Treinta años de 'Historias del Kronen', la catarsis de José Ángel Mañas
Hace tres décadas que el escritor quedó finalista del premio Nadal con la novela que dio voz a su generación
Ahora publica un libro en el que relata qué supuso ese éxito y qué se siente de pasar de ser un icono juvenil a un 'boomer'
Un viaje al Madrid rebelde y analógico de la 'Generación X'

José Ángel Mañas se dio cuenta de que su intrahistoria con 'Historias del Kronen', la obra que marcó a toda una generación, era novelable cuando la editora Carmen González de Blas le invitó a participar en su 'podcast', 'Quiero un libro tuyo'.
Contó, ... entre un millar de anécdotas, que se enteró de que quedó finalista del premio Nadal (antes de que Planeta comprara Destino, en 1994), porque su padre le llamó a Francia, donde estaba visitando a su por entonces novia. Nadie se puso en contacto con él para contárselo o invitarle a la gala y los dos pensaron que se trataba de un error. «Yo creía que todo el mundo lo sabía», reconoce.
Pero resulta que no y que ahí había mucha chicha, tanta, que le emplazó a una reunión en la editorial Penguin y de ahí salió la idea de 'Una historia del Kronen' (Aguilar). «He pasado del Madrid al Barcelona o del Barcelona al Madrid. Como Luis Enrique o como Figo, si lo pones en el sentido contrario», cuenta entre risas en referencia al baile de editoriales y de sedes.
Lo cierto es que ha supuesto su vuelta a primera división. Su publicación ha coincidido, además, con el fin del contrato con Planeta de 'Historias del Kronen', por lo que comparte espacio en las librerías con una edición revisada en Debolsillo del libro que le catapultó al estrellato literario cuando apenas tenía veinte años tres décadas después.
«Es bonito ver las dos cosas juntas. Este libro es un poco mi lucha contra la sombra de esa novela, con lo cual está bien que esté al lado, por si a alguien le interesa. Y, bueno, también supongo que es una especie de fracaso. El 'Kronen' pesa mucho más que yo. Treinta años después está claro que tengo ese perfil de autor que tiene mucho éxito con su primera novela, como le pasó a Carmen Laforet con 'Nada' o a Françoise Sagan con 'Buenos días, princesa'», confiesa.
Mañas lo resume en una frase que le dijo el crítico y profesor Germán Gullón: «Tú te morirás y solo quedará el 'Kronen'. «Al principio me reía, pero al cabo de treinta años es la novela que se sigue publicando, que sigue presente». Una de las claves por las que es una novela icónica de su tiempo es precisamente esa, que habla de su tiempo. Mañas retrata en ella la juventud madrileña de los noventa, tan cerca, pero a la vez tan lejos de la omnipresente Movida.
Eclosión artística
Y en ella profundiza en 'Una historia del Kronen'. «Creo que hay poca reflexión, que hay poco escrito sobre esa época. Y que mi libro aporta cosas que son interesantes, que pueden ayudar a entender lo que fue esa época, que no está tan estudiada como los ochenta. Pero hubo una eclosión artística parecida. Y yo viví muchas cosas en primera persona. Estuve ahí, en el centro, en un momento en el que mi historia personal coincide con la historia cultural del país».
Por sus páginas pasan Jota y Los Planetas; Fran Nixon, Australian Blonde y Subterfuge; Kurt Cobain y Chimo Bayo. También Roger Wolfe, Ray Loriga o Lucía Etxebarría. La Vía Láctea, las sesiones de Ya'sta y la sala Maravillas. La historia de cómo Mañas digirió ese éxito, más bien cómo consiguió recuperarse de sus indigestiones, discurre en paralelo. Los sinsabores que le acarreó irrumpir en el panorama literario «como un elefante en una cacharrería» y tener fobia social; que el dueño del Kronen, que colgó una reseña en el bar, dejó de hablarle tras leer el libro; el doble filo de las noches de juerga en su propio bar; la amargura de pasar de ser un icono juvenil a ser un 'boomer'.
Otro de los clavos que ha fijado 'Historias del Kronen' en el tiempo ha sido que Mañas capturó como pocos la esencia de tener veinte años y que la rabia queme por dentro: «Está ahí, sí, además sin filtro. Le presté al protagonista, Carlos, mis circunstancias, pero lo construí a partir de la negatividad. La rabia es muy noventera». En ella se vislumbra un pesimismo (hasta nihilismo) hacia el futuro. Un desencanto descarnado que conecta con la generación actual, a la que le cuelga el san Benito de ser la primera que va a vivir peor que sus padres. «Sí, es curioso. Justamente era un momento de auge, pero ya se veía debajo que había unas tensiones... En el final del felipismo los escándalos ya empezaban a aflorar... Fue premonitoria. Lo cierto es que no hemos vuelto a levantar cabeza desde entonces».
Otra adaptación
Tal vez fuera esa furia la que le hizo pensar a Elías Querejeta que aquello era ante todo una historia de transgresión. Apenas un año después de su publicación, produjo la adaptación que dirigió Montxo Armendáriz. Arrasó en taquilla y se convirtió en película de culto. Mañas participó en el guion y ganó un Goya, pero no le gusta nada. «Fue la primera vez y es una versión libre. Hay a quien le gusta más que la novela y es muy lícito. Es una adaptación y es otro autor, pero son dos cosas diferentes. Quizá demasiado diferentes», aclara. ¿Y cómo lleva entonces que dos de las escenas que más se recuerdan –en la que se cuelgan del puente y en la de Carlos se intenta enrollar con su hermana – no estuvieran en la novela? «Pues a eso me refiero. Es una interpretación. Peor es el final, porque Carlos madura y la gracia de este tipo de personajes negativos es que no avanzan. Me encantaría una nueva adaptación del libro que fuera un poco más fiel», remata.
El último bastión de la influencia de 'Historias del Kronen' es su lenguaje. Y lo es por partida doble: por la crudeza de sus diálogos y por la atención al momento histórico. Con respecto al primer punto, Rafa Conte destacó en su crítica de entonces, en ABC Cultural, que la sucesión de 'polvos', borracheras y drogas se desgrana a través de un chorro dialogado, cuya elaboración «es lo que hace que el lector no abandone el libro a las primeras de cambio».
Sensibilidad woke
Hoy, sin embargo, 'Historias del Kronen' podría ser tachada de machista u homófoba. ¿Qué piensa Mañas de la sensibilidad woke? «En un principio, todo este mundo de las cuotas me chocaba. ¿Dónde para?, ¿tiene que haber un porcentaje de zurdos en todas las empresas? Es verdad que es tosco. Pero, al mismo tiempo, quizás es más práctico. Y si consigues que un estadio deje de insultar a un jugador, me parece cojonudo. Me sorprende esa eficacia, y cómo puede meterse en la cabeza de la gente. Es el poder del lenguaje».
¿Y si esa misma sensibilidad decidiera revisar su libro? «No, eso no. Eso absolutamente no. Yo soy un auténtico defensor de la libertad de expresión artística. No obstante, creo en una lógica de contextos. El arte es un espacio propio, con sus reglas aparte. Al final, es como la válvula escape de la olla a presión, que muchas veces impide que estalle. Ahora, eso es compatible con el espacio público. Si yo insulto a Mahoma en una columna y se me llama un poco al orden, por decirlo así, lo entiendo. Y a mí mi novela que no me la toque nadie. También hay que entenderla dentro de los noventa. Somos mucho más hijos de nuestra época que de nuestros padres. Sin darnos cuenta, nos vamos integrando, tomando conciencia. Hoy se escribía de otra manera».
Su manera de hacerlo en ese momento fue tachada de poco literaria por muchos, pero celebrada por unos pocos. «Solo hablaron bien de mí Conte, Umbral, Vázquez Montalbán, Raúl del Pozo y Villena. No me quejo, es un buen elenco. Ese reseñista se ha perdido. Alguien que realmente entienda de libros y que tenga influencia, capacidad de prescripción. Conte hablaba bien de una novela y al día siguiente vendía dos o tres mil ejemplares».
Influencia y momento
El escritor piensa que la literatura ha corrido una suerte parecida en estos treinta años: «La influencia que tenía un texto que se leía y se reflexionaba masivamente... El último que la ha tenido para mí es 'Patria', de Aramburu, pero cada vez es menos frecuente. Se encuentra ya mucho más en las series. Ahora son las que propician la reflexión social, mucho más que leer, aunque estén basadas en un libro. La gente va a llegar al libro a partir de un éxito en una serie cada vez más. Entiendo que los escritores nos hemos convertido en argumentistas de lujo. Puede que tu libro venda un montón, pero no estoy seguro que ello conlleve que tengas esa influencia de inculcar algo novedoso en la sociedad que tú reconozcas. Es mi sensación y a lo mejor me equivoco. Y el cine lo mismo, estrenas una película y si no está en una plataforma, se quita. Ahora se discute sobre 'Querer'».
El ojo para capturar la esencia de la época es la otra gran cualidad del lenguaje de 'Historias del Kronen'. «Recrea el ambiente de los noventa con precisión histórica y eso hace que sea una radiografía muy buena del momento», señala. Mañas es licenciado en Historia. Se especializó en Contemporánea y estudió cuarto y quinto en un mismo año para poder dedicarse a escribir el debut literario que le encumbró. La atención al momento histórico siempre ha estado en su obra («mis novelas del presente las llamo de historia contemporánea») y con ella justifica su reinvención más sorprendente: la de autor de novela histórica. Recaló en ella por reacción visceral contra el 'procés'. «No hay nada más contagioso que el nacionalismo. Respondes de alguna manera y te descubres en esa respuesta. Me descubrí muy español. Me interesa entender cómo es el país, de dónde vienen estas cosas», argumenta Mañas, autor de un ciclo medieval sobre la Reconquista.
Treinta años despues de 'Historias del Kronen', siente que ha escrito su catarsis acerca de cómo vivió aquel tiempo, que ha desembocado en la crisis de los cincuenta. «Tenía que sacármelo de encima. Ha sido como un parto. Antes tuve tentaciones de dejarlo porque pienso que es mejor hacerlo como Zidane que como Sabina, pero a lo mejor acabo siendo Sabina. No lo sé. Lo que sí sé es que ahora mismo he vuelto, he recuperado la energía. Pero no creo que vuelva a escribir otra vez del 'Kronen'. Es el final de un ciclo». Quizá por eso resuene tanto a un nuevo principio.
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