Valiente Freixa

Y eso, a la invisibilidad propia basada en la imbecilidad ajena me refiero, es lo que algunos pretenden que hagamos con el mayor escándalo de la historia del deporte español, el infamante caso Negreira. Desplazándolo en las portadas hasta dejarlo a la altura de los anuncios de 'Sexo es vida' o por debajo incluso de los cupones descuento para una nueva vajilla culé, lo que se busca es el olvido, que llegue el día en que dudemos si fue cierto o no que el Fútbol Club Barcelona pagó al vicepresidente arbitral, que confundamos a los Negreira con un grupo de música folk. Por eso siempre es de agradecer que existan valientes con espíritu crítico como Toni Freixa, que formó parte de la directiva azulgrana y que el otro día, en Cope, habló del lobby y confesó que si los presidentes del club catalán pagaron fue porque creyeron que no haciéndolo les iría peor. ¡Olé, Freixa!

Lo que no acierto a comprender muy bien es el motivo por el cual, y después de dar este generoso paso hacia adelante, Freixa pide ahora que el Barcelona rompa sus relaciones con el Real Madrid, que lógicamente, tras escucharle, le ha pedido al juez que lo incluya en el caso. Otros valientes como Alfonso Godall, que llegó a hablar en su día de «saldo arbitral favorable», o Alberto Perrín, también dieron la voz de alarma. Y si, además, Freixa está encantando de prestar declaración y contarle a su señoría lo de Franco, Plaza y el penalti que Guruceta pitó en 1970, miel sobre hojuelas. Gracias, Freixa, por dar la cara y no marcarte un Sieyès. Porque lo de Flick está bien como ejercicio de distracción, pero tú y yo sabemos en el fondo que el elefante sigue ahí, en la habitación, y que los Negreira no son un grupo de música folk.