individuos](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2023/04/05/AdobeStock_306602408_20230405195551-U34657747820PBf-624x350@abc.jpg)
«He trabajado con empresas muy pequeñas, desde startups hasta compañías del Ibex35. Y todo depende de la conciencia de los líderes, no tanto del tamaño de la empresa. No se trata de dar un ticket gourmet o hacer una fiesta de cara a la galería. Al final todo esto no es un coste, es inversión, cosa que han interiorizado bien empresas como Pepsico o Caixabank tech», dice. Y Molina destaca que el sector más desatendido es el de servicios, «tiene una alta rotación de personal y es muy de empresa familiar, del 'yo lo llevo como me enseñaron y como lo vengo haciendo desde hace 20 años y no quiero cambiar'».
En el polo opuesto estarían empresas como Liberty Seguros, valorada en distintos rankings como una de las mejor compañías para trabajar en España. Beatriz Ortega, responsable de Experiencia de Empleado y Bienestar en Liberty Seguros, nos comenta que se enfocan en la experiencia del empleado.
«Esto se liga a nuestro principal valor que es poner a las personas primero. Practicamos un bienestar en 360º, contamos con sesiones de yoga, de nutrición individualizada. Con un programa de asistencia al empleado 24-7 y a sus familiares, para apoyo psicológico, y para cuestiones de asesoría legal, financiera. Incluso tenemos un asesor personal para ayudarte con la flexibilidad laboral», afirma Ortega.
Además decidieron apostar por un modelo en el que todos podían teletrabajar el 100% del tiempo, con posibilidad de ir a la oficina, uno o dos días a la semana. Y con análisis mensuales de las opiniones de los trabajadores. En este sentido, Escales establece que mientras muchas empresas se gastan miles de euros, no analizan los datos.
![Dispositivo de Hitachi](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2023/04/05/gadget-feliz-hitachi1-U65185348081HWH-624x350@abc.jpg)
Una de las pioneras en esta labor es la empresa japonesa Hitachi, que ha usado IA para medir el bienestar del entorno laboral utilizando una tarjeta de identificación con sensores `Human big data' que correlaciona las acciones de la persona en su jornada laboral con su felicidad. Así ha monitorizado desde la silla que usa hasta cuánto tarda en sus conversaciones, cuántas veces se levanta, los lugares que frecuenta, quién lleva la batuta de la conversación en función de sus movimientos corporales.
El factor emocional sienta cátedra
Escales además indica que EE.UU. va adelantado al respecto, «porque son muy conscientes de cómo impacta el bienestar en los resultados económicos de las empresas. Y por ello tienen cátedras de felicidad». Desde Harvard, pasando por Yale, Berkeley o las escuelas de negocios poseen esta cátedra que baten récords de asistencia.
Tal Ben-Shahar, doctor en Psicología y Filosofía por Harvard, y referente mundial en este tema, defiende que aumentar los niveles de felicidad entre los alumnos mejora su rendimiento académico, creatividad y memoria. Y hace hincapié en una mayor educación sentimental para la resiliencia como clave en los programas de estudio.
Lisa Bevill, directora del Centro de Salud, Bienestar y Felicidad en IE Business School, señala que ellos acaban de inaugurar una cátedra de salud y bienestar del empleado en IE. «Además el Centro de Salud, Bienestar y Felicidad se lanzó en 2019, antes de la pandemia, con ese espíritu de aumentar la conciencia de la importancia de cuidar de uno mismo. Ya que todo empieza por educar para tener una completa cultura del bienestar». Pero la suma de todo esto es una oferta que puede saturar a las personas y hacer indistinguible lo legítimo de la farsa.
Así, Davies ve con escepticismo la idea de crear ministerios de la felicidad. No es casual que estos ministerios se anunciasen en lugares como Emiratos Árabes Unidos, coincidiendo con la supresión de subsidios y la caída del precio del petróleo. Venezuela también planteó un ministerio. Para Molina la trampa es disfrazar todo lo que sucede a nivel social, «ya que la gente optimista, no se queja, eso es una forma de callar al pueblo ¿quién va a salir a la calle a manifestarse y a pedir derechos sociales entonces? Es cruel exigir en medio de recortes sociales la felicidad».
Y Molina matiza que los estudios que dan a los países nórdicos como los más felices hay que mirarlos con detenimiento, y rascar la superficie, estos países también tienen tasas altas de suicidios y las personas que hacen en sus encuestas pueden contestar llevadas por un autoconvencimiento de que son felices.
Tecnoestrés
El nuevo componente tecnológico, puede ser un aliado o favorecer el marketing de sueños felices. Davies menciona el sensor cerebral Muse, «una diadema que monitoriza la actividad cerebral del usuario mientras intenta relajarse. Las señales son enviadas a una aplicación del móvil que cuando detecta que hay estrés, utiliza sonidos para calmarte».
![Imagen principal - Arriba en foto principal Xiao Ice, un chatbot, spin-off de Microsoft, capaz de mantener relaciones afectivas con las personas; foto inferior izquierda dibujos automáticos de un jardín zen; foto derecha muestra la diadema Muse monitoriza las ondas cerebrales para ayudar a la meditación y el se conecta al dispositivo móvil a través de Bluetooth](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2023/04/05/1366_2000-U22805231488rzI-758x470@abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Arriba en foto principal Xiao Ice, un chatbot, spin-off de Microsoft, capaz de mantener relaciones afectivas con las personas; foto inferior izquierda dibujos automáticos de un jardín zen; foto derecha muestra la diadema Muse monitoriza las ondas cerebrales para ayudar a la meditación y el se conecta al dispositivo móvil a través de Bluetooth](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2023/04/05/mandala-U30620571106MKP-464x329@abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Arriba en foto principal Xiao Ice, un chatbot, spin-off de Microsoft, capaz de mantener relaciones afectivas con las personas; foto inferior izquierda dibujos automáticos de un jardín zen; foto derecha muestra la diadema Muse monitoriza las ondas cerebrales para ayudar a la meditación y el se conecta al dispositivo móvil a través de Bluetooth](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2023/04/05/images-U05141718456Pob-278x329@abc.jpg)
Y Rafael Martínez Cortiña, miembro del comité científico de la publicación tecnológica 'Telos', destaca un nuevo concepto llamado tecnoemociones. Son las que han pasado por el filtro de la tecnología, como la posibilidad de enamorarse o sentirse acompañado de una tecnología. De hecho señala que un estudio de Oracle desvelaba que ya el 82% de personas confía en que las máquinas inteligentes pueden ayudar a gestionar el bienestar mejor que los seres humanos.
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Frente al ejemplo del asistente robótico de nombre Misty, que surgió para mejorar la calidad de vida de los mayores, sobre todo destaca Xiao Ice, un chatbot, spin-off de Microsoft, capaz de mantener relaciones afectivas con las personas. Sus seguidores ya suman el 10% de la población mundial. Por tanto, la cuenta de resultados del negocio de la felicidad apunta maneras desde la prefabricada a la más artesanal. Y es que ya lo decía la canción «la felicidad, ¡ja, ja, ja, ja!».
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