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Una cadena de errores hundió el velero de lujo del magnate británico en Sicilia

Fuentes de la investigación apuntan a un fallo humano y a la incapacidad de la tripulación de evaluar el riesgo de la tormenta

Recuperan cinco cuerpos del yate hundido en Sicilia mientras buscan al último desaparecido

Los buzos y la guardia costera logran dar con los desaparecidos tras tres días de busqueda AFP
Ángel Gómez Fuentes

Ángel Gómez Fuentes

Corresponsal en Roma

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Recuperados cinco de los seis cadáveres por los buzos de los bomberos y de la Guardia Costera en el casco del Bayesian, el velero que se hundió el lunes frente a la costa siciliana el pasado lunes. La mañana de este jueves, el equipo de rescate encontró un quinto cuerpo sin vida.

Los primeros hallazgos ocurrieron en las primeras horas de la tarde del miércoles, un hombre y una mujer, ubicados detrás de dos colchones. Posteriormente, encontraron otros dos y finalmente, un quinto cadáver. Los cuerpos encontrados fueron colocados en grandes bolsas verdes y llevados al puerto cercano de Porticello, para el análisis del forense y la identificación por sus familiares. Los buzos, con la ayuda de un dron submarino, lograron acceder este miércoles a una parte del yate hundido, después de tres días de luchar para llegar a sus camarotes.

El velero llevaba 12 pasajeros y 10 miembros de la tripulación. Fueron rescatadas 15 personas poco después del naufragio. Las muertes confirmadas son ya siete, tras el hallazgo el lunes del cadáver del cocinero del yate. Según medios italianos, los cuerpos identificados correspondían a Jonathan Bloomer, presidente del grupo de seguros Hiscox y Morgan Stanley International y su esposa, Judy Bloomer; el abogado Christopher Morvillo y su esposa Neda Morvillo. Este jueves se ha recuperado el quinto cuerpo que corresponde al magnate británico Mike Lynch y los equipos de búsqueda siguen trabajando para recuperar el de su hija de 18 años, Hannah.

Los expertos hablan de un error humano como hipótesis del naufragio del velero Bayesian, de 56 metros de eslora que naufragó a las cinco de la mañana del lunes, a causa de una tormenta. Este miércoles, los magistrados de la Fiscalía de Termini Imerese, que abrió una investigación sobre el naufragio, han interrogado durante dos horas el capitán del Bayesian, James Cutfield, de 51 años, neozelandés, con gran experiencia a bordo de grandes buques y que conoce bien el Mediterráneo.

La pregunta que todo el mundo se hace es la siguiente: ¿Cómo fue posible que un yate lujoso y a la vanguardia en tecnología, de 473 toneladas brutas, se hundiera en sesenta segundos a menos de kilómetro frente al puerto de Porticello, a pocos kilómetros de Palermo, en la madrugada del lunes? En la reconstrucción que hacen los medios italianos, y también el Financial Times, se apunta esta posible cadena de errores y trágicas coincidencias que desestabilizaron el velero a causa de un torbellino: una escotilla de la cubierta superior dejada abierta, la orza móvil en posición elevada, el posicionamiento incorrecto del buque y un retraso en la activación del sistema automático que asegura el barco en caso de peligro.

La mayor atención se centra sobre todo en la orza móvil, pieza metálica que sirve para asegurar exteriormente a la quilla, con el fin de aumentar su calado y ofrecer mayor estabilidad. En condiciones normales de navegación, el Bayesian tiene una quilla de 9,83 metros de profundidad con la orza completamente bajada. Esto permite compensar las fuerzas contrarias que produce un mástil de aluminio de 75 metros de altura y mantener estable el velero. Pero no todos los puertos del mundo tienen fondos marinos profundos y por ello, para facilitar las maniobras en ambientes «protegidos», el barco puede reducir el calado a 4,05 metros. De esta forma el Bayesian podía entrar en la mayoría de puertos del mundo.

Los buzos encontraron la orza levantada durante las primeras inspecciones del velero en el fondo marino a 49 metros. Por tanto, en la posición de menor estabilidad. Según los expertos, con esta situación, ráfagas de viento de 100 kilómetros por hora son suficientes para que zozobre este tipo de veleros. El lunes por la noche, el torbellino superó esa velocidad, según los informes meteorológicos. La reconstrucción más fiable hasta el momento describe una enorme cantidad de agua entrando por la popa en muy poco tiempo. Probablemente una ola anómala se formó en los bajíos cercanos y golpeó al velero.

En definitiva, la tripulación quizás subestimó el peligro y en consecuencia un velero inestable no fue capaz de resistir el impacto del torbellino, señalan los expertos. Horas después de la tragedia, el capitán James Calfiled, que resultó herido en una pierna, confesó en el hospital: «No vimos venir el peligro». Les cogió por sorpresa una tormenta, anunciada con un aviso meteorológico, subestimado en las horas previas. El barco no tenía asegurada su estabilidad a la llegada del torbellino, quizás por un mal funcionamiento del sistema automático o quizás por la velocidad de los acontecimientos. Según los expertos, habría sido necesario media hora para bajar la orza y varios minutos para arrancar los motores y levantar el ancla. Tiempo del que el Bayesian no dispuso.

En cualquier caso, suscita perplejidad la cadena de posibles errores. A este respecto, el almirante Giuseppe De Giorgi, ex jefe de Estado Mayor de la Armada, explica a medios italianos: «Resulta desconcertante que un barco tan equipado y tan moderno se haya hundido tan rápidamente. Y si realmente no hay lesiones en el casco [así lo han confirmado los buzos en su inspección], el agua debe haber entrado por escotillas abiertas. En ese momento el barco se hundió rápidamente porque entraron toneladas de agua en su interior«.

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