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Mike Lynch, una muerte de terror para un personaje de película de espías

El magnate, que colaboró con los servicios de inteligencia de varios países, murió en Sicilia en un extraño naufragio

Su velero de lujo se hundió tras una increíble cadena de errores de la tripulación

Los pasajeros del velero de lujo que naufragó en Sicilia intentaron salvarse desesperadamente durante 16 minutos

El Bayesian, el barco naufragado, y un detalle de su propietario Mike Lynch, fallecido en el siniestro EFE
Ángel Gómez FuentesEFE

Ángel Gómez FuentesEFE

Corresponsal en Ro

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Son muchos los misterios que rodean al hundimiento del superyate Bayesian en Sicilia. La investigación que se ha abierto y la recuperación del velero con su caja negra podrá aclarar las verdaderas causas del naufragio. Los buzos del Cuerpo de Bomberos ya trabajan para sacarlo a la superficie. Pero los secretos sobre las actividades del magnate británico Mike Lynch, propietario del velero de 56 metros, probablemente permanecerán desconocidos para siempre, porque son, ante todo, secretos de Estado. Muchos y muy importantes son los vínculos de Lych con el mundo de los espías, en particular los británicos, estadounidense e israelíes, según destacan medios periodísticos.

Comencemos, en esta historia de película, sobre las causas del hundimiento del velero. La opinión generalizada es que hubo una cadena de errores que impidieron una rápida evacuación de las 22 personas a bordo (12 pasajeros y 10 miembros de la tripulación). Seis de ellas murierion, la mayoría atrapadas en el barco.

Así lo ha señalado Giovanni Costantino, director ejecutivo de The Italian Sea Group, propietario de varias marcas de barcos, incluido el constructor del yate, Perini Navi. Al 'Corriere della Sera', Costantino ha explicado que el velero Bayesian era «un barco que no se podía hundir, salvo que la tripulación cometiera una cadena interminable de errores y le entrara agua».

«Ciertamente, el suceso de Palermo habría representado un riesgo igual a cero si se hubieran realizado las maniobras correctas y no se hubieran producido situaciones que comprometieran la estabilidad del barco», explica Giovanni Costantino, precisando lo que se debería haber hecho para evitar el naufragio, siguiendo el protocolo.

«De entrada, en una situación de alerta meteorológica [fue advertida horas antes], no era apropiado hacer, según leí, una fiesta. No esa noche. Era necesario blindar el casco y la cubierta cerrando todas las puertas y escotillas, después de haber colocado a los invitados en el punto de reunión del barco, según el procedimiento de emergencia. Luego encender los motores y levar el ancla o soltarla automáticamente, poner la proa al viento y bajar la quilla. A la mañana siguiente habrían podido partir sin ningún daño», explica Giovanni Costantino.

Esa es la operación que habría hecho Karsten Borner, el capitán del velero holandés Sir Robert Baden Powell, que estaba anclado 350 metros del Bayesian, y no solo pudo superar sin riesgo la tormenta, sino que acudió inmediatamente a socorrer a los pasajeros del Bayesian, rescatando a 15 supervivientes (el yate Sir Robert Baden Powell fue construido en 1957, mientras el Bayesian en el 2011 y contaba con la tecnología más avanzada). Karsten Borner, el capitán del velero holandés describió a los periodistas en Sicilia que para afrontar la tormenta, encendió el motor y realizó una serie de maniobras con el fin de controlar y dar seguridad a su embarcación, para evitar también una colisión con el Bayesian.

Su socio, atropellado

Desde luego, la tragedia del Bayesian y la historia de su propietario, el magnate Mike Lynch, de 59 años, permiten hacer el guion de una película con trasfondo de espionaje. Para crear más suspense al film, se dan una larga serie de extrañas coincidencias entrelazadas con el naufragio frente a la costa de Sicilia, destacando la muerte de Stephen Chamberlain, socio en los negocios de Lynch. Chamberlain fue atropellado por un coche un par de días antes del naufragio. Sin duda, el gran protagonista de la película sería el llamado el «Bill Gates» británico.

Licenciado en Cambridge, gran parte de su brillante y exitosa carrera como empresario la desarrolló aplicando la informática para las actividades de espionaje. Lynch fue un pionero en algunos campos. En 1996 concibió un software para el reconocimiento de huellas dactilares y luego convirtió los mismos algoritmos para identificar personas a través de rastros vocales o textos en correos electrónicos.

No es casualidad que el auge de su segunda creación, la empresa Autonomy, se produjera tras el 11 de septiembre de 2001, fecha del ataque terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York. Los programas patentados por la empresa de Lynch se convirtieron en el instrumento para cazar a los terroristas de Al Qaeda, examinando miles de millones de datos recopilados por policías y espías estadounidenses y británicos.

La empresa Autonomy fue vendida a Hewlett Packard, por 11.000 millones de dólares (9.500 millones de euros), lo que fue objeto de un largo proceso judicial en un tribunal de San Francisco, que acabó con la absolución de Lynch, que estuvo un año en arresto domiciliario y corrió el riesgo de 20 años de prisión, si hubiera sido condenado. En ese juicio también estaba imputado su socio Stephen Chamberlain, que igualmente fue absuelto por el jurado.

Piratas informáticos

Después de la venta de Autonomy, el magnate británico se adentró en la era de la inteligencia artificial con Darktrace, literalmente, 'Huella oscura'. Junto a Lynch estaban figuras del más alto nivel del MI5 (el servicio de inteligencia del Reino Unido); el CGHQ, uno de los tres servicios de inteligencia del Reino Unido, y la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) de Estados Unidos, una pieza clave del sistema nacional de inteligencia estadounidense.

La empresa Darktrace ofrece a sus clientes una poderosa protección en la tecnología cibernética, tanto para redes informáticas a particulares como a gobiernos, lo que impulsó los precios de sus acciones tras la invasión de Ucrania y la creciente amenaza de los piratas informáticos del Kremlin. Darktrace es líder en sistemas de elaboración de perfiles de inteligencia artificial: detecta posibles sospechosos analizando cantidades infinitas de información.

Tanto es así que Darktrace vendió sus servicios a agentes israelíes para preparar la ofensiva contra Hamás tras su ataque terrorista a Israel el 7 de octubre, según informaron algunas fuentes periodísticas. De ahí que se haya vinculado también al magnate Lynch con el Mossad, el servicio secreto israelí.

Precisamente, entre las muchos secretos y misterios que rodean al magnate, sorprende que un empresario muy rico e influyente, estuviera de gira por el Mediterráneo con su hija y su esposa, Ángela Bacares —vacaciones planeadas para celebrar su absolución en Estados Unidos—, sin tener la protección de guardaespaldas. Al menos, oficialmente ninguno de los supervivientes estaba identificado como agente de seguridad. Sin duda, durante bastante tiempo se hablará de Lynch. Un personaje de película.

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