THIS IS THE GÜEY
Winona Ryder, el mito interrumpido por la fama
La actriz, icono de los noventa que resucitó 'Stranger Things', vuelve a uno de sus papeles míticos con 'Bitelchús, Bitelchús', de Tim Burton
Tim Burton: «Nunca le tuve miedo a los monstruos, es la gente a la que temo»
![Winona Ryder](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/play/2024/07/26/wino-U602889430857LBF-1200x840@diario_abc.jpg)
Díganlo una vez, dos, y a la tercera, un hechizo. Vale para Bitelchús, el repulsivo y carismático bioexorcista de Tim Burton que vivía en una maqueta, pero también para aquella niña flacucha y gótica que mencionaba su nombre, icono de una generación pero engullida ... por su propio mito. Hasta que la resucitó la nostalgia. Winona, Winona, Winona.
Rebobinemos. Érase una vez la historia de una niña que creció antes de tiempo, que nació en una ciudad con su mismo nombre, que vivió en una comuna hippy sin electricidad como si su época, por definición, estuviera siempre atrás, en el pasado. Y así fue el resto de su vida, congelada, a pesar de los años, en sus días de gloria; condenada a no envejecer, como si fuera un personaje animado o eso a lo que aspira, infructuosamente y a golpe de bisturí, Nicole Kidman. Winona Ryder, entre Clara Bow y una estrella triste del punk, tiene 52 años pero sigue pareciendo aquella adolescente frágil que conquistó a Johnny Depp e hizo que el Drácula de Gary Oldman cruzara océanos de tiempo para encontrarla.
Nunca fue un tópico de nada pero su historia es la típica de película. Como vivía sin electricidad, disfrutaba viendo películas de otra época con una sábana y un viejo proyector en un granero. Se aficionó a J.D. Salinger y, en su primera audición para la película 'Dessert Bloom', grabó un monólogo de 'Franny and Zooey'. No participó en esa película pero sí en la siguiente del director, la comedia romántica 'Lucas', su debut en 1986 con 13 años. A los 18 ya era conocida y terminó siendo de todo menos una niña. La conquista de un jardinero con tijeras en las manos, una adolescente encerrada en un hospital psiquiátrico, la hija de Meryl Streep en la adaptación de un Nobel colombiano, la mujer de Keanu Reeves, la novia de un asesino de estudiantes... Jo March. Tal era su éxito que incluso se permitió rechazar 'El padrino III' de Coppola por «puro agotamiento». «Trabajas constantemente, pero si quieres tomarte un respiro, te dicen: 'Si paras, date por terminada'. O 'ya ni eres parte de la conversación'. Es así de salvaje», contó la actriz en una entrevista para 'Harper's Bazaar', donde llegó a decir que su «vida era como 'Inocencia interrumpida'».
No terminó encerrada con Angelina Jolie pero sí en el ostracismo. Se puede hacer historia entrando por la puerta grande o intentando salir a hurtadillas. Winona Ryder lo fue todo en los noventa, pero pasó a ser la nada con el cambio de siglo tras ser pillada robando. La arrestaron en 2001 y, de repente, el mundo dejó de quererla. Lo decía Neruda: «Es tan corto el amor y tan largo el olvido...». Ella culpó a la fama: «Que hablen de ti, que te analicen... Darte cuenta de que alguien podría ponerte en pausa, rebobinarte. Eso era abrumador». Cumplió condena, pagó el precio, pero siempre se justificó en que, tras romperse un brazo, le prescribieron demasiados calmantes y se desorientó, y es cierto que se le revocó la licencia al doctor que la había sobremedicado. Pero desapareció, como la declaración de amor tatuada en un brazo de su ex Johnny Depp, que era en tinta Winona Forever y terminó siendo Wino Forever (vino para siempre). «Me encerré. Estaba en San Francisco, pero tampoco recibía ninguna oferta. Creo que fue una ruptura mutua», admitió.
Regreso al pasado
Todo final es otra forma de principio. Y Winona Ryder resucitó dos décadas después para volver a lo que fue antes. 'Stranger Things' hizo de condensador de fluzo en un gran homenaje al cine ochentero. En el centro, ella, mito de esa época a la que se le rinde culto en la ficción de Netflix. «Winona siempre tuvo la categoría de gran ingenua estadounidense. Ahora estamos listos para el segundo acto, porque ella siempre ha sido una actriz notable, siempre haciendo preguntas», reconoció David Simon, que la recuperó para la serie 'La conjura contra América'.
Ella se esfumó, pero no el espíritu de aquel Holden Caulfield al que leía en el granero. Como Campanilla, es la brújula de las jóvenes estrellas de 'Stranger Things'. Ayuda a que esos niños, ya adolescentes, no se pierdan, como hizo ella. «Quiero que entiendan que esto no es lo habitual. Siempre les digo: '¡El trabajo es la recompensa!', porque cuando tenía su edad me resultaba muy difícil gozar de los frutos de mi esfuerzo». Lo confirmaron los creadores de la serie, los hermanos Duffer: «Les cuenta a los chicos como es ser famosa (...) y la ansiedad y la confusión que conlleva la fama».
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