La ventana indiscreta
Broncano y el sexo
Brillante apuesta la de TVE de dirigirse a quien no ve la televisión para subir las audiencias
David Broncano rompe su silencio: «Mi programa se ha convertido en un asunto de Estado injustamente»
![David Broncano presenta en Vitoria 'La Revuelta'](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/play/2024/09/05/david-broncano-la-revuelta-kBmF-U603029977820suG-1200x840@diario_abc.jpg)
Están las piñas de Mercadona, que se ponen del revés porque en España somos muy de ligar de forma encriptada, y luego los macarrones con piña que se comería David Broncano. A la pizza, vale, pero ¿a la pasta? Ni Juan Roig (el chef ... de ABC) se atrevería a tanto.
Claro que nunca se sabe si Broncano habla en broma o en serio. En la presentación de 'La Revuelta' respondió a todo, incluso a María Eizaguirre, que se olvidó de ponerlo contra las cuerdas y lo acorraló contra «el acantilado». Si interroga una jefa, todo queda en casa, aunque la pregunta sea tan surrealista como si es o no de echar piña a la pasta... El presentador contestó con los ojos abiertos y la boca pequeña, como quien escucha las batallitas del abuelo, pero luego disparó rápido cuando le interpelaron por el sexo: «Todos los días al amanecer y al atardecer». Sexo fácil y olvidable, como lo que echan en la caja tonta.
Broncano habló tan rápido que pasó por encima, como jugando al despiste. Podía haber metido la cuña de Encofrados Encofrasa, su productora, o «Pedro Sánchez es el puto amo»; se le entendía lo mismo. Pablo Motos ganará en audiencias porque habla en cámara lenta pero él, que aspira al milagro de hacerle un lifting al espectador medio de la pública, lo hace como ven los jóvenes las series, a doble velocidad. Puede que como idea para derribar a 'El hormiguero' sea más bien una quijotada (o más bien una sanchada), pero como adalid para las nuevas generaciones, incapaces de prestar atención dos segundos pero absortas con los clips que se cuelgan a internet de sus chistes, Broncano no tenga rival. Brillante apuesta la de TVE de dirigirse a quien no ve la televisión para subir las audiencias.
Resume a la perfección el problema de ansiedad y distracción que sufren los jovencitos como Millie Bobby Brown. En vez de duplicar la marcha, se la salta. «No veo películas. La gente se me acerca y me dice: «Deberías ver esta película, te cambiaría la vida», y yo digo: «¿Cuánto tiempo tengo que estar ahí sentada?». Porque a mi cerebro y a mí ni siquiera nos gusta sentarnos para ver nuestras propias películas». Lo de concentrarse se le da regular, pero lo de hablar sin pensar, que es un mal casi tan endémico como ver sin mirar, se le da de fábula. La 'niña' de 'Stranger Things' era más de gofres que de piña pero, por lo que sea, esa escena nos la saltamos.
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