No encontramos inteligencia ahí fuera porque... no vivimos en el universo más adecuado para la vida
Según un nuevo estudio, un observador típico en cualquier universo debería experimentar una densidad de energía oscura sustancialmente mayor de la que se observa en en el nuestro, cuyos ingredientes lo convierten en un caso raro e inusual
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![Así se vería, en términos de cantidad de estrellas, la misma región del Universo al variar la densidad de la energía oscura](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/ciencia/2024/11/13/Low-Res_Starsindarkenergydensities1-RMd2HsLkzNhHP7NrzIvGbMK-1200x840@diario_abc.jpg)
A pesar de que llevamos ya más de medio siglo buscando, seguimos sin encontrar a nadie 'ahí fuera'. Por más que lo intentamos, nadie responde a nuestra señales, y lo que es peor, tampoco conseguimos interceptar señales emitidas por ningún otro. Hemos buscado ... aún muy poco, dicen los más optimistas, apenas en una parte diminuta de un Universo que es enorme. No hay nadie más, responden los pesimistas, o si los hay, son tan escasos que no los encontraremos nunca.
Ahora, tres investigadores de las universidades de Durham, Edimburgo y Ginebra han puesto a punto un nuevo modelo teórico con ecos de la famosa fórmula de Drake y que, aseguran, es capaz de estimar las posibilidades de que surja vida inteligente en nuestro Universo, o en cualquier otro hipotético universo más allá de él.
En la pasada década de los 60, el astrónomo estadounidense Frank Drake desarrolló una fórmula para calcular el posible número de civilizaciones inteligentes dentro de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Y ahora, más de sesenta años después, el nuevo modelo se centra en algo que Drake no podía conocer: las condiciones creadas por la expansión acelerada del Universo y cómo esa expansión puede influir en el número de estrellas que hay en él.
Actualmente, se piensa que esa expansión está siendo impulsada por una misteriosa fuerza a la que llamamos 'energía oscura' y que, por sí sola, constituye más de dos tercios del Universo entero. El estudio se acaba de publicar en 'Monthly Notices of the Royal Astronomical Society'.
La densidad de la energía oscura
Debido a que las estrellas son una condición necesaria para que la vida tal y como la conocemos pueda surgir, los autores del estudio creen que su modelo podría usarse para estimar la probabilidad de vida inteligente tanto en nuestro Universo como en un hipotético multiverso hecho de universos diferentes.
A diferencia de los anteriores, el nuevo estudio no intenta cuantificar el número de posibles observadores (es decir, de civilizaciones inteligentes), sino que considera la probabilidad relativa de que un observador elegido al azar habite un universo con determinadas propiedades.
La conclusión es que, por regla general, un observador típico debería experimentar una densidad de energía oscura sustancialmente mayor de la que se observa en nuestro propio Universo, cuyos ingredientes lo convierten en un caso raro e inusual dentro del multiverso.
Este enfoque implica la necesidad de calcular, para diferentes densidades de energía oscura, cuánta materia ordinaria se ha convertido en estrellas a lo largo de toda la historia del Universo.
Según el modelo, la cantidad necesaria de materia en un universo muy eficiente en la creación de estrellas sería de un 27%. Bastante más del 23% de materia que hay en nuestro propio Universo.
Nuestro Universo no es el mejor
Según el estudio, por lo tanto, no vivimos en el universo con las mayores probabilidades de generar formas de vida inteligente. O, dicho de otra forma, el valor de densidad de energía oscura que observamos en nuestro Universo no es el más adecuado para generar las mayores posibilidades de vida.
«Comprender la energía oscura y su impacto en nuestro Universo -afirma Daniele Sorini, de la Universidad de Durham y autor principal del estudio- es uno de los mayores desafíos en cosmología y física fundamental. Los parámetros que lo gobiernan, incluida la densidad de la energía oscura, podrían explicar nuestra propia existencia».
«Sin embargo -prosigue el investigador-, descubrimos para nuestra sorpresa que incluso una densidad de energía oscura significativamente mayor de la que tenemos seguiría siendo compatible con la vida, lo que sugiere que es posible que no vivamos en el universo más probable».
El nuevo modelo podría permitir a los científicos comprender los efectos de las diferentes densidades de energía oscura en la formación de estructuras en el Universo, y conocer mejor las condiciones para que se desarrolle la vida en el cosmos.
Energía oscura y gravedad
Sabemos que la energía oscura hace que el Universo se expanda cada vez más rápido (oponiéndose a la atracción de la gravedad, que triunfa a nivel 'local'), y creando un universo donde tanto la expansión como la formación de estructuras es posible. Sin embargo, para que se desarrolle la vida, es necesario que existan regiones donde la materia pueda agruparse para formar estrellas y planetas, y que además esas regiones permanezcan estables durante miles de millones de años para permitir que la vida evolucione de sus formas más simples a los seres inteligentes. En la Tierra, sin ir más lejos, ese proceso duró alrededor de 4.000 millones de años.
Sorini y sus colegas, pues, sugieren que la astrofísica de la formación estelar y la evolución de la estructura a gran escala del Universo se combinan de una manera sutil que determina el valor óptimo de la densidad de energía oscura necesaria para la generación de vida inteligente.
Para Lucas Lombriser, de la Universidad de Ginebra y coautor del estudio «será apasionante utilizar el modelo para explorar el surgimiento de vida en diferentes universos y ver si algunas de las preguntas fundamentales que nos hacemos sobre nuestro propio universo deben ser reinterpretadas».
Hace más de medio siglo, la ecuación de Drake fue más una guía para los científicos sobre cómo buscar vida que una herramienta útil para estimar sus posibilidades con la mayor precisión posible. De hecho, sus parámetros incluían la tasa de formación estelar anual en la Vía Láctea, la fracción de estrellas con planetas orbitando alrededor de ellas y la cantidad de mundos que potencialmente podrían albergar vida.
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Pero el nuevo modelo no hace eso, sino que conecta la tasa de formación estelar anual del Universo con los ingredientes fundamentales que la hacen posible, como es el caso de la densidad de energía oscura. Y obtiene, a partir de ahí sus conclusiones.
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