Vuelve la esperanza a los ganaderos: «La propuesta europea del lobo tiene que salir; si no, es una locura»
El anuncio de la UE de estudiar el actual blindaje del cánido da «un respiro» al mundo rural
Las medidas de protección no evitan los ataques: «Si el animal hace daño, habrá que poner soluciones», dicen afectados
![El ganadero de A Lama (Pontevedra), Carlos Castro](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2023/09/17/ganadero-Carlos-RJRruiQysEFPXFD65guw8RL-1200x840@abc.jpeg)
«Si dos grupos coexisten en un territorio donde uno es intocable y el otro está obligado a sufrir, entonces no es coexistencia». Las palabras en el Parlamento Europeo de Alessandro Panza, del grupo Identidad y Democracia, la pasada semana resuenan en muchos ... ganaderos europeos y españoles, que han visto blindado el lobo mientras los ataques a su ganado se convertían en cotidianos.
El reciente anuncio de la UE de sentarse a estudiar y flexibilizar el blindaje actual del lobo ha abierto una ventana a la esperanza entre los ganaderos. Más aún, se muestran convencidos de que se plegará a sus necesidades y el cánido volverá a tener el régimen necesario para su control poblacional.
«Tiene que salir porque, si no, es una locura. Es la única forma de garantizar la ganadería extensiva», asegura José Miguel Sainz, un productor de Valdeporres, municipio situado al norte de Burgos, en las Merindades, que asegura que, desde que en septiembre de 2021 el Gobierno de Sánchez prohibiera la caza del lobo, los ataques en la zona se han cuatriplicado. «De los siete días de la semana, en al menos tres hay ataques», concluye. Cuenta con perros mastines, pero puntualiza que al final es muy complicado evitar los asaltos «porque el ganado se expande y los corrales tampoco son la solución». «Sólo puede funcionar el control poblacional con cupos, lo demás es una idea descabellada», insiste este ganadero -que cuenta con 260 animales de razas puras, entre vacuno y equino de razas puras-, para el que las noticias que llegan de Bruselas han sido «un respiro» sobre todo porque, reconoce, «ya me estaba planteando pasarme a la agricultura u a otra actividad porque no puedo seguir perdiendo animales». De hecho, el pasado 24 de agosto los lobos acabaron con tres terneros «y no compensa que te paguen el animal porque lo que no se abona es el trabajo que realizas para mejorar las razas y que acabas perdiendo».
En España, a falta de una estadística estatal, cada comunidad lleva sus cuentas de manadas y daños, pero desde que en 2021 el Ministerio para la Transición Ecológica prohibió la caza del lobo al norte del río Duero, donde se concentran el 98% de los ejemplares en España, las comunidades afectadas (Galicia, Asturias Cantabria y Castilla y León) han visto cómo los ataques han empeorado.
![Lobo ibérico](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2023/09/17/lobo-ok-U22301242773yon-624x350@abc.jpg)
La Junta de Castilla y León cifra el aumento en un 29% en el primer semestre de 2023 con respecto al mismo periodo del 2021, cuando aún era cazable al norte del río. En total, en los seis primeros meses del año han sido 1.717 asaltos, con el resultado de 2.705 animales muertos.
Más ataques
La cifra se dispara aún más, hasta el 35%, si la comparativa se hace con 2019. Las subidas resultan especialmente significativas en aquellas provincias o zonas a las que en septiembre de 2021 se extendió la prohibición. Es el caso de Soria, donde el aumento en 2022 con respecto a 2019 ha sido del 300%; en Burgos, del 117; Palencia, del 111 , Zamora, del 57, y en León, del 19%. En Ávila, donde tradicionalmente más daños provoca el lobo y siempre ha estado prohibida la caza, los ataques han bajado en porcentaje (-7%), pero sigue estando a la cabeza en números absolutos, con 1.422. En Segovia, la subida ha sido del 52% y en Valladolid, como solía ser habitual, en 2022 no se produjeron ataques, pero en este año ya se han contabilizado 19, lo que viene a demostrar el desplazamiento de las manadas y su mayor reproducción.
No es la única comunidad con este tipo de cifras. En Cantabria, por ejemplo, la diferencia entre la campaña 2019-2020, donde existía control poblacional del lobo, a 2022 se tradujo en casi 1.000 reses muertas más, hasta hacer un total de 2.400. Se produjeron en 1.723 ataques, lo que suponen 500 más que cuando se controlaba la población.
Miguel Ángel Marcos, que tiene una explotación de 2.500 ovejas en Villalonso (Zamora), justo en la parte norte de la provincia donde hasta 2021 sí era posible cazar lobos, se muestra convencido de que se volverá al estatus pasado porque «al final tiene que imperar el sentido común». «Si te hacen daño te lo tienes que comer y así no se puede seguir», se lamenta, al tiempo que denuncia que «no estamos defendidos». Por su experiencia, opina que el pago de los animales muertos no es la solución ya que no se recompensa por los que debido al estrés no dan leche o abortan».
Crear un búnker
Para evitar los ataques, Miguel Ángel ha hormigonado la explotación, porque los lobos entraban por debajo de la valla aunque mantiene que «no puede ser que tengamos que construir un búnker». «Si el animal hace daño, habrá que poner soluciones», asegura y advierte de que los ataques del lobo «a veces son la puntilla para que el ganadero cierre la explotación».
En Galicia, cada año, son cientos los ataques de lobos que los ganaderos gallegos comunican a la Consellería de Medio Rural. De hecho, estos últimos años, el número de cabezas de ganado muertas por esta causa supera las 2.000 por ejercicio. Aunque es difícil conocer el total, pues para notificar un ataque y así cobrar la indemnización, ha de aparecer el cadáver del animal. Y eso «no siempre ocurre», aclara Carlos Castro, un ganadero de A Lama (Pontevedra) que este año ya ha perdido a cuatro animales. Tres de ellos -dos potros y un becerro- en una misma noche. A un tercer potro se lo comieron hace apenas unos meses.
![José Miguel Sainz, ganadero en Burgos](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2023/09/17/Ganadero-Jose-U85547218223vlj-624x350@abc.jpeg)
Económicamente no hay ayuda que lo compense, aseguran los ganaderos. Jose Antonio Benítez, que tiene su explotación también en A Lama, relata a este diario que las «indemnizaciones no compensan». Ya no es solo el trabajo que hay detrás de criar cada ternero, sino que a lo mejor tienes vacas de varias generaciones «por su buena genética». «Es un tema delicado», concuerdan todos los ganaderos entrevistados por ABC, pero «hay que regularlo» de alguna forma que no pase por vetar su control poblacional.
Benítez, que lleva más de 50 años dedicándose a esto, recuerda que «antes quien mataba a un lobo era un héroe». Se ponía al lobo cazado sobre el capó del todoterreno y se paseaba por el pueblo, «era una fiesta». Ahora, afortunadamente para su negocio, ya hace tiempo que no sufre ataques -varios imponentes mastines velan por el ganado-, pero los escucha aullar, y años atrás, como a casi todos en este sector, sí mataron a algún animal de su propiedad. No obstante, cree que tampoco se debería volver a cómo era la gestión en el pasado, «ni tanto ni tan poco, todos los animales son necesarios», pero por lo menos debería de estar mejor regulado y con más protección a los ganaderos. Aunque ello conlleve batidas. Al final, «te echas todo un año trabajando» para que pierdas a los potros y terneros en una noche, lamenta Castro.
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En el plano institucional, las comunidades loberas han mostrado su apoyo a la iniciativa de la Comisión Europea. El blindaje actual, dicen, dificulta enormemente mantener un equilibrio entre la población de esta especie, el sector primario y los habitantes del medio rural con los que necesariamente debe lograr una verdadera coexistencia.
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