Los cien años de la Expo del 29: una oportunidad para el entendimiento y de revisitar el urbanismo de Sevilla
Es la gran efemérides que debe afrontar la ciudad en los próximos años y para cuya conmemoración se ha creado la llamada Comisión Sevilla 2029
El centenario de la revolución poética de la Generación del 27
Cinco siglos de la boda imperial de Carlos V en los Reales Alcázares de Sevilla
Un trienio repleto de conmemoraciones para la imagen de Sevilla
![Inauguración de la Exposición Iberoamericana de 1929 en Sevilla](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/08/11/inauguracion-expo29-sevilla-RLTTGtMNlu7pzyXxekW3yrM-1200x840@diario_abc.jpg)
El centenario de la Exposición Iberoamericana de 1929 es quizá la efemérides más destacada que tiene por delante la ciudad en el próximo lustro, pero no debe orillarse en el impacto negativo que tuvo para la ciudad: paro y deuda municipal. El Ayuntamiento ha ... creado la Comisión Sevilla 2029, que tuvo su primera reunión en el Real Alcázar a finales del pasado mes de julio, para trabajar en la conmemoración de este centenario
¿Quién pagará ahora los fastos conmemorativos? La comisaria de los actos, Amparo Graciani, ha hablado de «alianzas» en busca de patrocinios de instituciones y empresas. El programa de actos se puede hacer todo lo ambicioso que se quiera, otra cosa será después sufragarlo. Por ejemplo, ligados a la conmemoración de la Exposición Iberoamericana de 1929, hay un buen puñado de construcciones, edificios y ordenaciones urbanísticas que se acercan al centenario en este lustro. La plaza de América, el Casino de la Exposición o el edificio de Telefónica de la Plaza Nueva cumplen sus primeros cien años en 2026; la Avenida tal como la conocemos, como eje principal del conjunto monumental, lo hará en 2027; y en 2028 soplará las velas el edificio del Banco de España.
Sería buena ocasión para revisitar el urbanismo de aquellos años y cómo la configuración de la ciudad actual hunde sus raíces en esas fechas. Pero no sólo merece la pena fijarse en la ordenación espacial de Sevilla. Antes que eso, conviene delimitar muy seriamente qué estamos dispuestos a celebrar con el centenario de la Exposición Iberoamericana.
Las relaciones entre España y las repúblicas hermanas de América han superado la fase del empalagoso concepto de la Madre Patria y la Raza que puso en circulación el presidente argentino Irigoyen (se conserva una placa en su memoria en el pabellón del paseo de la Palmera) y deberían caminar por una senda de cooperación y reciprocidad al margen de los vaivenes políticos y las circunstancias de cada gobierno.
Sevilla, en el centenario de su exposición, puede contribuir a este nuevo entendimiento que supere los desencuentros del pasado reciente y los que motivaron la revuelta de las elites criollas contra los peninsulares que está en el origen de la emancipación americana.
Paro y deuda en 1930
Al mismo tiempo, la conmemoración de la Exposición Iberoamericana no puede pasar por alto el impacto negativo que supuso para la ciudad. El origen de la agitación social de los convulsos años 30 en Sevilla hay que buscarlo en el paro y la crisis económica que supuso el fin de las obras públicas que se hicieron necesarias en la década anterior y que atrajo por millares a obreros y peones sin cualificar abocados al paro a la conclusión de los trabajos.
El propio Ayuntamiento de Sevilla se declaró en bancarrota y el Estado tuvo que acudir en su rescate en 1934. No se acabaron ahí las penurias económicas derivadas del pasivo de 56 millones de pesetas que se adeudaban del empréstito contraído para pagar las obras y cuya última anualidad abonó Luis Uruñuela como alcalde en 1979, justo medio siglo después de la exposición. En 1947, el Estado se hizo con la Plaza de España en una permuta que aliviara la situación del municipio, al borde del 'default' gran parte del siglo XX.
¿Qué se quiere celebrar entonces? Sin duda, la Sevilla que vemos es hija de la Exposición Iberoamericana, que legó a la ciudad un emblema tan reconocible como la Plaza de España y los pabellones de los países participantes, pero, sobre todo, cuajó en el imaginario colectivo una identidad arquitectónica y artística propia en torno al regionalismo, con Aníbal González como máximo exponente de esa revolución estética.
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