Muere el fotógrafo Oliviero Toscani a los 82 años, creador de las polémicas campañas de Benetton
Provocador, visionario e irreverente, desafió los límites de la publicidad con campañas contra el racismo, la guerra y la pobreza
De la monja besando al sacerdote al enfermo de sida agonizando, las campañas más provocadoras de Oliviero Toscani
De Zara a Gucci o Versace: Las campañas de moda más polémicas de la historia
El fotógrafo Oliviero Toscani ha muerto a los 82 años, tras una vida marcada por la irreverencia, la controversia y la creatividad desbordante, desafiando las reglas y el convencionalismo. Desde sus primeras campañas sobre moda hasta sus provocadoras imágenes para la firma Benetton, sus fotografías fueron siempre un reflejo de su visión audaz del mundo.
Toscani se enfrentó desde hace dos años a una enfermedad incurable con la misma irreverencia con la que había abordado la vida. En una entrevista a 'Il Corriere della Sera' en agosto de 2024, declaró que la amiloidosis, una rara enfermedad que provoca el depósito anómalo de proteínas en los órganos vitales, le había causado una pérdida de 40 kilos, además de modificar su sentido del gusto: «Ya no puedo ni beber vino; los medicamentos han alterado su sabor». También confesó que no temía a la muerte, porque había vivido «demasiado siendo particularmente afortunado».
Toscani nació en Milán y estudió fotografía y gráfica en la Universidad de Artes de Zúrich. De 1982 a 2000, creó la imagen, identidad, estrategia de comunicación y presencia online de United Colors of Benetton, transformándola en una de las marcas más reconocidas del mundo. En 1990 creó y dirigió Colors, el primer periódico global que anticipó el compromiso sobre muchos temas actuales, desde el medio ambiente hasta los migrantes, pasando por el racismo. Toscani se distinguió por convertir la fotografía en un medio de cuestionamiento social. Su trabajo en la publicidad fue sin duda la contribución más revolucionaria, al desafiar los límites de lo que se consideraba aceptable en la industria de la moda.
Las famosas campañas de Benetton, a menudo provocadoras, fueron el medio que utilizó Toscani para hablar sobre tabúes e injusticias sociales. No solo promocionaban ropa, sino que planteaban preguntas incómodas sobre el racismo, la guerra o la pobreza. Entre sus campañas más célebres, destaca el beso entre un sacerdote y una monja, una imagen que desafió directamente a la Iglesia Católica. Con tres corazones humanos etiquetados como 'White', 'Black' y 'Yellow' (blanco, negro y amarillo), denunció el racismo de forma visual e impactante. Su campaña sobre el sida, con la fotografía de un enfermo terminal rodeado por su familia, evocó la iconografía cristiana de La Piedad, lo que suscitó tanto alabanzas como duras críticas
En otra campaña sobre la anorexia, alertó sobre los peligros de los estándares de belleza, utilizando la imagen de la modelo francesa Isabelle Caro, fallecida en el 2010 a causa de la anorexia. Pero quizá ninguna campaña causó tanto revuelo como 'Unhate', contra el odio, para promover la tolerancia global, mostrando montajes de líderes mundiales besándose: el Papa con un imán, o Barack Obama con Hugo Chávez.
Retratista excepcional
Aunque sus campañas publicitarias lo hicieron famoso, Toscani era mucho más que un publicista. Fue un retratista excepcional, capaz de captar la esencia de personajes icónicos de distintas épocas y culturas: Fidel Castro, Andy Warhol, Muhammad Ali, Claudia Schiffer o Federico Fellini pasaron por su cámara. También lo hicieron figuras tan dispares como John Lennon y Yoko Ono, Naomi Campbell o Mick Jagger. Toscani tenía una habilidad única para desnudarlos frente al lente. Su fotografía no era solo imagen; era emoción, identidad y, muchas veces, una declaración política.
Al cumplir 80 años, Toscani reflexionó sobre su trabajo y su legado. Cuando le preguntaron cuál era su secreto como fotógrafo, respondió: «Busco caras nuevas, gente con entusiasmo en la mirada. Pretendo que no tengan maquillaje; la belleza es otra cosa». Su filosofía no se centraba solo en la técnica, sino sobre todo en el mensaje. De sus sesenta años de carrera, no quería ser recordado por una imagen concreta, sino por el compromiso detrás de su trabajo. Lo resumió con estas palabras: «No es una imagen la que te hace pasar a la historia; es la elección ética, estética y política que haces con tu trabajo». Toscani tuvo seis hijos y tres esposas, la última a su lado hasta el final fue Kirsti Moseng, de 80 años, exmodelo noruega, además de su agente. Se conocieron hace más de medio siglo y nunca se han separado.
Su capacidad para incomodar y cuestionar lo establecido lo convirtió en una figura única. Como él mismo afirmó, «la fotografía no cambia el mundo, pero puede hacer que te cuestiones lo que ves». El trabajo de Toscani está presente en las colecciones permanentes de importantes instituciones de arte contemporáneo, como el MoMA (Nueva York) y el Centre Pompidou (París).
En su libro autobiográfico, 'Ne ho fatte di tutti i colori' (He hecho todo tipo de cosas, 2022), un título que ya refleja una vida llena de colores, polémicas y creatividad, Toscani recopiló sus reflexiones sobre la fotografía y su trabajo a lo largo de décadas. En 'La pubblicità è un cadavere che ci divora' (La publicidad es un cadáver que nos devora, 1995), Oliviero Toscani critica ferozmente el mundo de la publicidad y reflexiona sobre cómo manipula a la sociedad. En definitiva, Toscani deja un legado imborrable en la fotografía y en la publicidad, recordándonos que el arte tiene el poder de incomodar, cuestionar y transformar.
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