Salud
Las «chicas del cable» del Virgen del Rocío logran su octavo riñón tras tres meses de espera y preparan ya su viaje al Caribe
Chelo, la única que faltaba por recibirlo del grupo, se recupera del trasplante que recibió hace dos días en el hospital sevillano
«Mi novio me donó uno de sus riñones cuando yo tenía 22 años»
Las enfermeras de «las chicas del cable» del Virgen del Rocío: «Nunca hemos tenido unas pacientes menos egoístas»
Escoltadas a izquierda y derecha por las dos enfermeras que las cuidaron, atendieron y pusieron en contacto (Laura González y Marisa Vera), las chicas del cable del Virgen del Rocío: Sofía, Pilar, Elena, Chelo, Estefanía, Verónica, Rocío y Trini
Verónica, Rocío, Pilar, Trini, Estefanía, Elena, Sofía y Chelo son ocho sevillanas unidas por una grave enfermedad renal que les obligó a llevar durante años un catéter de goma en su vientre a través del cual se tenían que conectar casi cada noche a una máquina de diálisis. Cuando se conocieron, hicieron la promesa de que cuando todas recibieran un trasplante y se quitaran el «cable» de la barriga (de ahí el nombre con el que se autodenominaron y con el que abrieron su cuenta de Instagram) harían un viaje al Caribe para celebrarlo. ABC publicó el pasado 11 de marzo un amplio reportaje sobre su historia (recogida días después por Canal Sur, Telecinco y Antena3, entre otros medios) cuando seis de las ocho ya lo habían conseguido gracias a la generosidad de seis donantes. Han pasado poco más de tres meses desde entonces y las dos del grupo que esperaban un riñón (Sofía y Chelo) ya lo tienen. La última en recibirlo, Chelo, la más veterana del grupo, fue trasplantada el pasado sábado y se recupera de la operación en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, en cuya unidad de diálisis se conocieron. Pronto empezarán a preparar el viaje con el que soñaron cuando estaban encadenadas a diario a una máquina de diálisis, lo que ha limitado sus vidas, su libertad de desplazamientos, lo que comen, lo que beben y lo que duermen.
«Estamos todas muy felices porque ya estamos las ocho al completo. Chelo, la última de nosotras en recibir un riñón, entró a las 7 del sábado en el quirófano, y todo ha ido muy bien. Ya han subido a la planta desde la UCI y ya nos contesta por teléfono», cuenta Verónica Luque, una de las promotoras del grupo de «las chicas del cable» que recibió un primer riñón de su novio, cuando sólo tenía 22 años, y que una década y media después recibió un segundo órgano de un donante fallecido. «Estamos muy contentas y agradecidas a esas personas maravillosas que nos dieron sus órganos y a todos sus familiares. Les debemos la vida», dice emocionada.
Desde que se declaró su enfermedad, siendo casi todas muy jóvenes, se tuvieron que olvidar de lo que es tomarse una cerveza o una copa de vino en un bar. Por su enfermedad algunas sólo podían beber dos vasos de agua en todo el día, incluso en verano, para no colapsar a sus maltrechos riñones. «Pasamos mucha sed», recuerdan. Gracias a la generosidad de ocho donantes (de ellos y de sus familiares), todo eso es ya historia, pueden comer casi de todo y dormir tranquilamente sin tener que estar conectadas una máquina.
De Alcer- Sevilla (Asociación para la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón) partió la idea inicial que desembocaría en la creación de este grupo, gracias a la iniciativa de Laura González y Marisa Vera, enfermeras de la consulta de Diálisis Peritoneal del Virgen del Rocío. «Alcer tenía un proyecto de «mentoring» para crear la figura del paciente mentor con conocimientos y experiencia que podría ayudar a otros pacientes con su misma enfermedad. Nosotras captamos en la consulta a pacientes que por su trayectoria podían ser mentores y a nuevos pacientes que podían beneficiarse de su experiencia. A raíz de aquello surgió hacer algo más íntimo y hacer un grupo más personal con pacientes cuyas edades y tribulaciones eran similares», cuenta Laura.
Todas hacían diálisis domiciliaria nocturna y todas iban con frecuencia a la consulta para revisar su estado de salud. «Cada vez que venían o estaban solas o nunca coincidían con pacientes jóvenes y se nos ocurrió ponerlas en contacto. Se vieron en consulta, en una cita a ciegas, y luego les hicimos una reserva en el restaurante»·, cuenta Marisa. Inicialmente formaron el grupo Sofía (joyera); Rocío (mánager en una empresa de cosmética); Trini (administrativa nacida en Ayamonte pero afincada en Sevilla), Elena (contable), Pilar (economista) y Verónica (escaparatista y visual merchandising). Más tarde, se incorporaron Estefanía (psicóloga y psicoterapeuta) y Chelo (empresaria), la última en recibir su riñón el pasado fin de semana y que tuvo que superar con anterioridad un cáncer.
La diálisis era la condena que todas sufrían pero les permitía seguir vivas. «En la consulta cada una me decía que ella podía aguantar más y que era mejor que el riñón llegara a otra de sus compañeras que supuestamente lo necesitaba más»
Laura Díaz
Enfermera de Nefrología del Virgen del Rocío
La diálisis era la condena que todas sufrían, gracias a la cual, no obstante, seguían vivas. Todas necesitaban un riñón para recuperar una vida normal y plena. «Aunque todas querían ese órgano, no he visto a pacientes menos egoístas en mi vida. En la consulta cada una me decía que ella podía aguantar más y que era mejor que el riñón llegara a otra de sus compañeras que supuestamente lo necesitaba más«, recuerda Marisa.
El primer riñón que llegó al grupo de «las chicas del cable» le tocó a Rocío. Lo recibió el 22 de mayo de 2022 después de cinco «avisos», es decir, cinco intentos que no cuajaron por diferentes motivos. A la sexta fue la vencida, cuando esta directiva llevaba ya dos años en diálisis. Estefanía fue su reserva, por si a ella no le valía ese riñón o sus análisis arrojaban algo que impidiera el trasplante, tener Covid, por ejemplo. La última, el pasado sábado, fue Chelo. Y ya las ocho preparan el viaje al Caribe que se prometieron cuando todo esto parecía un sueño lejano. Un sueño que se ha hecho realidad.
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