«Las Hermanas de la Cruz se mantuvieron fieles a sus reglas 150 años y se negaron a «modernizar» sus hábitos»

-¿Qué destacaría de su libro?

-Que está contada su vida con un lenguaje sencillo y que se incluye la Beatificación y la Canonización. Todo lo que me contaron mis padres de ella lo vi luego reflejado en el proceso diocesano.

-Después de 150 años, las Hermanas de la Cruz siguen siendo muy queridas y apreciadas en Sevilla. Su prestigio permanece intacto.

-Sí. En la pandemia siguieron dando comida a los pobres y al final acabaron contagiándose. Ellas siguen haciendo lo mismo que hace ciento cincuenta años.

-En un mundo en el que cambia todo casi cada día.

-Sí. En un mundo tan cambiante ellas no han cambiado nada y Santa María de la Purísima, cuando dirigió la Compañía, mantuvo la fidelidad de la compañía a las Reglas y a Santa Ángela. Tampoco quiso cambiar los hábitos, como algunos les indicaban para «modernizarlas». Se negaron porque ellas siempre han defendido todo lo que instituyó Sor Ángela. Las Hermanas de la Cruz son verdad y la gente en Sevilla, y en todos los pueblos y ciudades que están lo ve y las quiere.

-En la capilla siempre hay gente rezando.

-O dejando papelitos con peticiones de salud, o solicitando en portería el aceite de Sor Ángela para las personas enfermas. Sí, allí hay gente a todas horas, cualquier día que vayas. Gente de todas las edades, lo mismo sevillanos que gente de fuera que visita Sevilla. Pero es que esa capillita es muy querida en Sevilla y rebosa santidad. Contiene el cuerpo incorrupto de Sor Ángela, los restos de Madre Purísima, dos santas, y muy pronto a un beato, el Padre José Torres Padilla. Creo yo que va a ser el lugar más santo de toda Sevilla.