Episodios locales
El encierro de San Serapio
Jornaleros de CC. OO. sin trabajo protagonizaron hace cuarenta años un encierro en la Catedral de Sevilla en protesta por la reforma del empleo comunitario y el desempleo en el campo andaluz
![Carlos Amigo Vallejo y el secretario de Comisiones Obreras, Marcelino Camacho, en un encuentro que mantuvieron en el Palacio Arzobispal. El líder sindical agradecía al prelado «la hospitalidad y la tolerancia» demostrada por la iglesia durante un encierro que mantuvieron los trabajadores del campo en la Catedral de Sevilla](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/01/24/vida-carlos-amigo-vallejo(29)_xoptimizadax-RStRd7UEH91hDrptz55pfqN-1200x840@abc.jpg)
eN realidad, 'El encierro de San Serapio' nunca existió más que sobre las tablas de los teatros donde se representó aquella obra teatral nacida de la fecunda e iconoclasta inspiración del periodista Manuel Barrios a mediados de los 80. Pero como el arte siempre emula ... a la vida, la comedia bebía en la fuente de las protestas de parados en templos de toda Andalucía que tuvieron su principal hito en el encierro que protagonizaron militantes de Comisiones Obreras en la Catedral de Sevilla hace justo cuarenta años.
El lunes 23 de enero de 1984, un centenar de braceros afiliados a Comisiones se encerraron en la Capilla Real en señal de protesta por la detención de dieciséis peones agrícolas tras una algarada en Lora del Río.
Liderados por el entonces secretario provincial de CC.OO., el que más tarde sería primer teniente de alcalde de Sevilla, Antonio Rodrigo Torrijos, los trabajadores del campo se trasladaron al día siguiente a una de las naves catedralicias donde tiraron colchones mientras ocupaban los tiempos muertos de la protesta discutiendo en asamblea, charlando o jugando al ajedrez.
A la altura de los ochenta, el campo andaluz era un hervidero donde bullía la conflictividad por la «cuestión agraria» que la Segunda República no había sabido resolver y que el franquismo atajó con mano dura y paternalismo. Pero con la restauración democrática y la llegada al poder del PSOE en Madrid y Sevilla, el lacerante problema del desempleo agrícola volvió al primer plano.
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La Junta de Andalucía trataba de sacar adelante una Ley de Reforma Agraria que desbordaba aquella norma de la UCD que permitía expropiar fincas «manifiestamente mejorables». Mientras tanto, los jornaleros sin tierra protestaban por las exigencias para acceder al subsidio agrario que vendría a sustituir al empleo comunitario. No hace ni cuatro décadas de aquello, ahora tan lejano.
Mientras, menudeaban las ocupaciones de fincas por toda Andalucía a cargo, en muchos casos, del SOC de Sánchez Gordillo y Cañamero: en Morón, Las Salinas de Puerto Serrano; en Paradas, Montepalacio; en Cádiz, Las Matas de Villamartín; en la onubense Paterna del Campo, Almazarrón. La relación, por supuesto, no es exhaustiva sino una breve panorámica de aquella semana de 1984.
Camacho y Amigo: el secretario de Comisiones vino para poner fin a la protesta y agradecer al arzobispo su «hospitalidad»
Pronto, se extendió como un reguero de pólvora la ocupación de templos para llamar la atención sobre los problemas del agro andaluz y, más concretamente, de los braceros que trabajaban a jornal. Mientras cinco de los encerrados en la Catedral hispalense iniciaban una huelga de hambre, las ocupaciones de iglesias se extendían a Jerez, Trebujena, Fuente Palmera, Alcalá del Valle, Almodóvar del Río, La Algaba o Écija.
Aquel encierro de la Catedral de Sevilla acabó el 10 de febrero tras la visita del entonces secretario general de Comisiones Obreras, Marcelino Camacho, a la Catedral y al Palacio Arzobispal, donde se entrevistó con monseñor Amigo Vallejo, al que agradeció «la hospitalidad y tolerancia demostradas por la Iglesia durante todo el tiempo que ha durado el encierro». Ahí acabó aquel episodio.
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