día mundial del riñón
«Mi novio me donó uno de sus riñones cuando yo tenía 22 años y me devolvió la vida»
Verónica Luque, una de las «chicas del cable» del Virgen del Rocío, sufrió una insuficiencia renal con 19 años que le condenaba a estar atada a una máquina de diálisis de por vida. Gracias a la generosidad de Fernando, del que se separó dos meses después del trasplante, recuperó su vida. «Sufrí mucho con la ruptura pero para mí es como un hermano y le estaré eternamente agradecida»
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Las enfermeras de las chicas del cable: «Nunca hemos visto a unas pacientes menos egoístas. Decían que el riñón lo necesitaba más otra»
![Verónica Luque junto a las demás «chicas del cable» en el jardín de la casa de ABC de Sevilla](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/03/07/veronica-chica-cable-RUvxLALfyknxl3vRDVEcXuL-1200x840@diario_abc.jpg)
La escaparatista y decoradora Verónica Luque es sevillana y tiene 37 años. Con sólo 19 empezó a sufrir infecciones de orina y a sentirse alicaída y sin fuerza, y fue a hacerse unos análisis a su centro de salud pensando que tenía anemia. Sus ... resultados no fueron buenos y tras una visita urgente al urólogo y otra batería de pruebas, su teléfono sonó un viernes, una llamada que nunca olvidará. La citaron para esa misma tarde en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla y allí le dijeron que un riñón le había dejado de funcionar y que necesitaría un tratamiento de choque para poder sobrevivir. «Fueron momentos duros porque la vida me cambió de la noche a la mañana. Esa mañana estaba haciendo la maleta para irme el fin de semana a la playa con Fernando, mi novio. De repente la vida que tenía desapareció y vino otra muy diferente con una dieta estricta, nada de alcohol y poca agua, y problemas para hacer deporte o viajar«. Verónica estuvo tres años en tratamiento hasta que su dolencia se agravó y entró en lista de espera de un trasplante. Un riñón era la única solución a su enfermedad y a la diálisis, pero no llegaba un órgano compatible y fue su novio, tras asistir a una conferencia sobre la donación en vivo, quien se ofreció a regalarle uno de los suyos. Los resultados de los análisis fueron positivos y se pudo hacer el trasplante.
Una donación en vivo no es algo frecuente y aún lo era menos entonces. Hasta 2006 no se había realizado ninguna en el hospital sevillano y ésa fue la primera entre personas sin ningún parentesco. Ese acto de amor y de extraordinaria generosidad se lo explicaba Fernando al entonces coordinador de trasplantes del Virgen del Rocío, el doctor José Pérez Bernal, de esta manera. «Como bombero que soy, me tiro a un barranco por alguien que no conozco, o me meto en una casa en llamas para intentar salvar la vida de alguien del que no sé nada ¿Cómo no le voy a dar uno de mis dos riñones a la mujer que quiero?«.
Así, tras una operación siempre compleja como un trasplante en la que participaron una veintena de profesionales sanitarios, el riñón de Fernando pasó a ser el de Verónica. Por circunstancias de la vida, la relación sentimental se acabaría rompiendo dos meses después, algo que no ha impedido que sigan siendo amigos y queriéndose, como dice Verónica, aunque de otra manera. Y ella le sigue agradeciendo su acto de amor «incondicional» de cederle un órgano de su cuerpo para que ella pudiera tener una calidad de vida que en caso contrario no habría tenido. «Desde que me dijeron lo que tenía, Fernando estuvo cuidándome, comiendo y bebiendo lo mismo que yo y durmiendo lo mismo o menos que yo. Así pasamos tres años y luego me donó al riñón. A los dos meses del trasplante me abandonó, después de seis años juntos. Entonces éramos muy jóvenes y sufrimos mucha presión a causa de mi enfermedad. La ruptura me dolió mucho, muchísimo, pero no había más remedio que seguir adelante«, recuerda Verónica con la perspectiva del tiempo transcurrido.
![La enfermera Marisa Vera, Sofía, Pilar, Elena, Chelo, Estefanía, Verónica, Rocío, Trini y la enfermera Laura González](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/sevilla/2024/03/08/chicas-cable-enfermeras-U03288601613UZk-760x427@diario_abc.jpg)
Verónica es una de las «chicas de cable» del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Chelo, Sofía, Rocío, Pilar, Trini, Estefanía, Elena y ella son ocho sevillanas (o residentes en Sevilla) que comparten un foro de whatsapp con ese nombre. Se autodenominan así porque son pacientes de ese centro sanitario sevillano que tuvieron en común un «cable» de goma adherido a su vientre a a través de la cual se hacían la diálisis peritoneal mientras esperaban un trasplante de riñón. Las ocho han tenido una insuficiencia renal (dos aún la tienen) que ha limitado sus vidas, sus viajes, lo que comen, lo que beben y lo que duermen. Y las ocho se han ayudado y apoyado mucho las unas en las otras porque todas han ido pasando por las distintas etapas de la enfermedad, desde la primera a la última. La estación de llegada de su viaje siempre es la misma: un trasplante. Y para que todo acabe felizmente, como ha sido el caso de Verónica, Rocío, Pilar, Trini, Estefanía y Elena (Chelo y Sofía aún esperan un riñón), alguien debe donar uno de sus órganos, ya sea en vida o tras su muerte, a través de un testamento vital o de la autorización de sus familiares.
Cuando Verónica cuenta su historia, el increíble acto de generosidad de Fernando y la posterior ruptura de la pareja, ella con 22 años y él con 23, sus siete compañeras le dicen a coro: «Pero él te dio su riñón y eso es amor incondicional«. Verónica dice que sí con la cabeza: »Yo lo quiero como a un hermano y eso será siempre así«.
El riñón de Fernando le duró 17 años. El 26 de noviembre de 2022 recibió su segundo trasplante de un donante fallecido después de un año en lista de espera. Un extraordinario regalo (¡otro!), en este caso, de un desconocido. «¡Gracias!», gritan las seis pensando en todo lo que les han dado sus donantes. ¡Vida!
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