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Los dramas que las reporteras de «A las puertas del infierno» no pueden olvidar

Sonia López y Noemí Redondo demuestran lo difícil que es la vida para ciertos colectivos en varios lugares del mundo. Desde este jueves en #0

Sonia López con dos protagonistas del programa #0
Helena Cortés

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Aunque lo normal es que los adolescentes solo estén preocupados por estudiar y disfrutar su tiempo libre, para los jóvenes residentes en algunos de los barrios más conflictivos de Bogotá y Medellín esto es todo un lujo. Prácticamente esclavos de los «combos» o bandas, no es difícil encontrar a pequeños que con poco más de diez años ya han trabajado como sicarios. Hasta estos rincones marginales ha viajado «A las puertas del infierno» , un nueva serie de reportajes de #0 (mañana a las 22.00) en la que las periodistas Sonia López y Noemí Redondo demostrarán lo complicada que es la vida para muchos colectivos en otras partes del mundo.

« No creo que innovemos en nada, al final la información es la información siempre . Pero lo que hemos intentado es que esas historias lleguen, que te sorprendan, conmuevan y enseñen algo. El objetivo es ponernos en la situación de estas personas», explica la reportera Sonia López, curtida en programas como «Callejeros».

Viendo la primera entrega del documental, es difícil no revolverse en el sofá sacudido por el relato de una chica que ha perdido la cuenta de sus asesinatos o una pareja de amigas que no llegan a los 15 años y cada noche ofrecen su compañía sexual a los viandantes para sobrevivir. Afortunadamente, esta primera entrega también recoge el testimonio de chicos que dejaron atrás esa vida y adultos que les ayudan a buscar una alternativa. «Uno valora cuando está grabando hasta dónde debe llegar, porque a veces las historias son demasiado duras y quizás en casa no quieran verlas . Hay que emocionar para que el mensaje llegue, pero no cruzar esa línea de “Me voy porque no lo soporto más”. La emoción, entendida en un sentido amplio, no solo como la búsqueda de la lágrima, es básica para que el espectador no se quede con los datos fríos», reflexiona la presentadora, que la última vez que estuvo en el país fue grabando «Callejeros viajeros». «Imagínate el contraste», plantea.

En cada reportaje, que prepara durante semanas junto al equipo de redacción, pasa cerca de doce días sobre el terreno. «Intento no hacer entrevistas como tal, sino mantener una conversación , que su respuesta me lleve a una pregunta. Voy sin guión, con una información previa, y espero que lo que me cuenten me sorprenda a mí», subraya la periodista.

Lo difícil en estos reportajes, reconoce, no es tanto acceder a los testigos sino olvidarse de algunos testimonios cuando vuelves a casa. « Hay historias con las que te quedas y de las que te cuesta desprenderse . Si son adultos es más fácil, pero en este documental un niño se echó a llorar y cuando acabamos la secuencia me fui a dar un paseo con él y me pidió perdón, como si hubiera fastidiado algo. A veces cuesta más superar las cosas que no grabas. El testimonio de las niñas que se prostituían en la calle también me costó mucho olvidarlo. Me dolió el hecho de que se permita que estén así en la calle , buscándose la vida. Lo que hacemos es nuestra forma de poner nuestro granito de arena , y que la gente sepa lo que pasa», reconoce López.

En las próximas entregas, la reportera demostrará lo difícil que es ser mujer en México, homosexual en Rusia y comerciante en Nápoles . «Italia fue sorprendente, México conmovedor y Rusia extraño. Te cruzas con gente que piensa que compara la homosexualidad con la pedofilia o la zoofilia. Y te planteas, ¿qué les digo?», subraya. ¿Recorrer el mundo cámara en mano también tiene su lado malo? « Acabas machacado por las horas que haces y no tienes un momento para nada, pero cuando lo haces con gusto y vocación no te importa. Y a mí me encanta», concluye.

Su compañera Noemí Redondo descubrirá en 2018 la dura vida de los taxistas en Honduras, los habitantes de Detroit , los pobres de Perú y los activistas medioambientales en el Amazonas. La pena es que a veces no hace falta viajar tan lejos para descubrir dramas similares.

Los dramas que las reporteras de «A las puertas del infierno» no pueden olvidar

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