El arquero que llevó el agua a las aldeas de Requena tras la DANA
Gracias a la intervención de este tirador amateur se consiguió superar la brecha de más de cincuenta metros causada por la riada y recuperar el suministro para más de mil domicilios
Así trabaja para reconstruirse un pueblo destruido por la DANA
![Luís Ignacio Soriano con su arco ante el puente que logró franquear con la cuerda atada a la flecha](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/12/06/DSC_0043-R6usO7CaabozYN9nlm8PQ4O-1200x840@diario_abc.jpg)
Visualice la escena: un amplio y profundo cañón imposible de franquear. A un lado, un arquero y una flecha con una cuerda atada. Al otro, unas personas necesitadas de ayuda. La flecha sale disparada y arrastra la cuerda, que consigue atravesar el desfiladero, conectar las ... dos alejadas riberas y salvar la situación. Suena épico. «Lo hemos visto mil veces, pero eso sólo funciona en las películas. En realidad, es mucho más complejo». Quien nos lo cuenta es Luis Ignacio Soriano, el arquero amateur que consiguió unir las dos partes del río Magro en una zona destrozada por la riada y devolver el agua a más de mil domicilios de siete pedanías de Requena (Valencia).
«Cuando me llamaron el sábado [2 de noviembre] por la tarde, pensé que me estaban tomando el pelo», nos explica. Quien estaba al otro lado era un amigo suyo, policía municipal en Requena, y le proponía que fuera con su arco hasta el camino de El Pontón a San Antonio, a la altura de lo que antes era un puente sobre el río Magro, totalmente arrasado cuatro días antes por la fuerza del agua. Con el puente, la crecida se llevó también las instalaciones de servicio que discurrían por él, por lo que desde el martes por la tarde siete aldeas del municipio de Requena se encontraban sin agua corriente.
«En las películas queda muy bien eso de lanzar una flecha con una cuerda atada, pero en realidad es muy complejo, porque la fuerza del proyectil se contrarresta con la que hace la cuerda, y lo normal es que acabe lejos del objetivo», explica el arquero. «Nunca había lanzado una flecha con una cuerda, pero cuando después de otra llamada de Andrea Pons -la encargada de la empresa- comprendí que no era ninguna broma, me ofrecí enseguida a intentarlo», añade.
En realidad, la llamada a Luis Ignacio era ya un recurso desesperado. «Llevábamos cuatro días restableciendo el servicio de agua en la zona, pero aquel lugar se nos resistía», explica a ABC Javier Olmos, director de Aqlara, la empresa concesionaria de la gestión del agua corriente en Requena. La fuerza del agua no sólo se había llevado el puente que une las dos partes del río, sino que había erosionado ambas riberas y arrancado toda la vegetación, por lo que la brecha superaba los cincuenta metros, con más de una veintena de profundidad. Además, todavía llevaba mucho caudal, por lo que hacía imposible bajar cualquier tipo de máquina y era muy peligroso poder atravesarlo a nado.
Aparentemente, no había forma de superar la grieta. Habían pedido ayuda a la UME para que pasara una cuerda que permitiera después arrastrar la tubería con el agua, pero la unidad militar estaba centrada en Utiel, a unos 10 km, y no podía desplazarse. Pensaron después en la posibilidad de una grúa con un gran brazo articulado, pero no estaba disponible ninguna de esas dimensiones y, además, la angosta carretera vecinal tampoco facilitaba su paso. La tercera opción, un grupo de escalada de la zona, también había descartado su intervención, dada la complejidad.
«Una idea muy artesanal»
«Fue ahí donde el policía municipal nos dio la idea de su amigo el arquero. Le llamamos y se ofreció altruistamente a intentarlo», explica el director de Aqlara. «Era una idea muy artesanal, nada moderna, pero pensamos que había que intentarlo porque era necesario restablecer con rapidez el suministro de agua», añade.
«Me llamaron el sábado ya tarde y querían que fuera en ese mismo momento, pero era imposible. Sin luz, todo se complicaba más», explica el arquero a este diario. Así que el domingo, a primera hora de la mañana, ya estaba allí. «Ojalá hubiera sentido la épica deAntonio Rebollo en la inauguración de las Olimpiadas de Barcelona, pero en realidad lo que estaba era muy nervioso. Allí había más de treinta personas cuyo trabajo dependía de que yo lo hiciera bien», señala Luis Ignacio.
![Imagen principal - En la foto superior, el estado en que quedó el puente tras la crecida del rio Magro. Debajo, la tubería con el suministro de agua que se puedo instalar gracias a la flecha. Debajo, Luis Ignacio Soriano, con su arco, después de realizar el tercer lanzamiento, con el que consiguió cruzar la brecha](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/12/06/arquero2-U22437308274wht-758x470@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - En la foto superior, el estado en que quedó el puente tras la crecida del rio Magro. Debajo, la tubería con el suministro de agua que se puedo instalar gracias a la flecha. Debajo, Luis Ignacio Soriano, con su arco, después de realizar el tercer lanzamiento, con el que consiguió cruzar la brecha](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/12/06/Tuberiatendida-U58081142888pSp-464x329@diario_abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - En la foto superior, el estado en que quedó el puente tras la crecida del rio Magro. Debajo, la tubería con el suministro de agua que se puedo instalar gracias a la flecha. Debajo, Luis Ignacio Soriano, con su arco, después de realizar el tercer lanzamiento, con el que consiguió cruzar la brecha](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sociedad/2024/12/06/20241201_103408-U42747536662qIQ-278x329@diario_abc.jpg)
Consciente de las dificultades, el arquero preparó a conciencia el disparo. Usó flechas de caza con punta de entrenamiento. «Eso me permitió desenroscar la punta y fijar la cuerda no sólo al inicio de la flecha, sino por todo el astil, hasta unos dos dedos del culatín», detalla. «El objetivo era que la fuerza de la cuerda se canalizara por el astil y no volteara la punta, de forma que la flecha saliera lo más recta posible», concreta.
Aun así, el primer intento fracasó. «Pusimos a un chico con bastante cuerda en las manos para que la soltara a la vez del disparo y tuviera que hacer menos fuerza, pero se lio la cuerda y cayó al río», nos narra. Pudieron recuperar el proyectil y volverlo a intentar, esta vez con la cuerda desenrollada posada sobre la orilla. Pero había poca y tampoco alcanzó la otra ribera. Ahora, la flecha se atascó en unos arbustos y hubo que cortar la cuerda.
A la tercera fue la vencida. Esta vez, con suficiente cuerda desenrollada, la flecha consiguió alcanzar el otro lado de la enorme grieta, con los aplausos de todos los operarios que esperaban ese momento para restablecer el suministro. Con la cuerda consiguieron arrastrar una guía, un cable de acero, y con este, gracias a la maquinaria que ya estaba preparada, la gruesa tubería que consiguió llevar el agua hasta las siete aldeas del norte de Requena.
Humilde, el arquero le quita hierro a su hazaña. «Quienes hicieron la faena de verdad fueron los operarios. Gracias a su trabajo, esa tarde ya teníamos agua», nos explica. Luis Ignacio se inició en el tiro con arco hace casi veinte años. «Unos cuantos aficionados creamos un grupo en Requena y todas las semanas quedábamos para tirar. Fuimos totalmente autodidactas, aprendimos con libros y con vídeos», recuerda.
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Luego nació su hija, su tiempo libre quedó reducido al máximo y dejó de entrenar. «Ahora estoy pensando en retomarlo. La niña me ve con el arco y dice que quiere aprender, así que igual comenzamos a tirar juntos», explica entre risas. Si es así, quizá solo haya que esperar un poco para que padre e hija se atrevan a repetir, esta vez juntos, «ese lanzamiento que sólo funciona en las películas».
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