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La Madeja: la corrupción endémica en Sevilla

Los casos de Huévar, Bormujos, Valencina y Estepa demuestran que el socialismo hegemónico ha naturalizado el caciquismo

El presidente de la Diputación con dos de los investigados en la trama del reciclaje ABC
Alberto García Reyes

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Los últimos escándalos políticos de Sevilla que hemos venido contando en ABC permiten trazar una teoría sobre el caciquismo provinciano que resulta desgarradora. En Huévar hacían listas para comprar votos a cambio de un trabajo como barrendero; en Bormujos se organizó ... una paella en pleno confinamiento, se ocultó el procesamiento del alcalde para poder presentarlo a las elecciones, se enganchó la luz de la sede de la Policía Local a una farola, se contrató un mago para controlar el Covid en los colegios ...; en Estepa se escondía la basura sin reciclar en un hoyo mientras los jefes del cotarro desviaban dinero a su propia empresa a través de un «grupo criminal» del que formaban parte dos alcaldes; en Valencina se «compró» el voto de una tránsfuga para obtener el poder a cambio de un puesto en el gobierno municipal con sueldo... Todos los casos tienen una cosa en común: los alcaldes hacen lo que les da la gana sin que nadie les tosa . Sevilla ha sido siempre el gran semillero de votos del PSOE en España. Pero esta hegemonía socialista se ha ido viciando con los años porque la falta de oposición acaba convirtiendo a los políticos en señores feudales. Y esto ha provocado que en muchos pueblos los vecinos miren a sus alcaldes como antes veían a los caciques. Han perdido la noción democrática y en lugar de tratarlos como servidores suyos que son, se someten a ellos como si fueran sus amos. Los alcaldes lo deciden todo. Si no les caes bien, sufrirás. Si eres de los suyos, prosperarás . Esta amarga realidad se da en muchos pueblos de la provincia en los que se cumple la archiconocida letra de la toná: «Desgraciaíto el que come / el pan de manita ajena, / siempre mirando a la cara / si la pone mala o güena». Los casos de Huévar, Bormujos, Valencina y Estepa siguen claramente este patrón.

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